¿Por qué Arzalluz no se ríe nunca?

"Debe de ser muy duro -y de ahí el careto del señor Arzalluz-
que tu apellido suene tanto a chufla: Arsa, you..."

Cuando hace un par de semanas invité a Ardanza a que nos mandara a Andalucía todos los ertzainas que tuviera por conveniente, que los acogeríamos como policías de España y no de una nación extranjera, dije: "Yo convocaría un concurso nacional y regalaría un viaje al Caribe, con estancia en Cayo Coco para dos personas, para aquel que me dijera fehacientemente que ha visto una vez a Arzalluz riéndose, o por lo menos hablando como una persona normal, sin echar la bronca." No me imaginaba yo que la convocatoria iba a estar tan animada. Porque me escribe un español destinado en la República Dominicana, don Rafael López-Sáez, yerno del inolvidable Alberto Closas, y no tengo más remedio que darle el premio, y como vive allí al lado, como quien dice, de Cayo Coco, me va a salir baratisimo, con lo cual cumplo con los criterios de ahorro, que ahorrar por Maastricth.

"Aunque ahora vivo en el Caribe -me dice don Rafael-, no quiero dejar de candidatarme al premio Estancia en Cayo Coco, razón por la que te envío mi opinión del por qué nunca se ve a Arzalluz sonriendo. La razón es simple. Viene del propio apellido Arzalluz. Vamos a analizarlo, porque debe ser muy duro -y de ahí el careto del señor Arzalluz- que tu apellido suene tanto a chufla. La primera parte del apellido (Arza-) tiene unas claras connotaciones andaluzas. (arsa mi arma; arza niño...) y esto le debe de sentar muy mal a nuestro personaje. La segunda parte del apellido (-lluz) tiene connotaciones inglesas. Estoy convencido que viene del You inglés, pero también y para más inri del personaje, con matices andaluces: You, Llú, Lluz. La verdad es que el apellido Arzalluz me recuerda, evocando raíces andaluzas el apellido de un personaje de comic que se llamaba Iznogud, el Califa que quería ser Califa en lugar del Califa. (Iz no gud, is no good, no es bueno). El de Arzalluz, puede llevar un cierto paralelismo: Arza Lluz, Arsa You, Arsa Llú... Esto es, significa: no seas sieso. En un intento infructuoso de hacerle sonreír entre andaluces e ingleses, lamentablemente y con su curriculum, éste es un intento imposible. Esperando haber conseguido una candidatura al Premio Estancia en Cayo Coco, me despido de ti con un fuerte abrazo y mi agradecimiento por lo que Alfonso Ussía y a tú animasteis a mi mujer María Luisa Closas Martínez, contándonos anécdotas vuestras la noche de la entrega del premio Lumbreras a mi suegro, Alberto Closas."

Ya falta de otro candidato, como si hubiéramos hecho un pacto de entrada en la Real Academia, comuniqué en tiempo y forma al señor López-Sáez la concesión del premio. Y me aprestaba a sacarle un billete desde la República Dominicana a tan caribeño destino. Igualmente, mi Área de Recursos Horteras andaba bastante ocupada en la compra de un lote de productos acordes con el premio, consistente en: una bolsa riñonera de gala; una toalla de propaganda de Marlboro que le iba a sacar por la cara a Tito Hombravella; un tanga de lamé tipo Rappel; una funda de Loewe para el teléfono portátil, y un chandal modelo Urdangarín. Pero héte aquí que mi galardonado, interpretando fielmente los principios fundacionales del premio, nos ha dirigido la siguiente carta de renuncia, que a la par que le honra nos va a ahorrar de momento un dinero muy curioso:

"Querido Antonio: Ante todo, agradezco que el Premio Estancia en Cayo Coco haya recaído en mi persona, pero, con el propósito de conseguir que el Padre Arsa Yú sonría, renuncio al mismo y a cambio de mi renuncia propongo al Comité Organizador lo siguiente:

1.- Que el beneficiario del premio sea el propio Padre Arsa Yú.

y 2.- Que en vez de a Cayo Coco se le envíe a Cayo Levantado (este Cayo existe, no es cachondeo, en Samaná, República Dominicana) equipado con su correspondiente tanga de lamé y su bolsa riñonera. La funda de Loewe para el portátil no se la merece.

"Con ello -continúa la carta de renuncia, que honra a su remitente y le ahorra un dinero a su destinatario- pretendo que el propio nombre (Cayo Levantado) evoque en el Padre Arsa Yú recuerdos de su juventud y que con algo de ron y merengué, se le levante el "mangué". Creo que recuperar síntomas de juventud es lo único que puede lograr que el Padre Arsa Yú sonría. Para los demás, imaginárnoslo con su tanga de lamé, su bolsa riñonera, en el Cayo Levantado y con el "cayo" animado es una de las muchas cosas que harán que nos riamos.

En cuanto a la venia, la tiene usted, maestro para utilizar mis palabras en EPOCA, cuando lo considere oportuno. No está de más que los descriteriados se den cuenta que hay mucha gente con algo de criterio."

¿Conseguiremos que el Padre Arsa Yú acepte el premio Estancia en Cayo Levantado, Samaná, República Dominicana? ¿Sonreirá cuando lo llamen de la Mesa de Ajuria Enea a través del teléfono portátil con funda de Loewe? ¿Le sentará bien el tanga de lamé? ¿Parecerá el entrenador del Bilbao con el chandal urdangarinense? Y lo que queda, señor López-Sáez: ¿cómo podemos tomarnos en serio a un Arsa Yú siempre tan ceñudo, que parece que tiene en la barriga gatos por estrenar? Arsa pilili, Arsa You, no seas más sieso de lo que eres... *


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