Windows 98

Tratan de subir las ventas de los periódicos regalando
algo a lo que el español es tan reacio como
un libro de instrucciones

Siendo España una nación con tanta aversión por lo negro sobre blanco, donde se lee tan poco, donde es tan baja la lectura de periódicos que los bosques no corren ningún peligro a causa del consumo de papel, cada día admiro más a los jefes de márquetin de diarios y revistas. Han descubierto que como el español no lee, hay que animarlo al hombre, ofreciéndole gratis, por el precio de cubierta de la publicación, abalorios diversos, chucherías retractiladas, regalitos coleccionables, tapas para encuadernar, por ejemplo, las más bellas puestas de sol. Los jefes de márquetin de los periódicos no usan del que inventen ellos de Miguel de Unamuno, porque hay que ver las cosas que se les ocurren...

Ya van por las cuberterías de plata y por las arras de boda, después de haber regalado discos, libros, vídeos, álbumes de cromos, bikinis, botellitas de aceite de oliva virgen, tarros de bronceadores, frascos de colonia. El que esté libre del pecado común de la chamarilería del márquetin del quiosco, que tire la primera piedra del muro de Berlín, que también regaló Julián Lago a los lectores cuando dirigía una revista de la competencia. A mí me ha pasado que he ido a comprar el periódico un día de abril en Sevilla y el quiosquero me ha dado, con el diario, media botellita de manzanilla:

-¿Pero qué es esto, Dios mío de mi alma? Yo vengo a enterarme de lo que pasa en el mundo, no a emborracharme...

-Es que los señores de este periódico tienen mucho gusto en convidarle a usted a manzanilla, que por algo estamos en feria de abril... ¡ Que no decaiga!

-Que no decaigan las cifras de la OJD, sobre todo...

A los lectores catalanes les ha pasado lo mismo con una botella de cava cuando algún periódico ha celebrado algún aniversario, y me imagino que en Asturias habrán ya dado botellas de sidra, y en Galicia, de Ribeiro o de Albariño, así como de vino de Jumilla en la murciana tierra de mi hermano mayor de la Cofradía de la Columna y así sucesivamente. Pero si todos estos eran méritos más que suficientes para otorgar la Laureada al Mérito Comercial a los jefes de márquetin de los periódicos, ya han llegado al límite de lo imposible. Ahora tratan de subir las cifras de ventas de los periódicos regalando algo a lo que el español es tan reacio como un libro de instrucciones. Si en España se leen pocos libros, los libros de instrucciones es que no hay quien los lea. Compras la lavadora, la nevera, el teléfono móvil, el ordenador portátil, el abono a Vía Digital o lo que sea, y aunque el vendedor te suele entregar el Libro Gordo de Petete en forma de manual de instrucciones, tú te pones a darle a las teclas y archiperres de aquello hasta que consigues que funcione sin tener idea de para qué sirve cada tecla. Cuando compramos un coche, guardamos en la guantera el libro de instrucciones como quien mete un tesoro en la caja fuerte de un banco de Suiza, y no volvemos a acordarnos de él hasta que nos lo reclaman en la primera revisión de los diez mil kilómetros:

-¿El libro de instrucciones y el manual de mantenimiento? Búsquelos usted en la guantera, ahí tienen que estar...

El español desprecia el libro de instrucciones y va por el método de Santo Tomás, no cree en el invento que ha comprado hasta que comprueba con su dedito que si le da a la tecla del on se enciende, y si le pega al off, se apaga. Los electrodomésticos, la máquina de fotos para el niño, el vídeo de la primera comunión, se rompen, claro, porque como no leímos el libro de instrucciones, los usamos muy malamente. Y cuando se llevan a ese terror nacional que es el Servicio Técnico, el empleado nos dice:

-¿Pero no han visto en el libro de instrucciones que dos veces a esa tecla que le ha dado usted no se puede dar?

-Ah, yo no me he leído el libro de instrucciones.

Las promesas electorales son para no cumplirlas y los libros de instrucciones son para no leerlos. Si cumplimos el Libro de Instrucciones de la Ley de Dios que son los mandamientos, es porque los sabemos de memoria, no porque nos hayamos leído el libro de instrucciones. ¿Quién se ha leído el tan citado Libro de Instrucciones de la Democracia que es la Constitución? De ahí el enorme mérito de los comerciales de los diarios, que están entregando como coleccionable nada más y nada menos que un libro de instrucciones, cual el manual del Windows 98. Van a conseguir que el español se reconcilie con la letra chica de los libros de instrucciones. Que den por fascículos el libro de instrucciones del Windows 98 es tan meritorio como si aumentaran las ventas de los periódicos porque dieran por entregas el manual de instrucciones del Seat Toledo, el libro del asegurado de Sanitas, el contrato de uso de la Tarjeta Visa o la guía de teléfonos de la provincia de Pontevedra. Porque ante la creatividad de los jefes de márquetin de los periódicos, no desespero de que la próxima promoción sea la entrega en fascículos coleccionables de la guía de teléfonos de la provincia de Pontevedra. ya verá usted las tapas tan bonitas que van a darnos con el primer fascículo, para que la encuadernemos cuando tengamos la colección completa... *

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