Separatistas con acento en la o

"Nadie tiene co...nocimientos lingüisticos para llamar a las cosas por su nombre y referirse a los separatistas vascos o a los separatistas catalanes"

La capacidad de sorpresa ante las cosas de España se nos va embotando por culpa del lenguaje. Cada vez está más extendido el uso del lenguaje políticamente correcto, que no es otra cosa que el uso de la lengua para la obligatoria comunión general con ruedas de molino. El padre Jerónimo de Ripalda, en aquel "Catecismo" tan bien escrito que aprendían de memoria los españoles, decía que hay que comulgar por Pascua Florida. De haberse referido a las ruedas de molino, Ripalda hubiese dicho que siempre es Pascua Florida para comulgar con el lenguaje políticamente correcto.

El lenguaje de la corrección política lleva a absurdos tales como a considerar que una reunión de niñatos borrachos en la calle de una ciudad española, un viernes, a las tres de la mañana, pegando bocinazos con los coches, atronando el silencio con los altavoces de los reproductores de cintas grabadas y ensuciando todos los rincones con micciones y vomitonas no es una gamberrada, y si tal dice, es señal de que usted no está preparado para la vida moderna y no sabe utilizar adecuadamente un lenguaje políticamente correcto. Esa situación de cada viernes y cada sábado que les he descrito es un hecho cultural. Esa plaga ciudadana del sábado noche no es otra cosa que la Cultura de la Botellona. Aquí ya hay cultura de todo. Dentro de nada, defenderemos a los delincuentes en cuanto practican la cultura del atraco. ¿No era acaso una forma de delincuencia la Cultura del Pelotazo, y a los tribunales me remito con todas sus cuentas en Suiza, que siguen saliendo hasta nuestros días? A este paso, verán cómo hasta se justifica a los maridos burlados, diciendo que no son unos cabrones: pertenecen a la Cultura de los Cuernos. Las palabras redondas y definitorias no están de moda. En Sevilla hay un imitador de estrellas muy famoso, que hasta pone caseta en la feria de abril para presentar sus espectáculos y todo: La Esmeralda. A La Esmeralda le preguntaron en una entrevista por televisión si era gay, y, muy indignado, contestó:

-- Ah, no, mire usted: de gay, nada... Yo soy maricón con acento en la o...

Ya nadie es maricón con acento en la o. Los maricones, en el mejor de los casos, ponen acento esdrújulo a su libertad sexual y montan una Coordinadora de Gays y Lesbianas, que es lo políticamente correcto. En la campaña electoral en curso podemos observar las perversiones de este lenguaje de la corrección política. No sé si se han dado cuenta, pero en España ha dejado de haber separatistas. El separatismo no existe. De nada sirve que ambas voces vengan en el Diccionario de la Real Academia, esa institución que según el cobarde de Víctor García de la Concha, su director, no pone pega alguna a que en castellano se pracrique la imbecilidad de llamar Lleida a la ciudad de Lérida.

-- Le ha llamado usted cobarde al director de la Real Academia...

-- Es que no suelo practicar lo políticamente correcto, y a un señor que le tiene miedo a los catalanes le suelo llamar cobarde, como a Gregorio Salvador le llamo valiente por decir que lo de decir Lleida y Girona en castellano es una estupidez.

Según el DRAE, el separatismo es la "doctrina política que propugna la separación de algún territorio para alcanzar su independencia o anexionarse a otro país". Y separatista es el "partidario o defensor del separatismo". Debe referirse el DRAE a habitantes de otras galaxias, o por lo menos de otros países. Aquí se habla de los separatistas corsos, de los separatistas irlandeses, pero nadie tiene co...nocimientos lingüisticos para llamar a las cosas por su nombre y referirse a los separatistas vascos o a los separatistas catalanes. Hemos llegado a unas perversión de lenguaje tal, que a los separatistas, todo lo más, se les llama "los defensores del Pacto de Lizarra", toma del frasco, Pedro Carrasco.

Aquí se hartan de pedir la independentzia, y ridículamente la escriben además medio en vascuence y medio en castellano, pero no existe un solo separatista en la Comunidad Autónoma Vasca, que es como aquello se llama en castellano, del mismo modo que los asesinos de la ETA deben ser los etistas, que es el adjetivo castellano, y no etarras, que es el adjetivo vascuence, del mismo modo que los partidarios del Real Madrid son los madridistas y no los madritarras, y los que profesamos la gloriosa fe del Betis somos los béticos, y no los beticarras.

Lo que más gracia me hace es que todos caen en la trampa lingüística de los separatistas, en la bomba-lapa de las palabras. Hasta el propio Aznar habla del nacionalismo excluyente, cuando de nacionalistas, nada, separatista. Y en cuanto a excluyente, pues quieren excluir nada más ni nada menos que a España como nación.

Así que a ver si nos dejamos de cuentos políticamente correctos y empezamos a llamar a las cosas por su nombre. El señor Arzalluz es un separatista de mucho cuidado. Y lo que hace habitualmente el señor Pujol es separatismo.

Con acento en la o, que diría La Esmeralda.

 


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