¿Paliativos o eutanasia?

"Los llaman tratamientos paliativos porque palian la mala conciencia de quienes aplican este verdadero protocolo de la eutanasia"

Escribo bajo la impresión de la muerte de una amiga de casa, que tuvo la desdicha de ingresar en una de esas perfectas y científicas máquinas de deshumanización de la Medicina a las que llaman hospitales generales, donde casi todos, del director al último camillero, se sienten como indica el nombre del centro: generales. Generales con mando en plaza de soberbia. Creía que el único infalible era el Papa de Roma. A partir de ahora tengo que empezar a admitir que algunos médicos, por la soberbia con que persisten en sus errores, tienen que andarle así, así a Juan Pablo II...

A Pilar la operaron hace tres meses de un cáncer de estómago que siete mil millones de médicos, por cuyas consultas públicas y privadas peregrinó durante más de dos años, no le habían descubierto. Pilar había perdido quince kilos de peso y tenía vómitos.

-- Eso es un cáncer de estómago de libro...

Sí, pero como hay quien no se lee esos libros, o no los compara con el enfermo que tiene delante, a Pilar, cuando la intervinieron, ya era demasiado tarde. Antes se decía que no hay enfermedades, sino enfermos. Ahora hay que decir que no hay ni enfermedades, ni enfermos, sino analíticas. Los médicos no ven al enfermo. Miran unos análisis, unas radiografías, un TAC. Y ay, del enfermo que presente un aspecto que no se corresponda con la analítica. Le dirá el médico:

-- Usted no tiene nada, su analítica es completamente normal...

-- Pero este dolor de aquí no se me quita...

-- Pues que se vaya quitando, porque usted no tiene nada...

Y así, claro, al cabo de los meses da la cara lo que tenga que dar, como le ocurrió a Pilar. Y si es, según los libros, a destiempo, quiere ello decir que el enfermo no tendrá otra salida que la eutanasia. Muchas encíclicas contra la eutanasia y muchas condenas deontológicas, pero yo he vivido durante todo agosto una eutanasia encubierta: la de mi amiga Pilar.

Porque le dijeron los sabios doctores que no tenía otra solución que un tratamiento paliativo. Cuando oiga usted en un hospital hablar de cuidados paliativos, conviene que vaya cogiendo el diccionario de Gramática Parda Sanitaria, y busque paliativo: "Nombre que se da ahora en los hospitales a la eutanasia".

Pilar estaba que se moría a chorros, ¿y saben ustedes lo que le daban? Morfina. Sin más medicación ni alimentación, la pusieron medio adormilada y atontolinada cuando llegó rebosante de vida. Sedar le dicen a esto eufemísticamente. El personal de la planta entraba y comentaba a los jefes:

-- Esta enferma no se relaciona con el exterior...

¿ Cómo se iba a relacionar la pobrecita mía, si la tenían drogada? Y cuando por su fuerte constitución medio abría los ojos y decía que tenía hambre, o se quejaba, le enchufaban un bote de haloperidol.

-- ¿Haloperidol no es lo que dieron a aquellos inmigrantes para repatriarlos en avión sin que dieran guerra?

Eso mismo. Tenía infección, la clásica infección de las sondas quizá, pero no le pusieron un solo antibiótico. Tenía muy bajos los hematíes, y sólo cuando unas compañeras presentaron batalla poco menos que heroica ante los generales con mando en plaza sanitaria lograron que le pusieran una bolsa de sangre. A cada protesta de la familia antes esos MIR que el que menos parece el Doctor Marañón, escuchaban la misma respuesta:

-- Le estamos aplicando lo que dice el protocolo...

Los enfermos de los hospitales están bajo la dictadura del protocolo. Ni Hitler en la Alemania del III Reich mandaba tanto como el mágico protocolo en un hospital. El protocolo es la pauta de tratamiento ante una enfermedad. Y como nadie tiene agallas de llamar a las cosas por su nombre, todos se escudan en el protocolo. Por triste experiencia sé que un protocolo de cuidados paliativos debe de ser lo más parecido al manual de la perfecta eutanasia. Nada se escribe en la historia, todo se dice de palabra. Fue terrible cuando nos enteramos que la orden verbal, nunca escrita, para Pilar era:

-- Si tiene una parada cardiaca, que no traten de reanimarla.

A pesar del protocolo y de los cuidados paliativos, Pilar resistió con vida durante un mes de hospital. Estoy convencido de que murió de inanición, de no recibir alimentación parentenal porque no lo ponía el dichoso protocolo de los paliativos para quien los médicos deciden que era terminal.

Así que he sacado en conclusión que los llaman tratamientos paliativos porque palian la mala conciencia dentológica de quienes aplican este verdadero protocolo de la eutanasia obligatoria. Si es que tienen conciencia. Que tras la muerte de Pilar, lo dudo muy seriamente.

 


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