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Censura de Ventas y elogio de Vista Alegre

 

    "Me resisto a creer que toda la afición de Madrid sea como esos dictadores de un solo tendido que han impuesto su criterio totalitario y sangriento a la plaza entera"

Pasó lo que tópicamente llaman ciclo isidril, donde no sé si se dan siete mil u ocho mil corridas de toros, una cosa así. Alfonso Ussía ha denunciado en ÉPOCA, desde los adentros, lo que aquí un día y desde la solanera de la periferia llamé "la dictadura de los pañuelos verdes". Ha terminado San Isidro y probablemente esos dictadores hasta han emitido, con un tararí de clarines de cambio de tercio, el parte de la victoria, con la victoria final de los victorinos. Los de los pañuelos verdes han ganado. Lo vi al segundo día de retransmisión de corrida por Vía Digital (muy buena vuestras censuras al público, Fernández Román y Roberto Domínguez). Isabel mi mujer, que es la directora de mi Gabinete de Prensa y Opinión Pública, me apuntó:

-- ¿Has visto que este año protestan menos toros?

-- Hija, ¿de qué van ya a protestar? ¿Tú estás viendo esos pitacos y esa mole de carne?

Y en la plaza estaba el toro de Madrid, de casi seiscientos... mil kilos, con más cara que Pujol y Arzalluz juntos, con dos perchas de veleto que llegaban hasta las andanadas, Himalaya de agujas, con los pitones siempre por encima del palillo de la muleta del torero, mirándolo al pecho como Padre Apeles a Yola Berrocal... ¿De qué van ya a protestar los de los pañuelos verdes? Han ganado. No sólo en la plaza. Han ganado en la mentalidad de los rectores de la Fiesta. Año tras año protestando con sus pañuelos verdes en los tendidos a las 7 de la tarde, han terminado imponiendo su criterio a las 12 de la mañana, en el apartado y sorteo. Han impuesto su criterio en el reconocimiento y, antes, en las dehesas de Salamanca, en los cortijos de Andalucía. Cuando el veedor y los apoderados de los toreros van a apartar y embarcar una corrida para Madrid, no piensan ni en los diestros, ni en los veterinarios, ni en los delegados gubernativos, ni en los propios toros: piensan aterrorizados en los dictadores de los pañuelos verdes. El miedo que le tiene un concejal del PP a los niñatos de Jarrai en el País Vasco es nada comparado con el pánico que un veedor de toros para Madrid le tiene a los dictadores del pañuelo verde. He estado en fincas andaluzas de bravo, a bordo de un Land Rover, viendo toros apartados para diversas plazas. Eran toros normales, en el tipo de la casa, 460, 480 kilos. De pronto, el ganadero me llevó a un cerrado donde estaban unos toracos impresionantes, de película de miedo, de los que a los aficionados nos hacen pensar inmediatamente en los jornaleros del toreo que no tienen más remedio que ponerse delante de aquello. Me dijo, resignado:

-- Y ésta es la corrida de Madrid...

El que va como si fuera al matadero no es el toro reseñado para Madrid, sino el ganadero que lo manda. La frase es siempre la misma:

-- Esta es la corrida de Madrid. A ver qué es lo que pasa...

Me resisto a creer que todos los aficionados de Madrid, Alfonso Ussía, seáis como esos dictadores de un solo tendido, que han impuesto su criterio totalitario y sangriento a la plaza entera y a los responsables administrativos de la Fiesta. Yo he visto público de Madrid en la recién inaugurada Chata, en la plaza de Vista Alegre, y era otra cosa. Público de Madrid que iba a disfrutar de la fiesta, a ver triunfar a los toreros, y no con ansias de sangre y tragedia de circo romano. Tan de Madrid, que conste, es la afición de Las Ventas como la de Vista Alegre; tan madrileño es un público como el otro. Pero en Las Ventas no hay dictadores. Todavía. Y esperemos que nunca los haya.

Califa aparte, Miguel Abellán aparte, Manuel Caballero aparte, se han quejado muchos de los pobres resultados artísticos de la feria de San Isidro. Con esos toracos que exigís, ¿qué vais a esperar, dictadores de los pañuelos verdes? ¿Queréis rinocerontes con doble cuerno y que encima descuelguen, humillen, metan la cara y embistan?

Por eso quien tiene la razón es El Litri padre, Miguel Báez Espuny. Comentando San Isidro, me dijo:

-- Si yo estuviera en activo, reunía a las diez o doce primeras figuras del toreo y les decía lo de Rafael El Gallo: En Las Ventas, que toree San Isidro. Y me conjuraba con todos ellos a irnos a torear siempre en Vista Alegre, donde es otra cosa, se va a ver torear, no a la protesta y a la tregedia... Vamos, que le hacíamos el boicot no a Las Ventas, sino a éstos que se creen aficionados y que encima no entienden una papa de toros, pero que han impuesto su criterio descabellado a todo el mundo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, Miguel. Lo único malo de la nueva Vista Alegre, de la que queda hecho el elogio en tiempo y forma, es lo que dicen Los del Río: que los toreros que sacan a hombros salen directamente a la planta de ropa de caballeros de El Corte Inglés...

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