Clic para ir a ¡HOLA! en Internet

Ir a "¡Hola!" en Internet

De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3008 - 4 de abril del 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
Clic para ir a la página principal

Página principal-Inicio


Clic

 
"Jazmines en el ojal", editorial La Esfera de los Libros, prólogo de María Dolores Pradera   

"JAZMINES EN EL OJAL", nuevo libro de Antonio Burgos

 

Artículos anteriores en ¡HOLA!
Recuadros
TELEGRAMA A JULIO Artículos anteriores en ¡HOLA!
 

A pesar de que me gusta ir por el plan antiguo, tengo y uso correo electrónico, el españolizado "emilio", como hemos dado aquí en llamar al que se dice "e-mail" en ese latín de nuestros días que es el inglés. El emilio tiene la utilidad de la inmediatez, de la economía de su transmisión. Tengo y uso también fax, que está muy bien para que una amiga pase a tu mujer el plan de comidas de esa dieta última, con la que de verdad se adelgaza y no como otras con la alcachofa o la alimentación disociada de los astronautas. Tengo y uso, naturalmente, teléfono. Y por el teléfono móvil alguna vez que otra envío mensajes cortos, como los chavales. Y aparte de todos estos medios para comunicarme con los demás, tengo en las gavetas del escritorio preciosas tarjetas y tarjetones como recado de escribir, con su membrete. Algunas tienen incluso su historia, como las que me encargaron como regalo en la exquisita papelería de Tiffany´s y me llegaron directamente desde la Quinta Avenida en sus cajas perfectas color turquesa.

Pero hay asuntos que no son de correo electrónico, ni de fax, ni de teléfono, ni de mensaje del móvil. Urgencias sociales que, por la tardanza de los correos que, como un pleonasmo, ahora hay que llamar "postales" tampoco son de escribir un tarjetón, ponerle un sello de 0,25 euros con la efigie de Don Juan Carlos y echarlo en el buzón de la esquina. Hay asuntos que siguen siendo de telegrama.

Desplazado por las nuevas mensajerías, el Servicio de Telégrafos ha quedado en elegantísima floristería postal. En su carácter ya arcaico y ritual, se manda un telegrama como si fueran unas flores. Unas flores en un ramo o en un centro, para felicitar a la madre que ha tenido un hijo; unas flores como corona fúnebre, para dar el pésame a alguien querido, aunque lejano por la distancia. Y un telegrama me dispuse a poner a mi amigo Julio Iglesias cuando supe de la muerte de su madre, de doña María del Rosario de la Cueva, aquella señora madrileña y elegante, siempre cariñosamente alejada de la casa de su hijo en Bal Harbour, pero siempre cercana al otro lado de la bahía de Miami. Con el telegrama, quería reiterarle a Julio ese cariño que tienen por cierto las personas que, aunque alejadas, saben que les tenemos ley.

Y poniendo el telegrama por teléfono me di cuenta de la enorme popularidad de nuestro gran Julio, de la cercanía con que lo consideran los españoles. Me preguntó el empleado de Telebén, con rutina de manual, que dónde iba dirigido el telegrama, y le dije que a Estados Unidos, Estado de Florida:

--- La localidad es Bay Harbour Islands, código postal 33154. Y la dirección, Kane Concourse número tal.

Siguiendo la rutina, era como si luego recitara:

-- ¿Destinatario?

-- Julio Iglesias...

Cuando el telegrafista de Telebén oyó el nombre de Julio, ni rutina, ni libro de normas, ni nada. Salió lo castizo español:

-- ¿Pero Julio Iglesias no vive en Miami? ¿Cómo se lo manda usted a ese sitio tan raro?

-- Es que esa dirección es la parte de Miami donde vive Julio...

Seguimos. Y entonces vino lo que nunca me había ocurrido al poner un telegrama por teléfono. Me preguntó el empleado el texto quería poner. Empecé a dictarlo:

-- Enterado triste noticia...

No me dejó acabar. Ni reglamento, ni secreto de las comunicaciones, ni nada. Al funcionario españolísimo le salió del alma la pregunta, cuando me interrumpió el dictado:

-- ¿Qué le ha pasado a Julio Iglesias?

-- Que se le ha muerto la madre...

-- ¡Vaya por Dios...!

En la frialdad de este mundo tecnológico de mensajes cortos, aquel antirreglamentario "vaya por Dios" era toda una proclamación de sentimientos de simpatía por nuestro Julio desde su lejana España. Tan cercana siempre para él.

Clic


Clic para ir a ¡HOLA! en Internet

Indice de artículos de Antonio Burgos en "¡Hola!"

Volver a la portada de El RedCuadroClic para ir a la página principal