Dicen
que será la "Macarena" de este verano. Y supongo que
con esta canción le habrá pasado a usted como me ocurrió la
primera vez que la oí por televisión, en el karaoke del "Mamma
mía" de Telemadrid. Que aparte de engancharme por su ritmo,
me dejó anonadado por el idioma extrañísimo en que estaba
cantada:
"¡Aserejé, já,
dejé,
tejébe tude jébere!"
Me la oí enterita y
como si estuviera en inglés: no entendí nada. Pero, Dios mío de
mi alma: ¿qué lengua es ésta? ¿Ruso, croata, japonés,
coreano? ¿Esperanto acaso? ¿O era un excedente de Eurovisión,
procedente de alguno de esos nuevos países del Este
ex-soviético? El caso es que las tres chicas que la cantaban
tenían planta de españolas. Seguía sonando el "Aserejé,
já, dejé" y continuaba mi desazón. Me conformaba ya por lo
menos con saber a qué continente pertenecía aquella extraña
lengua.
Menos mal que todo se ha
aclarado en la promoción de las canciones del verano. Ni coreano,
ni swahili de Kenia. La canción está escrita en un lenguaje
españolísimo: en camelo. El camelo es una lengua peninsular como
otra cualquiera, hablada especialmente en las provincias
meridionales. Hablando en camelo se hizo famoso el malagueño
Chiquito de la Calzada, que enriqueció la lengua con sus
aportaciones de finstros. Por lo que estoy por decir que "Aserejé"
está escrita en finstro, variedad dialectal malagueña del
camelo. En camelo había quien daba hasta discursos. Cuando el
torero Ignacio Sánchez Mejías llevó convidados a Sevilla a los
poetas de la Generación del 27 con motivo del centenario de
Góngora, les dio una comida por todo lo alto en la Real Venta de
Antequera. Y Sánchez Mejías, que era un guasón, llevó para
ofrecer el homenaje al cantaor Antúnez, que era especialista en
dar discursos en camelo, y del que se recuerdan parlamentos
memorables:
-- ¿Qué me importa a mí
el canto de un duro, si luego viene el arquitecto municipal y me
lo eleva al Elíseo capitolino? Señores: ¡hagamos como los
benimerines, que prefirieron la muerte antes que el trabajo!
Con aquel discurso
esperpéntico, Antúnez dejó boquiabiertos a los más ultraístas
y surrealistas poetas del 27. Los superaba con su camelo. Ahora
hemos superado el discurso en camelo: le hemos puesto música.
Quienes lo cantan son tres geniales cordobesas: Lucía, Pilar y
Lola Muñoz, Las Ketchup. Lo de Ketchup tiene toda la gracia: se
han puesto así de nombre porque son las hijas de El Tomate, un
guitarrista flamenco. Del Tomate, ¿qué va a salir? Ketchup,
faltaría más. Y si es por canción con salsa para alzarse como
la del verano, pues la que ha compuesto y escrito Manuel Ruiz
"Queco", autor del "Asejeré". Es la suprema
venganza del juego de palabras frente a tanta canción vacía de
contenido. ¿Qué significa "Aserejé"? Pues lo mismo
que "Achilipú", aquella otra broma rotunda que Felipe
Campuzano escribió para Las Grecas. Para lo que se dice por ahí
en tantas canciones tontas, mejor la letra en camelo de Las
Ketchup. En "Aserejé" ha llegado la hora del oyente,
que tiene que dar contenido a esas palabras, imaginarse lo que
quieren decir. Lo cual no es tan difícil. Más complicado es
hallarle contenido a tanta vaciedad cantada de otros veranos, como
"un rayo de sol, oh, oh" y "chalalá, lá, lá".
Más absurdo es oír canciones en inglés de las que no nos
enteramos ni de papa. Canta Frank Sinatra, siendo Sinatra, y
cuando ya ha dicho "Stranger in the night" o "New
York, New York" no entendemos ni una sola palabra de lo que
viene a continuación. ¿Quién sabe de las letras de Los Beatles
algo que no sea "Satisfaction" o "Help"?
¿Qué eran, sino camelo de "Aserejé", el yeah, yeah
que ellos pusieron de moda o aquellos ridículos tu,tuá
del gusto italianizante de San Remo?
Para poca salud, ninguna.
Entre el "Lá, lá, lá" de Massiel, que no sé aún
qué significaba, y "Aserejé, já, dejé, tejébe tude
jébere", me quedo con el "Aserejé". Aquí por lo
menos hay tomate. El tomate de la gracia del genial camelo
cordobés de Las Ketchup.

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