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De rosa y oro 

                                            por Antonio Burgos


Num. 3025 - 1 de agosto del 2002                                    Ir a "¡Hola!" en Internet
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Era la última cenita simpática en la ciudad, antes de que todos nos fuéramos de veraneo. Era en la terraza de la casa, y para las señoras no había el menor problema indumentario. Pero a los invitados se nos planteó la terrible duda de etiqueta del verano: si ir de traje oscuro y corbata; si con chaqueta blazier de veranito, ya saben, sin corbata y con pantalones colorados; o si en mangas mallorquinas o marbellíes de camisa. Como los señores tenemos la mala costumbre de no llamarnos unos a otros ante tales dilemas con el "¿tú qué te vas a poner?", cada cual acudió como pudo. No faltó una sola de las posibilidades descritas, e incluso hubo quien se presentó de camisa polo y vaqueros.

Conforme íbamos llegando, la señora de la casa, como suele ocurrir en estos casos, empezó a recibir. No a recibir invitados, sino a recibir mil perdones:

-- Perdona que venga en mangas de camisa, me creía que era una cena informal-- decían los deschaquetados, viendo a los que, de traje oscuro y corbata, ya estábamos allí.

-- Perdona que venga con traje, pero no sabía que era una cena informal --habíamos dicho antes los enchaquetados, viendo a los militantes de las mangas de camisa que llegaron antes.

Hasta que llegó el galerista Pepe Cobo y no tuvo que pedir perdones de ninguna clase, sino que recibir toda suerte de plácemes y felicitaciones de los señores:

-- Así es como teníamos que venir todos, Pepe, y dejarnos de cuentos.

¿Cómo iba Pepe Cobo? Pues como García Márquez cuando acudió a recibir el Nobel de Literatura o como Hemingway cuando por La Habana coleccionaba mojitos y daiquiris: con guayabera. Una guayabera preciosa, de Miami, muy bien cortada y ajustada al cuerpo, de mangas largas. Pepe Cobo, aunque moderno de toda modernidad y divulgador de vanguardias, de Luis Gordillo a Espaliú, de Juan Muñoz a MP&MP Rosado, en el vestir es un clásico. Por eso defiende activamente para el verano el uso de esta clásica prenda hecha a la medida del calor del mundo hispánico. La guayabera, aquí llamada también "cubana", es prenda de etiqueta en la América hispana, gala de caballeros en el Miami del exilio cubano, gloria de los sastres mexicanos de la Mérida yucateca. Te pones tu guayabera y, como en la copla por guajiras, pareces "un millonario rico de la población".

Prenda que es tradición nació en Sancti Spíritus, en la Cuba central. Allí llegó de emigrante en tiempos de la colonia un alfarero granadino al que llamaban Joselillo. Quien recibió un día de su tierra andaluza el regalo de unas piezas de tela de hilo. Y se le ocurrió pedir a su mujer que las aprovechara para hacerle camisas cómodas y frescas, con largos faldones para dejarlos por fuera del pantalón. Lució Joselillo su camisa y pronto se popularizó entre los campesinos de la zona, que le añadieron bolsillos donde llevar las pertenencias y los avíos para liar tabaco. Y por usarse entre los guajiros de la región que baña el río Yayabo, a la nueva chamarreta dieron en llamar "yayabera". Se generalizó luego la prenda entre los campesinos de la zona, que acostumbraban a acopiar guayabas y a cargarlas en los bolsillos de la "yayabera", por lo que pronto su nombre cambió a "guayabera", como se conoce hoy en todo el mundo, aunque en España la llamemos también "cubana". Añade la leyenda que las aberturas laterales de la guayabera simbolizan la independencia cubana. Que los jinetes mambises, en su guerra emancipadora, le hicieron esas rajas a los lados para mejor desenfundar el machete guajiro en sus cargas contra los soldados de España.

Del campo pasó la guayabera a la ciudad; de los guajiros, a los burgueses de La Habana o del Yucatán; y tal éxito social tuvo, que hoy es prenda que, con la solemnidad de la manga larga, entra de gala en los salones, del Río Grande a la Tierra de Fuego, como hispánico "smoking" tropical que ojalá Pepe Cobo consiga poner de moda. Porque no saben cómo envidiábamos su fresquita y elegante guayabera "made in Miami" sudando la gota gorda con nuestros trajes nada tropicales, en la calor equinoccial de la cenita simpática...

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