Antes
de marcharse a Galicia como nuevo
consejero de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que hasta
entonces era presidente de la Sociedad Estatal Correos y
Telégrafos, me envi� una corbata de regalo, preciosa por
cierto. Y como suelen ser ahora las corbatas de regalo: con el
logotipo de la casa. A los caballeros nos encanta que nos
regalen corbatas, como bien saben los hijos a efectos del Día
del Padre o las suegras a efectos de la Navidad y los Reyes
Magos. El regalo más socorrido es al hombre lo que el frasco de
perfume a la mujer. Con una corbata nunca quedas mal. Y las
empresas se han debido de enterar de estas preferencias, porque
muchas regalan corbatas con el escudito o el símbolo de la
casa. A poco relacionado que estés, pones a cero tu presupuesto
de corbatas e incluso siempre tienes en el armario algunas por
estrenar. Ahora que todo el mundo sale del armario, a m� las
que me salen del armario, y solas, son las corbatas. Cada vez
tengo en el corbatero del armario más corbatas con logotipo,
enviadas como atención de la casa por toda suerte de empresas
mercantiles o entidades públicas.
Con esta moda de las corbatas
de propaganda o por lo menos de relaciones públicas de quienes
nos las regalan, los señores comprendemos completamente y
justificamos del todo lo que antes nos parecía inexplicable:
que las señoras se gastaran auténticos dinerales en cosas de
vestir, ropa o complementos, que llevaban bien visible la marca
del fabricante. Que a las señoras les encantara ponerse cosas
con el logotipo o el escudo de la casa de diseño que las había
fabricado. A m�, la verdad, eso de la ropa, los bolsos, los
pañuelos o los cinturones con el logotipo o la marca del
fabricante me parecía siempre como esa señora metomentodo que
le dice a la amiga, con toda crueldad:
-- Ese chaleco nuevo te sienta
muy bien. Vas muy bien con él y te entona mucho con esa falda.
Pero, hija, a ver, espérate, que te quite la etiqueta, que te
la has dejado y se te ve por aqu� detrás por el cuello...
Aparte de una ordinariez, eso
es una auténtica faena. Porque la señora desprovista por las
bravas de la preciada etiqueta de su chaleco no se atreve a
decir lo que piensa, mientras por dentro va maldiciendo a la
amiga:
-- Anda, y yo que pensaba
descambiar mañana mismo este chaleco después de ponérmelo
hoy, y traerme aquel otro que estaba al lado y que me gustaba
más...
Que las señoras fueran con la
palabra "Moschino" en las letras que la componen
enhebradas en el cinturón, o con la CD de Christian Dior en el
bolso, o con la L de Loewe en el pañuelo, me parecía que era
como dejar a la vista la etiqueta a las prendas. Hasta que han
venido las corbatas de propaganda y los hombres hemos hecho
buenas las costumbres de culto iconográfico que las señoras le
dan al logotipo del diseñador de prestigio o caro, caro, caro.
A nadie le importa ir con una corbata de propaganda de lo que
sea. Al fin y al cabo, son como las corbatas llamadas
regimentales, a listas, que son como de propaganda de los
regimientos militares de Su Majestad británica. Mi experiencia
es que quien luce una regalada corbata de propaganda despierta
la envidia de los demás. Alvaro Mutis, el último premio
Cervantes, despert� muchas envidias en Palacio durante la
recepción regia del 23 de abril. Llevaba Mutis una corbata azul
marino con los nombres de todos los pueblos de la provincia de
Cádiz, la tierra de sus ancestros. A todo el que le preguntaba
por la curiosa corbata, el escritor colombiano decía:
-- ¿A que es linda? Pues me la
ha regalado este señor, el presidente de la Diputación de
Cádiz...
Y como el presidente de la
Diputación de Cádiz estaba a su lado, todo el mundo le pedía
una igual. Me acuso, padre, que yo también lo hice, y que
Rafael Román me mand� gentilmente la corbata. Hasta me imagino
que Román, que es un caballero cumplido y ceremonioso, se la
enviaría a Su Majestad el Rey, que seguro que también le
pregunt� a Mutis por la corbata con los nombres de los pueblos
gaditanos.
Otra corbata de propaganda que
despierta mucha envidia es la del Club Cocherito de Bilbao, con
sus dibujos de toritos bravos. Me la pongo cuando voy a un acto
relacionado con la Fiesta. Y suelo coincidir en la elección con
Manolo Vázquez, a quien también le regalaron otra los amigos
del Club Cocherito. Y cuando nos ven a los dos con las corbatas
iguales y les explicamos la causa de la coincidencia, no falla,
todos dicen:
-- ¿A quién le tengo yo que
pedir que me mande una as�?
Me han preguntado por el
presidente del Club Cocherito, me han preguntado por el alcalde
del Puerto de Santa María cuando me han visto la corbata con el
vapor "Adriano III" y me preguntarán ahora por el
presidente de Correos cuando estrene la última llegada a la
colección. Tendr� que decirles que el donante ya no est� en
Correos, sino en la Xunta. Pero les dar� igual. Anotarán su
nombre para pedirle a su secretaria que les mande una corbata de
la Xunta de Galicia. El caso es estrenar corbatas bonitas y
curiosas, y encima de balde.