El Recuadro

El Mundo de Andalucía, lunes 16 de marzo de 1998

Los olores del trabajo de Sevilla 

 

Me echo los periódicos del domingo a la cara y me entra el cuerpo en caja, al ver una entrevista a Pilar Burgos. Hombre, menos mal, ya soy famoso por parte de hermana, como todo el mundo. La verdad que en la fraternocracia de España me sentía un extraño. Veía a Alfonso Guerra, veía a Luis María Ansón, veía a Luis Rojas Marcos y me sentía extraño, sin ser hermano de famoso. Ahora ya es otra cosa. Pilar triunfa, va a abrir tienda hasta en Madrid, le hacen entrevistas y sale retratada rodeada de zapatos, como Ciudadano Kane, pero con salones de señora del 36, que también vengo de zapatera y sé algo, anda que no he repartido yo cajas por esos pisos de Ciudad de Ronda y por la calle San Vicente...

En su entrevista, Pilar me ha emocionado con tres cosas. Primera, con su rebelión contra la tontería ambiente, al decir que no es diseñadora, sino zapatera, porque nuestra madre era zapatera. Después, por recordar las raíces gremiales y decir que de muchacha admiraba a don Primitivo Garach. Mi hermana, como todos los de nuestra generación, se acordará todavía del anuncio de don Primitivo en Radio Sevilla: "Niñas, jovencitas, vuestros zapatos en Garach. Calzados Garach, imponen la moda..." Aquí la moda que se impone ahora es negar a todos los que nos precedieron en el oficio que sea. Todavía estoy por ver que algún diseñador al uso de ropa de señora diga: "No, ni Dior ni Chanel, yo de muchacho a quien admiraba de verdad era a Cerezal..." Gracias a Cerezal, gracias a Garach, gracias a Felix, gracias a María Repiso, la moda sevillana es hoy lo que es y manda en España desde nuestra ciudad.

Pero ha habido algo en que mi hermana Pilar se me ha puesto lírica y a este paso me va a mandar a los albañiles o me va a tener que colocar con el aparato de ensanchar estanterías en Los Cien Mil de Santa Cecilia. Es cuando le preguntan si le gusta el oficio y dice que los zapatos enganchan por su olor. Ay, olores del trabajo de Sevilla... Los otros olores, los callados olores. Frente al olor tópico de azahar, este olor a sudor del trabajo oculto, de faldones adentro, de parihuela abajo, como en las cuadrillas de costaleros... Pilar me ha hecho recordar cómo olían aquellas cajas de madera donde venían desde Mallorca los zapatos Gorila con los que nuestra zapatera calzó a media Sevilla, regalándole una pelota verde de goma de propaganda de los baleares calzados. Pilar me ha hecho evocar el olor de la goma de aquellas pelotitas verdes que todos los cuarentones recordarán y de la suela de los gorilas, que no había fulbito de recreo que los partiera. Y el olor del cuero... La otra tarde pasé por la Puerta del Arenal y eché de menos el laboral olor a cuero de la Guarnicionería de Angelito, que está restaurando la casa y se ha mudado a la calle Galera. El olor de las esparterías, el olor de los polveros, ese Puerta del Arenal sigue oliendo a los productos de la droguería de Telesforo, y el Arco del Postigo huele al trabajo de Juana la Calentera, que estoy esperando noticias tuyas de su Medalla del Trabajo, Javier Arenas, ¿será por trabajo y será por los olores del trabajo de Sevilla?

Como los olores del comercio. El Sevilla, fortaleza y mercado de don Ramón Carande tiene su olor en La Venera. Alejandro Ollero, que está metido a Valerio Lazarov de Onda Giralda, me llamó para preguntarme acerca de un anuncio que le estaba haciendo a la tienda de las tripas y las especias. Le dije: "¿Quieres un eslogan, sin trincar? Ponle "los olores de la Venera"." Olores al comercio de Indias. Olores de historia. Si Sevilla cautiva, es por los olores. Los capillitas están enganchados al olor de la cera y del incienso como mi hermana Pilar al olor del cuero. Isabel Rodríguez de Quesada sacó el Agua de Sevilla. José Víctor y José Luis sacaron Carmen. Mi hermana también se ha propuesto sacar fuera de la ciudad estos olores del trabajo de Sevilla. Su perfume del cuero. Lo entiendo perfectamente, porque desde que no quise ser zapatero, como nuestra madre, estoy, Pilar enganchado al olor de la tinta del periódico...


diariomundo.gif (800 bytes)El Mundo, edición íntegra en Internet

 

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