El Recuadro

El Mundo de Andalucía, viernes 27 de marzo de 1998

 

Medalla para un ángel sevillano 

 

Me lo dijo el capitán general, cuando Esperanza Aguirre, la ministra de Cultura, inauguraba en Los Venerables la exposición del Greco donde todos los sevillanos pueden ver, por ejemplo, el Crucificado de Theotocopuli que forma parte de la Sevilla secreta, pues está sin que nadie lo sepa en la calle Cuna, y lo tienen unos señores de Sevilla puesto en su casa a los pies de la cama en el cuarto de dormir, ahí es nada acostarse todas las noches viendo un Greco y despertarse viendo ese calvario impresionante. Me dijo Agustín Muñoz Grandes:

--- Oye, ¿sabes que han operado en Madrid a José María Javierre? Es que el otro día estuve hablando con él y comprobé que erais grandes amigos, con vuestras bromas y vuestras cosas...

Pues sí, como tantos sevillanos, le tengo ley al Cura Javierre, que se dignó presentar mi Guía apasionada de la Semana Santa una noche espantosa de febrero, de esas de meterse en la mesa camilla con la tele y no salir de casa, con el agravante de que José María tenía encima una gripe de no te menees de tu casa de los Fernández Palacios en el Paseo Colón. Con todo lo que tiene Javierre encima, primero la leucemia diagnosticada y después el infarto, además una gripe, y querer meterse en las humedades nocherniegas del barrio de Santa Cruz, por lo que, dándole las gracias, le dije:

-- No, si voy a tener razón, si tu ángel de la guarda se va a apuntar a Comisiones Obreras y se va a declarar en huelga.

Ahora a José María, según me informó el general Muñoz Grandes y me han dicho luego en su casa sevillana de los Fernández Palacios, le han operado del corazón que tantas cosas y tan entregadamente ha hecho. Como Javierre no se conforma con cualquier cosa, qué forma de darle trabajo al ángel de la guarda, mientras a otros les ponen una válvula de nada, a José María le han puesto nada menos que cuatro, será una por cada santo de sus libros, una por Sor Angela, otra por el Cardenal Spínola, otra por San Juan de la Cruz y otra por sus innumerables monjas fundadoras camino de los altares. Afortunadamente, José María puede con cuatro y con cuatrocientas válvulas que le pongan, pues anda que no tiene vida dentro aquel curita aragonés que trajo su paisano Bueno Monreal a Sevilla y que tantas cosas ha hecho por la ciudad... Me dicen que en la Clínica de la Luz, que tampoco es mal nombre, de Madrid donde está ingresado, el cura ha superado los peores momentos iniciales de la operación y que ya pidió hasta las gafas y el salterio, para rezar los oficios divinos en su divino oficio de cura que no se le olvida ni en un momento de su vida, como el testimonio de entereza que está dando ante la muerte anunciada hace un chaparrón de años.

En la guasa barroca de Sevilla, entre pescante de cochero del chiste del monaguillo del incensario de Gandía y cuadro de Valdés Leal, yo le gasto muchas bromas a Javierre con eso de las horas extraordinarias de su ángel de la guarda, del estajanovismo de su ángel de la guarda:

--- José María, que se te va a declarar en huelga...

Pero en vista de que Javierre es tan buen empleador de ángeles, será por aquello de Sor Angela de la Cruz, y como sé que también va a salir de este juego de las cuatro esquinas de las cuatro válvulas, y que su ángel le va a decir al paso de la capilla de San Gregorio que no quiero nombrar que se vaya, que por allí humea, pues en tiempo y forma, y oficialmente, yo quiero convertir ahora este artículo en una instancia dirigida al excelentísimo señor don Javier Arenas Bocanegra, ministro de Trabajo, mediante la cual le solicito que le sea concedida la medalla del trabajo al ángel de la guarda del excelentísimo señor doctor don José María Javierre Ortas, porque los ángeles de Sevilla tienen por allí arriba tanta mala fama de poco trabajadores como los sevillanos por aquí abajo, y no hay derecho...


El Mundo, edición íntegra en Internet   Volver a la página principal