El poder es...poder entrar a los toros de balde (taquillas de sol en la plaza de Sevilla)

Estaba yo tan tranquilamente viendo los toros en mi abono de paganini de la plaza de Sevilla cuando, con un escolta a babor y otro a estribor, se me acercó un señor al que no tenía el gusto de conocer más que de los papeles, y que se llama don José Luis Corcuera. Venía este señor hasta mi localidad para pedir a pie de obra, esto es, a pie de plaza, que rectificara algo que escribí en estos días de forasterío en el Arenal: dije que entraba por la cara, de convite, de gañote, de válvula, de serrín, y él sostiene que no, que paga de su bolsillo. Como soy del plan antiguo, creo en su palabra y dicho queda, que quiero seguir viendo tranquilito los toros sin sufrir abordajes en aguas del Arenal por parte de señores con sendos escoltas con cara de escoltas a babor y a estribor

Claro, ahora me lo explico todo, qué torpe soy. Este señor se tiene que pagar su entrada porque ha perdido el poder. Aquí el poder es poder entrar a los toros de balde. El mejor símbolo del cambio del poder en España es que Alvarez Cascos estaba en primera fila de barrera (calculo que de convite, y no lo diré muy fuerte, para no sufrir más abordajes a la orilla del Guadalquivir), y el de marras estaba detrás, pagando. Cascos estaba con Arenas, cuyo suegro, Olivencia, me dio una clave del poder cuando lo hicieron comisario de la Expo: "Este puesto tiene que ser importante, porque se puede entrar de balde a los toros". Lo taurino de Vía Digital tiene la misma explicación. Las islas adyacentes del PP, que entra ahora de balde a los toros, tienen la sartén de la paellera de la parabólica de la fiesta nacional, como antes, cuando el poder lo tenía el PSOE, el mango del mando a distancia era de Polanco, isla del archipiélago felipista. Y hasta lo de Almunia y Borrell creo yo que es por lo mismo. Tienen liada la que tienen liada porque los dos quieren el poder. El poder ir un día de balde a los toros.