Si yo fuera académico de Periodismo, cosa que
gracias a Dios no soy, o catedrático de Ciencias de la Información, que tampoco (ni
Undibé lo premita), diría que un perro muerda a un hombre no es noticia. Que lo
que sí es noticia es que un murciélago muerda a una guía turística en la Catedral de
Sevilla. Y dicho esto, me quedaría vaheando y hasta me harían una entrevista en Radio
Sevilla...
El suceso del murciélago es sorprendente. Pero por otra
cosa. Porque habiéndose producido la mordida el 15 de junio, no se ha conocido hasta un
mes más tarde. ¿Para esto tantas Ciencias de la Información, tanta tecnologìa chunga
del formato nuevo al ya te veré y tanta Academia? ¿Para que en Andalucía tengamos uno
de los peores periodismos de España y un articulismo ínfimo, como muestra el presente
botón? Sin tanta Tecnología de la Información ni tanto cuento, Juan Manuel Borbujo o
Paco Amores se enteraban de estas cosas al instante, porque el periodismo hay que hacerlo
en la calle, y no recibiendo comunicados de prensa del Cabildo. Hemos convertido los
periódicos en buzones de comunicados de prensa. Muy tecnificados, eso sí.
Lo peor de los murciélagos es que con el tardío revuelo
de prensa han llegado los biólogos. En Andalucía las desgracias nunca vienen solas.
Vienen con biólogo o con arquéologo. Cuando no llega un arqueólogo de Patrimonio es
porque viene un biólogo de Doñana. El arqueólogo, naturalmente, lo paraliza todo. A los
arqueólogos, verbigracia, les importa un pito la Velá de Santana, y dejan a Triana sin
puente por unas piedras viejas del Castillo de la Inquisición, de las que sacarán una
novedosa conclusión: que allí la gente no iba a comer avellanas verdes. El biólogo, por
su parte, se pone inmediatamente de parte de los bichos: el murciélago, la paloma cagona,
lo que sea... La carretera de Almonte a Mazagón la ha parado un biólogo, porque dice que
por allí pasan los linces y que los linces no están conformes con la carretera. En la
carretera de Almonte a Matalascañas hay cada año decenas de muertos, pero no se puede
ensanchar, porque no quieren los biólogos. Para quienes la vida de un lince es más
importante que la vida de un muchacho de quince años.
--- Ojú, cómo está usted hoy, maestro...
Es que me hierve el agua del radiador con las tonterías de
la biología cuando está en juego la biología del ser humano, de la que los biólogos no
se ocupan en lo más mínimo. Pero, venga, alegría... Que no sólo en la Catedral hay
murciélagos que muerden. Yo creo que hay murciélagos en más sitios. Lo que pasa es que
como hacemos tan mal periodismo, no lo sabemos. En la Gerencia de Urbanismo mismo, tiene
que haber muchísimos murciélagos. Aquello tiene que estar de murciélagos así... Si no,
¿cómo se explican todas esas mordidas de las que hasta ha hablado el periódico de
Manolo Domínguez, que es de la cuerda? Y anda que en los túneles del Metro, con la de
años que han estado enterrados, no puede usted imaginarse la cantidad de murciélagos que
tiene que haber. Y las mordidas que pueden darles esos murciélagos a las empresas
constructoras que entren allí, después que les hayan adjudicado las obras.
Y dicen que los murciélagos encima tienen rabia. Por lo
cual llego finalmente a la conclusión de que Javier Arenas es murciélago. Está rabioso
tras sus múltiples y variados revolcones en las elecciones andaluzas. Y no tiene el pobre
ni biólogo de Doñana que lo defienda, qué dolor de hijo...