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Alberti dio categoría poética a la rabona
escolar, |
La voz viene en el DRAE, pero en Castilla se usa más lo de hacer
novillos. Hacer rabona es hacer novillos, pero novillos del rico encaste léxico andaluz,
con el hierro de Rafael Alberti. Gracias a que Alberti hacía rabona en el colegio de los
Jesuitas del Puerto y se iba a contemplar el mar, la mar, los mares, las mares de la
bahía, cuando venía el calor, la calor, los calores, las calores, escribió la hermosura
del "Marinero en tierra". El marinero en tierra era un escolar soñador haciendo
rabona.
Rabona que no sólo hacen los escolares. La
rabona es ahora un género periodístico, muy practicado por los medios del polanquerío,
donde hay noticias, comentarios, informaciones, entrevistas... y crítica de rabonas.
Presentaba su nueva programación Onda Cero, y en el Diario Oficial del Polanquismo
anunciaban que iban a ir los ministros en tropel (luego fue sólo una collera), y que se
iba a producir una rabona: "En el acto --decían más o menos-- no estará Julia
Otero, porque le han dado Puerta, Camino y Viti". En la televisión pública del
polanquismo meridional, vulgo Canal Sur, informaban el otro día de la apertura de
Alcances, el festival cinematográfico gaditano que inventó el difunto Fernando Quiñones
para que pudiéramos ver buen cine sin tener que ir a Portimao o a Perpignan.
¿Y saben cómo dio la información Canal
Sur? Pues dijeron aproximadamente: "Con la ausencia de la alcaldesa, se ha inaugurado
Alcances en Cádiz". Teófila estaba a esa hora presidiendo un acto importante de
deporte para minusválidos, pero para la teoría informativa de la rabona daba lo mismo. O
decían que la alcaldesa no estaba con los minusválidos o decían que la alcaldesa no
estaba en lo del cine, porque la teoría informativa de la rabona lo que quiere siempre es
que a la alcaldesa se la coma el tigre.
Esto era habitual en la prensa del
corazón, pero hasta ahora no había llegado a la política. Estamos hartos de ver
televisadas informaciones cuyo único interés consiste en que la señora Fernández
(doña Bibiana) va sin el cubano, la señora Carrasco (doña María del Rocío) sin el
exclaustrado picoleto, la señora Sánchez (doña Marta) sin el torero o el señor
Larrañaga (don Carlos) sin la novia nueva, y así sucesivamente. Al fin y al cabo, es la
teoría informativa del "sin" en esta sociedad light. Gracias a la rabona, la
noticia es la no-noticia, pero con cuarto y mitad de mala intención. Así que me extraña
que no hayan dicho que los tribunales se han abierto solemnemente sin que asistiera el
juez Gómez de Liaño, como dijeron que la capilla ardiente de Alfredo Kraus se cerró sin
que aportara por allí Su Majestad la Reina. Digo yo que mejor que lo echen a uno de menos
a que lo echen de más, por pesado. Aunque tendremos que tomar precauciones contra el uso
de la publicidad de la rabona como venganza informativa, al fin y al cabo la historia
española está hecha a base de rabonas. Acuérdense del "ni está ni se le
espera..."
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