 |
Pujol, en "el escenario" propiamente
dicho, con Los Chunguitos |
Como vivo en provincias, no aprendo. Ni aprenderé nunca. Me refiero a la
escritura políticamente correcta de acuerdo con los figurines de la colección de la
temporada, de la temporada que sea. Porque, miren ustedes por dónde, ya había aprendido
no sólo a decir "reto", sino que hasta había roto a escribir lo de
"avance cualitativo desde un punto de vista cuantitativo". Es más: este
artículo pensaba encabezarlo con una frase que se iba a mear la perra: "El reto que
a nivel de lo que es el Estado plantean las elecciones catalanas supone lo que es un
avance cuantitativo desde lo que es un punto de vista cualitativo de que donde las dan,
toma del frasco, Carrasco, y a la vuelta, Jordi, lo venden tinto sin necesidad de segunda
vuelta ." Pero compruebo con desolación ahora que nada de eso me sirve ya. Que ahora
hay que hablar del escenario. España se ha debido de convertir en un inmenso teatro,
porque todo el mundo no hace más que hablar del escenario. Por lo que se habla del
escenario, no parece que en las elecciones catalanas hayan competido Pujol y Maragall,
sino que las hubieran ganado Fernando Fernán Gómez y Adolfo Marsillach.
Cuando dicen que en Cataluña hay un nuevo
escenario, como soy un cateto creo que se refieren al de Los Chunguitos. Pero no. Porque
los escenarios propiamente dichos ahora no son escenarios. Eso ahora se llama espacio
escénico. El escenario lo mismo sirve para un roto que para un descosido. El escenario es
el supuesto, la hipótesis, el panorama, lo que cambia y lo que permanece, la gallina y el
huevo. Todo es escenario. En Cataluña, por ejemplo, hemos considerado el escenario de que
Pujol ha ganado y Maragall también. A veces el escenario puede ser un absurdo mismo. O
una previsión de futuro: un escenario puede ser que Pujol gobierne con el apoyo del PP y
otro escenario que gobierne con el apoyo de ERC, partido republicano cuyas siglas y
colores electorales me recuerdan siempre a Explosivos Riotinto, será por deformación
onubense.
Aunque hay escenarios que no cambian en el
teatro de España. Hay escenarios más antiguos que un montaje de José Tamayo en el
Teatro Romano de Mérida. Todos venga a hablar del cambio de escenario, pero se levanta el
telón y salen otra vez en escena los maletines de Vera y de Barrionuevo y sale Corcuera
descerrajando con el destornillador de electricista la caja de los fondos reservados. Se
levanta el telón, y en el escenario de Sanlúcar de Barrameda, donde Tony Blair alzaba su
copa de manzanilla por la paz del Ulster, sigue la misma guerra de los maletines, de los
cheques, de la tela marinera de Bajo de Guía. Es el mismo escenario de Ceuta. Total, que
hay gente a la que gusta convidar a viajes a los tránsfugas, ora a Disneylandia, ora a
Lisboa antigua y señorial. Que no era compra de un concejal, hombre, ¿no ven ustedes que
se trataba de un homenaje a la difunta Amalia Rodríguez? O sea, que no aprendo. ¿Qué
quieren que les diga? Cuando oigo lo del escenario, que si cambia el escenario o deja de
cambiar, no puedo dejar de pensar que le dicen así porque alguien se está llevando la
tela del telón. |