Como aficionado,
me chocaba que hasta ahora los periódicos sólo hablaran de
toros durante la temporada, y que no viniera ni una línea
sobre la fiesta cuando las plazas están cerradas... y los
tentaderos abiertos al silencio del campo. Y más en Sevilla,
capital mundial del toreo, Wall Street de su bolsa de valores.
Hay una nueva generación de revisteros taurinos, y se nota el
cambio. Por fin se sigue hablando de toros cuando la temporada
ha acabado. Es lo lógico. Porque lo anterior era tan absurdo
como si los periódicos suprimieran de un plumazo la sección
de Deportes cuando acabara la Liga de fútbol y la Copa del
Rey. ¿No se llevan los periódicos todo el verano hablando de
los fichajes de futbolistas? ¿Por qué entonces no han de
llevarse todo el invierno hablando de los fichajes de los
toreros, de los cambios de apoderado, de los famosos pliegos
de condiciones del arriendo de las plazas de toros de los
ayuntamientos y de las diputaciones?
Animado está
el invierno torero, y la cola de apoderados para apuntarse al
paro debe de ser una cosa así como la de padres con sus
niños en la taquilla de la película de Asterix. Creo que da
dos vueltas a la manzana. Lo de comerse el turrón del cese de
los entrenadores de fútbol es literal para muchos apoderados,
que este año no se lo comerán con su poderdantes. Valencia
es la tierra de las flores, pero no del Juli, y en cuanto a
Marca, hay que quedarse con El Lobo, qué gran turrón.
Pero como no es
Juli todo lo que reluce en la fiesta, el notición está en La
Puebla. Diodoro Canorea ha firmado a Morante una exclusiva que
dicen es la más alta de las cerradas hasta ahora en el toro:
500 millones de pesetas, de los que aseguran que le ha dado ya
200 en mano y el resto pagaderos por el tradicional
procedimiento mercantil de "al ya te veré". 500
millones por 50 corridas. A 10 millones por corrida. Tampoco
me parecen tantos millones, si lo miro por las plazas de
primera, por Sevilla y por Madrid. Pero me parecen muchos
millones si se mira por las plazas de los pueblos, donde es un
mal negocio contratar a un torero por 10 millones de pesetas
en el paisaje de los ponedores.
Ahora, que si
comparamos los 500 millones de Morante con las fichas de
Anelka o de Denilson, llegamos al tuétano de la cuestión:
los dineros del toro no son dineros. Son media pringá,
comparados con los dineros del fútbol, que ahí es donde
está la tela. Lo que cobrará el bueno de Morante por jugarse
la vida a lo largo de una temporada, recorriendo de madrugada
más kilómetros que el baúl de la Piquer, es lo que
cualquier pelotero cobra no ya por un mes de contrato, sino
por salir tres segundo en el anuncio del Colacao. En el toro
ganan dinero diez o doce, cubren gastos otros diez o doce y el
resto tienen que poner para poder seguir en el escalafón.
Como dice un taurino culto y atípico a quien aprecio, el
fútbol es un negocio de tontos llevado por listos, mientras
que los toros es un negocio de listos llevado por tontos.
Piensen, por ejemplo, en los dineros del fútbol por
televisión y en los dineros de los toros por televisión.
Como la noche y el día.
A pesar de
todos estos pesares, me alegro por Morante, está muy bien que
Canorea lo haya convertido en una "stock option" de
la fiesta, no todo va a ser Telefónica y Villallonga, joé.
Pero me alegro más que nada por Diodoro Canorea. Andaba
chunguete de salud y que se atreva con esta operación
significa que está en condiciones de seguir... por lo menos
hasta que Romero se retire. Fecha que sólo está apuntada en
el almanaque de las calendas grecas.
Sobre
Morante, en El RedCuadro
Morante
de la Puebla
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