 |
FurgonEta apresada
por la Guardia Civil |
Por triste
experiencia, aquí en Sevilla sabemos mejor que en ningún
otro sitio la alegría que significa que la Guardia Civil
atrinque a unos asesinos con una furgoneta cargada de
triquitraque... no precisamente de los mixtos restallantes,
los petardos, las bombitas o las piedras de chispa que los
niños usan como diversión en estos días, tirándolas por
las casapuertas.
-- Si se
refiere usted a cuando apresaron a Henri Parot por ahí por la
parte de Santiponce, eso no es una triste experiencia, sino
una muy grata experiencia, rayana en el milagro...
Bueno, pues
agradable experiencia, pero no es en el sentimiento en lo que
me quiero fijar, sino en el hecho. Aquí sabemos la
tranquilidad que entra por cuerpo a la población cuando se
sabe que se ha evitado una salvajada criminal. Y por eso me
parece que lo acontecido en Calatayud con el apresamiento de
la furgoneta de la leña ha sido el mejor belén viviente que
se haya podido montar. Belén viviente o mejor dicho todavía,
estos belenes contemporáneos que en muchos sitios montan,
donde San José va de carpintero, pero con mono y la Virgen va
vestida como una Señora que va a dar a luz en el paritorio
del Seguro. Por el nacimiento de la realidad de Calatayud
tenemos que darle a Jaime Mayor Oreja el primer premio de
belenismo. En el portal que espera el nacimiento del Niño,
que es un portal de Internet, naturalmente, el portal Terra
mismo, los ángeles que anuncian la paz van vestidos de
guardias civiles, y anuncian efectivamente la paz a los
hombres de buena voluntad, parando el río de la violencia
donde estos hijos de su madre querían cambiar el papel de
plata de las aguas por el rojo de la sangre.
Cuando estoy
escribiendo, suena en la radio la cantinela del villancico
anual de los niños de San Ildefonso, y por mucho que busco en
papeles y en transistores, no encuentro donde ponga el nombre
de esos dos guardias civiles de Tráfico que han sido los
verdaderos ángeles del nacimiento de verdad de este año que
iba a terminar en tragedia y que va a acabar, toquemos madera,
en paz y en gracia de Dios.
Pero en este
nacimiento, con sus montañas de corcho y su nieve de
bicarbonato sí encuentro, y con su cara y su nombre, a
Herodes en su palacio. Los nacimientos son tan idílicos
porque siempre está allí arriba, en una esquina de corcho,
bajo el cielo de pintadas estrellas en el papel azul que cubre
la pared, el palacio de Herodes, el malo de la película que
fue el que mucho antes que Pilatos nos quiso dejar sin Semana
Santa, el hijo de la gran puta. Si los ángeles con tricornio
anuncian y consiguen la paz, en el palacio de Herodes, es que
lo estoy viendo, está Arzalluz, echando la bronca habitual y
queriendo comerse a los niños crudos, porque han cometido el
delito de nacer españoles. España está como en una continua
huida a Egipto por culpa de este Herodes, que tiene cara de
Herodes, los escultores populares de las figuritas del belén
deberían tomar al Padre Arzalluz como modelo, que les
saldría clavado. Hay que ser muy Herodes para hacer el elogio
de la dinamita y del triquitraque cuando los ángeles del
tricornio han anunciado la paz a todos los españoles de buena
voluntad, incluidos los vascos que buena voluntad. Que son
muchos más que los otros, pero que tienen que guardar
silencio.
.
|