A Juana la
Calentera del Arco del Postigo le han dado la Medalla del
Trabajo que, aunque esté feo el decirlo y la manera de
señalar, pedimos públicamente aquí, en El Recuadro, en
tiempo y forma, ayer por la mañana como quien dice: el 20 de
noviembre (lagarto, lagarto) de 1997. El expediente que
inició Javier Arenas lo llevó Manuel Pimentel al Consejo de
Ministros, aunque ahora es un tal Aparicio, que no tiene nada
que ver con Sevilla (y que quizá no ha comido calentitos en
su vida), el que oficialmente se apunta el tanto de dar la
medalla de trabajo a una nobilísima calentera de Sevilla en
el Día de la Mujer Trabajadora. Y tan trabajadora, querida
Juana Goyguru Ariza, ¿cuántos madrugones lleva tu digno
delantal blanco de los peroles del puesto de Santitos? La
gente ve a Juana a las siete de la mañana con los papelones
de las ruedas o de los calentitos de papas el día del Corpus
o de la Virgen de los Reyes, cuando madruga, o el Viernes
Santo al amanecer de capirotes de la Esperanza de Triana,
cuando no se ha acostado. Pero no sabe el común de los
sevillanos que para Juana todo el año es Madrugá a efectos
de madrugones, y así desde que tenía doce años.
Los del barrio
estamos una hartada de contentos con la medalla de Juana. Por
fin, hombre, por fin, en calentera materia, ha sido dilucidada
la vieja cuestión que me planteaba Manuel Díez Crespo, mi
querido profesor en la Universidad Pontificia de Triana, del
puente donde cada Viernes santo íbamos a recibir la Suprema
Lección de la Expiración del Cachorro. Al lado de Luis
Arenas el fotógrafo, siempre me decía Manolito Díez Crespo,
que era de la Alfalfa:
-- Los calentitos
que frìen frente al Arco de la Macarena, en la calle Andueza,
son mucho mejores que los del Arco del Postigo...
Y yo, usando del
habla macarena, le contestaba, alumno rebelde, a mi profesor:
-- Te quí í
ya... Los del Postigo son los mejores del mundo...
El tiempo, ay, nos
ha dado la razón a los areneros frente a los macarenos,
aunque el pobre de Manolo Díez Crespo no lo haya podido ver.
Los calentitos que han merecido los honores de Boletín
Oficial del Estado han sido los del Postigo, no los de la
Macarena. Juana es Proveedora de Calentitos de la Real Casa,
así que habrá que hablar del Real Puesto de Calentitos del
Postigo como hablamos de la Real Venta de Antequera o la Real
Venta de Pilín.
Pero la medalla
del Trabajo me parece poco para Juana al leer sus
declaraciones a la prensa. Se ha ganado una condecoración que
no existe, y que la Junta debería crear: la Medalla del
Orgullo de Hablar Andaluz. Juana ha dicho que de churros,
nada, que eso es de Despeñaperros para arriba. Que aquí
abajo, según las comarcas, son calientes, calentitos,
jeringos, tejeringos, tallos, porras. Aquí un churro es una
cosa muy malamente hecha, nunca un calentito o un jeringo.
Aquí churro es un churrete en el habla. Así que, Juana, como
el orgullo de hablar se demuestra como lo has hecho, no te
quedes en la defensa verbal y léxica de la palabra
"calentitos". A ver si le dices a tu sobrina que
coja ahora mismito una escalera y que vaya quitando el
espantoso rótulo de "churros" que tenéis no en el
Arco, sino en el otro puesto, el de la calle Arfe. Porque
encima, Juana, hija, es de plástico. Y eso sí que es
completamente churri...