Señor
director de EL MUNDO DE ANDALUCÍA: perdone que use el
Recuadro para dirigirle esta carta. Es por cuestión de
preceptiva. El triste asunto de este artículo lo convierte en
carta al director. Verá usted, querido Francisco Rosell: soy,
como todos los sevillanos, usuario a la fuerza de Gas
Andalucía. Aquí mucho hablar de acabar con los monopolios,
pero si quieres gas, Catalina, tienes que entrar a por uvas
con la Ex-Catalana, que se puso la A de Andalucía con
oportunismo de partido político.
Unos
empleados de este monopolio del gas (o una subcontrata, que
nunca se sabe) llegaron a ésta su casa, señor director, el
22 de octubre de 1999 para hacer una inspección rutinaria de
las condiciones de la instalación. Metieron un aparato muy de
tecnología punta en el calderín del agua caliente y, oh,
qué espanto, el chisme, en un papel como el de la cuenta del
supermercado, dijo que aquello era un peligro, que daba tela
marinera del telón de monóxido de carbono, ese gas como las
yemas El Ecijano, que casi tós parman cuando lo
aspiran: frititos, sin darse cuenta. "No enciendan la
caldera porque es un peligro", nos dijeron. Y la
apagamos. Tal miedo nos metieron en el cuerpo los de Gas
Andalucía, que llamamos inmediatamente a Saunier Duval para
que reparasen cuanto indicaba la papela de inspección.
Reparación que con unas cosas y otras no se completó hasta
el 25 de noviembre. De dineros no le hablo. Lo que sí le
hablo es que, aun reparada, la caldera seguía dando tela de
olor a monóxido de carbono. Ay, Sevilla de las chapuzas...
Llamamos a Saunier, para que vinieran a medir el monóxido
tras la reparación. "No --nos dijeron--, ese aparato
sólo lo tiene Gas Andalucía, llámenlos a ellos". Los
llamamos.
Y hasta
hoy. Por eso le escribo, señor director. Porque desde el mes
de noviembre no he conseguido que Gas Andalucía venga a
reinspeccionar de rutina si la caldera da monóxido o no lo
da, si es mi olfato o mi canguelo el que hace persistir este
olor tan sospechoso. Hemos llamado a todos los teléfonos
posibles de Gas Andalucía. Al 900 760 760 de ¿Atención al
Cliente? A la calle Rivero, a Eduardo Dato, a una cosa que nos
dijeron de SGS Tecnos, a Urgencias del Gas (900 750 750), a
don Jorge Gross, que dicen que es importantísimo. Menos a los
pozos de Argelia, hemos llamado a todo aquel lugar relacionado
con el gas. Y nada. Toreo a la sevillana.
Y he
aquí, señor director, que estamos en obligada huelga de agua
caliente caída, porque la caldera sigue dando un tufo más
que sospechoso. A la hora de la ducha le echamos valor, de
algo hay que morir, y la encendemos momentáneamente. Para
apagarla después, no vaya a ser que se quede usted sin
columnista, señor director, y me tenga usted que llevar a
primera con los pies por delante: "Encuentran a Burgos
fritito en su piso de Bami por culpa de unos tíos de Gas
Andalucía que no les dio la gana ir a arreglarle la
caldera". Con lo limpios y escamondados que somos los
andaluces, señor director, comprenderá usted que en estas
condiciones mantenerse sin que los sobacos canten
"Campanera" es de laureada de San Fernando en
cuestión de gas. Por eso convierto la columna en carta al
director. No abusando, sino pensando en los que tendrán el
mismo problema con la compañía, le echarán tan poca cuenta
como a nosotros y encima no tienen recuadro donde acordarse de
las castas todas de Gas Andalucía. Morante es un becerrista
al lado de cómo torea Gas Andalucía a sus obligados
clientes.