Dicen los amigos que vienen observando que los lunes me gusta escribir de
toros en plan física recreatica aplicada a la política, por lo que aclaro que este
Naranjito II no es uno del tiempo del Platanito que quiera volver, como Manuel Benítez en
Jaén. Naranjito II puede ser la salvación de la atonía parlamentaria que nos amenaza en
los próximos cuatro años, por mucho que quiera animarla Luisa Fernanda Rudi. Qué
pesadez, otra vez una mayoría absoluta... Lo malo no es el rodillo, sino lo pesada que es
la mayoría absoluta. Y más ahora, que los del gobierno no pertenecen a la Cultura Manga.
--- Pero eso de la Cultura Manga no tiene no tiene nada que ver con la
política, eso es de los tebeos japoneses.
-- Que se cree usted eso. La Cultura Manga pertenece a la política
española: mangar o no mangar, he ahí el dilema. Los tebeos japoneses del Manga son un
dibujo escolar al lado de lo que mangaban los de antes. Filesa sí que era Manga total,
menudo mangazo...
Ahora, con esta mayoría absoluta, ni eso. A lo más que llegamos es a
adivinar las variantes de la quiniela del cuaderno de las pastas azules. Una pesadez. Y
encima, el PSOE con estos pelos, sin oposición ni nada. Que no haya oposición organizada
es un peligro para la democracia, pero, más que nada y antes que eso, un coñazo. Nos
quedaremos roques, profundos, cuando en la puñetera hora de la siesta a la que siempre
ponen la sesión de investidura, le dé la réplica a Aznar ese Martínez Noval que parece
el promotor de un tanatorio privado. Noval no le va a dar a Aznar ni las buenas tardes,
porque antes de que empiece a hablar, todos fritos, imagínense, a las cuatro de la tarde
y recién comidos...
Por eso tengo puestas todas mis complacencias en Labordeta. El único que
puede darle una mijita de interés al bendito juego democrático es Labordeta. Labordeta
puede ser cuanto quieran, menos un pesado. De momento, está ya en cabeza de Los 40
Principales de los que fueron a hablar con el Rey. De las consultas del Rey, ¿qué ha
quedado? Pues la corbata de Ibarrola a lo Carrascal que usa, el Cariñena que le hace dar
vivas a la Monarquía Federal, ¡viva!, y la locomotora de vapor del duque de Zaragoza
trayendo a Don Juanito de Estoril a Las Jarillas. El sopor parlamentario de la mayoría
absoluta no tiene hoy por hoy más antídoto que Labordeta. El juego que dio aquel
Naranjito de Valencia con su washingtona o su navel sobre el ambón de la tribuna va a ser
nada al lado del que puede dar Labordeta. Espero que no me defraude, y que cuando suba a
hablar con la fuerza de la locomotora del duque de Zaragoza, diga que le cambien el vaso
de agua por una botella de Cariñena. ¡Y que viva la Monarquía Federal! ¡Viva!