Qué pesadez
con la libreta azul. Y qué antigüedad. Instalados en la
globalización informática y birulética, ¿no hay nadie que le
regale un palm a este hombre? Si con una libreta azul ha
desmontado el clásico Ministerio de Industria y lo ha sustituido
por Ciencia y Tecnología (punta, naturalmente), ¿qué no hubiera
hecho si le regalan un palm, o por lo menos una agenda
electrónica de propaganda? Nunca con métodos tan antiguos se
fizo nada tan moderno. Aznar vio la ruina de Bill Gates y se dijo:
-- A mí no
me cogen. Yo, la libreta...
Es de
agradecer que España cambie de tópicos con cada nuevo Gobierno.
Con el PSOE, el tópico era la modernidad y el progreso. En vez de
"todo por la Patria", todo por la modernidad y el
progreso. Ahora con el PP, todo por la globalización y la
sociedad de la información. Pero de momento Aznar no se fía de
la informatización y no suelta la libreta ni quemado, que la
tecnología la carga el diablo. Dicen que Franco hizo la guerra
con un mapa de carreteras Michelin y parece que Aznar (que le
copia tantas frialdades, tantos hermetismos) quiere hacer sus
años de paz con una libreta. Con tanta euforia multimedia, parece
que el único problema de España fuera el Ministerio de
Industria. Nadie ha derramado una lágrima por ti, oh viejo
Ministerio del INI, de los Pegasos, de los Simca 1000 de Barreiro.
Vamos como corderitos a lo que nos manda Europa. La industria,
para los países serios: Alemania, Italia. Nosotros, en la parte
cómica del espectáculo: turismo, hoteles con encanto, sol e
Internet. Antes, todo el mundo quería ser industrial. El dueño
de un despacho de pan y tortas se ponía en el DNI:
"Industrial". Ahora todo el mundo quiere montar su
chinchalito en Internet. Vender humo. España es el primer país
vendedor de humo de la UE. Los negocios de Internet son como el
horizonte de las películas del Oeste: un indio, con una fogata y
una manta, haciendo señales de humo. Hay quien a su indio, a su
fogata, a su manta y a su humo le ha pegado ya el pelotazo, y se
lo ha vendido a los Divinos Juanes, a Juan Abelló o a Juan
Villalonga, por tropecientos mil millones. Todo el mundo se ha
montado el belén de su portal en Internet, que es el gran
negocio: lo instalas por lo que cuesta y lo vendes por lo que
creen que vale. Con vistas al futuro. Internet es el gran negocio
de algo tan hispano como el ya te veré. Cobrar la tela de golpe
para que el otro gane el dinero al ya te veré. A esto, Aznar le
ha puesto un Ministerio, en el convencimiento de que el mejor
destino de la Industria es desmontarla. Como en este nuevo
patriotismo de la sociedad de la comunicación no quiero estropear
el pasodoble nacional, gritad, pues, todos conmigo: ¡Viva
Internet! ¡Vivan los Astilleros de Corea!