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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Feria sin cambio climático

Como un rito más de la primavera, hay más farolillos en el suelo, empapochados, que colgados en las calles de la Feria, destrozados por la lluvia, El pronóstico del tiempo da agua, tela de agua, para el Miércoles de Feria. Viendo a Talavante el sábado hubo quien se cogió en los toros un enfriamiento de garabatillo. A uno al que invitaron y que se fue a la plaza sin gabardina y sin paraguas, que se compró un impermeable de fortuna de los que venden en la puerta, pero se le rompió el plástico y se pegó el remojón del siglo, al término de la corrida, atchiiiiís, le decía a quien lo había convidado:
-Gracias por invitarme a los toros...y por haberme convidado a resfriado. Es la vez primera en mi vida que me han convidado a coger un enfriamiento.
O sea, que estamos en lo de siempre. Como en Semana Santa estábamos en lo de siempre, en los teléfonos de Meteorología echando humo con las llamadas desde las salas del cabildo de oficiales reunido para ver si salimos o no salimos, en los palios mojados, en los nazarenos chorreandito, en las cofradías refugiadas, qué clásico lo de «se ha refugiado en la Anunciación». La pasada Semana Santa fue igual que está siendo esta preferia: de agua en cantidad. Fue una Semana Santa de «ojú, lo negro que viene por el Aljarafe», en lugar de: «Mira qué bonita viene.» Y en esta Feria, si Eolo no lo remedia, pues igual. En vez de Feria de «lo bien que lo vamos a pasar», Feria de «no va a caer ná» y de «pues me han dicho que en Huelva está cayendo la del tigre».
De todo lo cual se infiere que de cambio climático, nada. El cambio climático es un embuste muy gordo. Primero, porque no hay cambio climático. Hombre, se habría operado el referido cambio si en Semana Santa no hubiera llovido como llovió, que es lo que pasa siempre. El clima habitual en Semana Santa no ha cambiado nada. Habría cambio climático si en la plaza de los toros no hubieran tenido que sacar ninguna tarde el cartelón de la pizarra donde con tiza se anuncia si el festejo se da o no se da. Si en la Feria los farolillos estuvieran más secos que el ojo de un tuerto, y el albero de los arrecifes, resplandeciente, y no encharcado y empapochado. Si de verdad existiera el cambio climático, llovería y caerían chuzos de punta en pleno mes de agosto, cuando estamos en Matalascañas, no ahora en primavera, para fastidiarnos la Semana Santa y la Feria. Esto es, como siempre.
Y el calentamiento global del que hablan, lo mismo: tampoco existe. Si existiera el calentamiento terráqueo, ¿cómo iba a hacer en esa parte del globo terráqueo que es La Campana el frío que hizo en la Madrugada? Un abonado que yo conozco salió a tomarse un cafelito para calentarse y que le entrara el cuerpo en caja cuando estaba pasando el Calvario, y al volver tuvo que echar a dos pingüinos que se le habían sentado en sus sillas para ver entrar el Caballo de Triana.
-Es que los pingüinos son mucho de Triana. ¿Tú no ves los osos polares? Esos son más bien macarenos, pero los clásicos pingüinos de la Madrugada han sido siempre mucho de la Esperanza de Triana.
Y después, la nula capacidad de predicción de los meteorólogos. Si a las 12 de la mañana del Martes Santo no son capaces de decir el tiempo que va a hacer a las 2 de la tarde y la del Cerro se pega la mojada del siglo, ¿cómo vamos a creernos el Apocalipsis sin caballos que anuncian y al que han puesto el nombre de cambio climático? En cuestiones de tiempo y de clima no hay que creerse nada. Al tío que tiene que reponer los farolillos de la Feria, que no le venga Cristina Narbona hablándole de la sequía. Las cofradías se han mojado como siempre se mojaron. Como en cuantito pongan la Feria del Libro, verá usted caer agua. Si Cristina Narbona de verdad quisiera solucionar la presunta sequía, le diría a Carmen Calvo que pusiera una Feria del Libro junto a cada pantano, verías tú entonces lo que es llover. Como no hay cambio climático, la Feria ya se ha mojado como siempre se mojó. Tomen esta última forma verbal, añádanle una ene y es el que hay que darle a los apocalípticos del cambio climático que no existe.

 

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