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Gatos sin Fronteras y Alegatos de los Gatos
Gatos sin Fronteras: Andanzas y fortunas de Remo, un gato callejero
Un libro de Antonio Burgos   A la venta la decimoquinta edición  Información sobre el libro, clic aquí
Madrid, 2003  Precio: 19,00 € / 3.161 ptas. Páginas: 336 ISBN: 849734135X Formato: 14x21 cms. Cubierta: Cartoné Número de páginas: 333. ISBN: 849734135X Editado por La Esfera de los Libros, S.L Avenida de Alfonso XIII 1, bajos. 28002 Madrid - Teléfono: +34 -912 960 200. Fax: +34- 912 960 206. e-mail: laesfera@esferalibros.com
 

 Alegatos de los Gatos    A la venta la tercera edición  Acogida y comentarios sobre el libro

Relatos con retratos de los gatos literatos un libro de Antonio Burgos newchico.gif (899 bytes)

Madrid, 2004 Precio:20,00 € / 3.328 ptas. Número de páginas:392 ISBN:8497342291 EAN:9788487342292 Fecha publicación : 10/11/2004 Colección:Fuera de colección Formato:14x21 Cubierta: Cartoné Editado por La Esfera de los Libros, S.L

Ampliar portada Clic para ver la cubierta ampliada Portada de "Gatos sin frontera", de Antonio Burgos
Cubierta del libro, con la silueta del gato Adriano y los retratos de Remo y otros coleguillas  Acogida del libro "Gatos": un estuche con Gatos sin Fronteras y Alegatos de los gatos. De regalo: "El libro de mi gato", un exclusivo diario bellamente ilustrado en el que su gato podrá convertirse en un litergato y escribir sobre sus costumbres, gustos y maníasnewchico.gif (899 bytes) Información sobre "Gatos sin fronteras"

Más información sobre el estuche de los dos libros y el regalo "El libro de mi gato"

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SINOPSIS:
En Gatos sin Fronteras, su protagonista, Remo, el gato que adoptó a Antonio Burgos, pidió a todos sus congéneres literatos del mundo que le escribieran contándole sus verdaderas historias, porque está hasta los bigotes de que los humanos hablen de ellos como si lo supieran todo, cuando está claro que los que verdaderamente saben de gatos son los gatos.

Gracias a su petición, los gatófilos han salido del armario y han transcrito todo lo que sus litergatos hacen, maúllan y piensan, sin censuras. El resultado son estos alegatos repletos de vidas y aventuras gatunas en los que podremos leer la biografía autorizada de Benito el Negro; conocer a Afrrrael, sibarita y filósofo, a la estudiosa Miss Cifú, o a Marit y Laika, grandes amigas y compañeras de piso; descubrir cuáles son los gustos televisivos de Rayado o las habilidades de Antoñín Abrepuertas y Curro, campeón en el noble deporte de beber del grifo; enterarnos de que algunos, como Gurki, Muski y China Ghost, saben de leyes; reírnos con Arima, que odia que su mascota humana hable por teléfono o se vaya de viaje; o emocionarnos con la tristeza de Truchi, que llora con lágrimas de verdad la trágica pérdida de su gran amiga Angélica, ocurrida el 11-M… Y, por fin, enterarnos de que no hay dos gatos iguales y que siempre… ¡el nuestro es el mejor!
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Anticipo de los capítulos "Los Gatos Tristes del 11-M" (Angélica y su gata Truchi)
Angélica González murión en la matanza del 11-M. Su gata «Truchi» no la olvida
Angélica González murió en la matanza del 11-M. Su gata «Truchi» no la olvida
Información sobre la obra en el sitio de La Esfera de los Libros (con texto de las primeras páginas)

Estuche con Gatos sin Fronteras y Alegatos de los gatos · De regalo: "El libro de mi gato", un exclusivo diario bellamente ilustrado en el que su gato podrá convertirse en un litergato y escribir sobre sus costumbres, gustos y manías.newchico.gif (899 bytes)
SINOPSIS:
Una ocasión única para todos los amantes de los gatos: la edición especial de los libros de Antonio Burgos, "Gatos sin Fronteras" y "Alegatos de los Gatos", en los que se narran las andanzas y fortunas de Remo, un gato callejero, y de sus compañeros Rómulo y Adriano. Además se incluyen las autobiografías y los retratos de los gatos literatos, en los que todos ellos cuentan sus verdaderas historias.
Precio: 42,00 euros / 6.988 ptas. Páginas: 728 ISBN: 8497342550 EAN: 9788497342551 Fecha: 23/11/2004 Formato: 14x21 Cartoné  Más información en el sitio de La Esfera de los Libros
ACOGIDA DEL LIBRO
Antonio Burgos repasa la simbología literaria de los gatos
ANTONIO LUCAS    El Mundo 23/12/04
Antonio Burgos comenzó dando voz (y fama) a un gato callejero, Remo, y lo que arrancó como un divertimento, Gatos sin fronteras, se ha convertido en un «inesperado» éxito de ventas que ya va por la decimoquinta edición. «Ha sido sorprendente también para mí. Mi idea era observar el mundo desde los ojos de un gato.Contar qué sucede desde la mirada felina, pero la aventura se ha ido ensanchando y tras la salida del primer volumen comencé a recibir cartas de lectores que me escribían las historias de sus gatos», apunta. «De este modo me adentré en la segunda parte, Alegatos de los gatos. Relatos con retratos de los gatos literarios, que en poco tiempo ha sumado cuatro ediciones». Ambos volúmenes publicados por La Esfera de los Libros.

Si entonces hablaban Rómulo y Remo, inquilinos de esa inclusa gatuna en la que ha convertido Antonio Burgos su casa de Sevilla, ahora lo hace toda una tribu de gatos a través de los que el escritor repasa un puñado de aventuras que van desde el amor por estos animales de Hemingway y María Zambrano a la historia de Truchi, que perdió a su dueña en los atentados del 11-M. O hasta la extraña tristeza de Adriano, el gato rubio y triste.

Animales que, según Antonio Burgos, nunca alcanzan un grado total de domesticidad. «Es una especie que mantiene un envidiable sentido de la libertad. Es un animal enigmático, elegante y tremendamente literario. Además, muy numeroso en España, donde un informe reciente anunció que aquí habitaban cinco millones de ejemplares». Mucho gato para tan pocas calles.


"Perros y gatos", por José Antonio Gómez Marín / El Mundo de Andalucía 13/12/2004

¿Por qué los pintores preferirán a los perros frente a los gatos como modelos de su arte? Antonio Burgos, “catologus maximus”, ha dado sus buenas razones pero es consciente de esta predilección que no tiene, a mi entender, demasiado que entender en términos históricos. El perro aparece en la pintura como un elemento del repertorio simbólico del arte cortesano, del aristocratizante que lo imitó o, en última instancia, del burgués, bajo dos especies casi únicas: como emblema de dignidad o como gozque faldero. En el primer caso (recuérdese el inolvidable de Tiziano junto al Emperador, el que duerme en primer plano en las Meninas o el que flanquea la pierna del retrato cazador de Carlos III que pintó Goya) su papel consiste en prestigiar el entorno y conferir dignidad al personaje. En el segundo, en sugerir esa vasta gama de emociones que van desde la laxitud al goce del lujo, y hay en este capítulo perros tan señeros como el goyesco que exhibe su lazito rojo a juego con el de la duquesa de Alba, esta temporada expuesto en el Prado dentro de la muestra sobre el retrato español. Pero en ambos supuestos son perros que dormitan o cierran los ojos conscientes de su rango, no como los perrillos “de placer” --¿no se hablaba en aquellas cortes de “hombres de placer”?--, pongamos los velazqueños que acompañan a los príncipes Baltasar Carlos o Felipe Próspero. Los gatos, de acuerdo con su reflejo en el inconsciente colectivo, son más raros y juegan papeles distintos, pues si es verdad que los hay falderos (Burgos cita al que juega con un ovillo a los pies de un personaje), lo normal es que representen papeles más dramáticos. En la exposición citada hay un Goya bellísimo en el que, ‘rara avis’, aparecen tres gatos --uno apenas dos ojazos en la penumbra-- junto a un niño de la burguesía aristocratizante, pero no hay que olvidar al pobre gato encaramado en la rama huyendo de los bárbaros ‘isidros’ ni la espeluznante pelea de gatos que conserva el Prado, una “fábula pictórica” me parece a mí, respecto al famoso duelo de las estacas. Yo creo que los que más gatos pintaron fueron los parnasianos y simbolistas franceses, retratos de mininos tan memorables como los de Bonard que están en Orsay, los que Manet adjudicó a su mujer, a su hija y a la bella ‘Olimpia’, ya saben, el atigrado de Renoir (que pintó más de uno, por cierto), hoy en la National Gallery, o el enigmático, acaso maligno gato negro que Van Gog pintó en el primer plano de un paisaje de su amado jardín de Auvers. Dejo un caso aparte: el del perro y el gato pintados juntos por Gauguin, gozques ambos a los pies de una bella durmiente. No es que falten gatos, pues, lo que pasa es que yo creo que significan otra cosa en la pintura, lo mismo que en la vida.

Es un mérito extraordinario de Antonio Burgos haber contribuido con tan buen tino a desmontar la leyenda negra del gato, ese animal sagrado en lo antiguo el que la superstición y las inquisiciones hicieron nada menos que imagen y, llegado el caso,  encarnación del diablo. Frente a esa leyenda de siglos, contra ese falso cronicón de gatos brujeriles, gatos alquímicos, gatos herejes o gatos de aquelarre, Burgos ha levantado sencillamente la razón de la ternura, ha puesto el ojo plácido en la tranquila escena de la vida y ha visto la serenidad, pongo por caso, en ese inefable gato transmutado en nube que sirvió al ropavejero para averiguar la autoría de cierta Inmaculada de Goya. Creen algunos psicoanalistas que el rechazo al gato va en el mismo cesto que la agresividad contra la mujer. Yo creo que más bien con la maldad sin más. El gato goyesco escapando a los majos me ha puesto por delante al que Antonio e Isabel Burgos salvaron de ser “paseado” en Tarifa, y con él, a todos los gatos perseguidos, despellejados o corridos a cantazos que representan divinamente, a diario, la tragedia humana. Lo que Burgos ha hecho por los gatos no es apologética, es simple ternura. Se puede tener afilada la garra pero clemente y almohadillada la mano justiciera.


"Palco Apache", por Angel Antonio Herrera / El Mundo 24/11/2004
Antonio Burgos / Sube. Bello e insólito libro el último trabajo del escritor, Alegatos de los gatos, un homenaje largo y entero a los gatos del mundo, un collar de estampas riquísimas de anécdotas y vivísimas de malabar verbal.
Antonio Burgos sosteniendo a su gato Remo. RAÚL DOBLADO
Antonio Burgos: «Los gatos tienen principios y esquemas de valores; y nos enseñan muchas cosas»

ÁNGEL PÉREZ GUERRA/ ABC de Sevilla, 28/11/2004

El universo poético de Burgos se ha poblado de gatos. Ciento un gatos, y muchos más, a los que se puede acariciar el lomo colectivo, el de los «burgueses» libros de la gatomaquia.

-Cuéntenos sus primeras experiencias en el mundo de los gatos.

-Es como la canción de Serrat, «tenía diez años y un gato que me esperaba al venir del colegio», en mi casa de la calle Bayona. Mil Rayas. Lástima que se lo llevaron para comérselo. Y mi abuela también tenía otro gato, blanco y negro, en su casa del Retiro Obrero, cuya especialidad era pasearse y columpiarse en los estores de encajes de las ventanas. Y cuando Isabel recogió, hace ya tiempo, a Remo abajo en la calle, que estaba abandonado, y me lo subió, me trajo justamente la imagen de la infancia. Porque Remo era exactamente igual que el Mil Rayas que yo tenía de chico y al que le dediqué el primer libro, «Gatos sin fronteras», que era también esto que se llama ahora un manual de autoayuda de cómo recoger a un gato abandonado y no hacer el ridículo con él. Y además porque, aparte de lo que yo recordaba de los gatos y lo que le gustaban los gatos a mi tía María, que me enseñó lealtad a la Monarquía y liberalismo, había muchas cosas que yo desconocía de los gatos, desde anatomía de los gatos a literatura sobre gatos, a los gatos en la pintura, a los gatos de la cultura judeomasónica que en la Edad Media los persigue y los toma como elementos de las brujas y de los diablos. Todo lo que aprendí de los gatos lo escribí en aquel primer libro.

-Ese libro ha alcanzado catorce ediciones en un año. ¿Cómo se ha pasado de los «Gatos sin fronteras» a los «Alegatos de los gatos»?

-Haciando un truco, al final de aquel libro Remo me arrebataba el ordenador y me escribía el epílogo. En él decía «bueno, este libro está bien, pero los que sabemos de gatos realmente somos los gatos; nunca estos señores a los que permitimos vivir en nuestras casas llegan a saber nada de gatos. Así que yo invito -decía Remo- a todos los gatos del mundo a que escriban y cuenten sus historias, que entonces serán las verdaderas historias de gatos. A raíz de aquel epílogo escrito por el gato Remo he recibido centenares de bellas, hermosas, conmovedoras, humorísticas, hilarantes, sentimentales, dramáticas historias de gatos, con las que he construido este segundo libro, que también lleva por dentro la novela de un gato, la novela del gato Adriano, que recogimos también abandonado en Tarifa, donde los camareros de un hotel querían darle el paseo, pero en el mismo sentido que se lo daban los españoles en ambos bandos del 36 al 39. Y salvamos a Adriano del paseo y lo trajimos a casa para que fuera emperador en la colonia romana con Remo y con Rómulo. El sentimiento de esa historia del gato Adriano, que no voy a revelar porque entonces me cargo el argumento del libro, es el que ha sido hilo conductor de estos alegatos de los gatos en los que van cientos de historias de gatos; por decirlo en términos de la literatura del siglo XVIII, los gatos contados por sí mismos. Es un maullido colectivo.

-¿Todo eso le ha revelado que hay mucha gente que convive con gatos y escribe bien?

-Escribe muy bien, porque el truco es siempre que un gato le ha quitado papel y pluma o el teclado de ordenador a alguien que vive en su casa con él. Y los que viven con gatos escriben muy bien. Yo sabía que el gato es un animal literario por los cuatro costados, de Baudelaire a Neruda pasando por García Lorca o por Alberti; pero también es un animal literario en el sentido de que a quienes ellos les permiten vivir en su casa le acaban enseñando literatura, en este caso litergatura. Los relatos que yo he recogido en el libro están muy bien escritos, pero es que tengo carpetas y carpetas y archivos de ordenador con otros relatos que están exactamente igual de bien escritos. El gatos y el mundo de los humanos que viven con los gatos demuestran que el gato linda con la poesía y la literatura por los cuatro costados.

-O sea, que esa sobreabundancia de material puede querer decir que éste es el principio no sólo de una gran amistad sino de una saga.

-Pues sí, porque al final del libro va un agradecimiento que también lo ha escrito Remo, en el que verá relacionados todos los gatos que están en lista de espera. Y son tres páginas de gatos en lista de espera, que me han enviado el relato de su vida y que los tengo ahí para en cuanto pase un cierto tiempo y me ponga otra vez a trabajar en gatos hacer una tercera entrega, ya a lo mejor sin que ningún gato mío ponga sus garras en el teclado sino simplemente dándole voz o maullido a los gatos.

-Observo en usted una efusión de romanticismo que tal vez idealice a los gatos.

-Los gatos lo que no son es tan malos como la fama que tienen. Yo digo que los gatos me han nombrado a mí agente de relaciones públicas, o como ahora se dice de relaciones institucionales o corporativas, para que les cuide la imagen. Esto en realidad es un gabinete de tráfico de influencias gatunas en el que por el conocimiento se ve que esa fama de ariscos está infundada, que esa fama les llegó con nuestra cultura en que la Iglesia lo veía como agentes del Demonio. Frente a un perro de San Roque, no hay hagiografía de santos con gato al lado. Habría que ir a San Martín de Porres, que tiene un gato, un ratón y un perro. O en la iconografía anglosajona un gato que está con San Jerónimo en el escritorio. Los gatos tienen sentimientos que tal vez desconocen los que le tienen aprensión.

-Pero, ¿no son muy clasistas los gatos? Estoy pensando que no hay vagabundos con gatos. Además, siempre salen de noche, cuando todo el mundo se ha recogido. Tienen cierto aire aristocrático.

-No en balde están los aristogatos. Pero más que aristocrático, el gato es el animal típico de la burguesía. Frente a la nobleza agraria y campesina que tenía perros y caballos, el romanticismo, las ideas del liberalismo, en suma el protagonismo social y político de la burguesía a partir del XIX, es el gato, un animal urbano, como la propia burguesía y su nombre indica, y un animal libre. La mejor estatua de la libertad no está en Nueva York, sino que es ese gato que usted acaba de ver, que hace lo que a Romulito le viene en gana, y que no hay caramelo capaz de atraerlo ni dueño capaz de domesticarlo. Dicen que en todo caso son animales domésticos en cuanto que viven en la casa, pero que nunca son animales domesticados. Ese espíritu de rebeldía es políticamente incorrectísimo siempre -el perro es muy políticamente correcto, se comporta como la gente quiere que se comporten los perros; por el contrario, el gato nunca se comporta como la gente quiere que se comporte el gato. No hay nada peor que exigirle a un gato que se comporte como un perro. Esa es la regla número uno. Quizá la mala prensa de los gatos venga de que hay quienes les exigen que se comporten como perros.

-¿El gato está en nuestros ancestros culturales?

-El gato es un pequeño faraón, y a lo mejor con el mismo sentido del arte como otro faraón que tenemos aquí cerca, en Camas, con la misma armonía. El gato es el símbolo de la romanización. Se puede hacer una Historia de la Humanidad según el gato, que lleva el movimiento de la civilización de Oriente a Occidente. Desde Egipto a la costa Este de Estados Unidos.

-¿Los gatos tienen moral y ética?

-Yo creo que sí, y tienen principios. Y esquemas de valores. Y nos enseñan muchas cosas. Para el hombre un gato es una lección de humildad continua. El hombre que se cree rey de la Creación es el que más se rompe cuando llega el gato, que hace lo que quiere y que le está diciendo a su lado cada instante que el rey de la Creación es el gato y no el hombre.

-El libro está dedicado a una niña que a la sazón es su nieta. ¿Los niños son quienes mejor entienden a los gatos?

-Cuando tienen cierta edad, evidentemente. Todo el mundo dice, cuando ve a un niño recién nacido «es como un gatito». No he escuchado a nadie que diga «qué gracioso, es como un perrito». Igual que no hay ninguna madre republicana, sino que todas llaman a sus niños «mi rey».

-Los gatos son verdaderos artistas de la mirada.

-Sí, yo creo que más que ojos tienen dos bolas del mundo. Son dos universos que no sé si se refleja todo en ellos o si tú lo ves todo en ellos. Lo que es inquietante es que los dos gatos, como son litergatos, cuando estoy trabajando en el escritorio se me sientan en la mesa, y ese gato que está sentado mientras tú estás escribiendo y de pronto te mira fijamente, está leyendo algo que no le gusta. Yo como tengo un gato de derechas y uno de izquierdas, me hacen una doble revisión de todo lo que escribo.

-¿Ha llevado su pasión por los gatos en secreto o es una vocación tardía?

-Es una vocación muy temprana, porque yo a Fernando mi hijo desde que nació le llamo gato. Como él no vive ahora aquí, quizá ha sido sustituido por otros gatos. A mí los gatos me han llamado muchísimo la atención siempre.

-¿Tienen buen humor?

-Los gatos son serenos y contemplativos. Tanto que hay hasta gatos de clausura. En el convento de Santa Paula hay una gata espléndida que la cuida sor Esperanza, lectora de esta serie de libros de gatos y que ha quedado en contarme la historia de la gata jerónima del monasterio de Santa Paula. Los gatos son unos conservadores, otros anarquistas, muy librepensadores. Y con sentido del humor, porque el gato hace travesuras. Las travesuras que hacen los gatos son los golpes de humor de los gatos. Hay quien dice que los gatos son eso que llaman ahora comerciales de los tapiceros. Y son puros exquisitos bon vivant. En invierno el sitio más caliente de la casa es aquel en que esté el gato. No hay que poner termómetro. Por el contrario, en el verano, el sitio más fresquito de la casa es el sitio en el que esté el gato.

-Y esa mala prensa, ¿no será debida a la envidia, porque el gato siempre cae de pie?

-No, yo creo que se debe a que el gato no es elemento de emulación en la sociedad en que vivimos, mientras que el perro sí. La gente presume de raza de perros, y hay quien va por ahí paseando a su perro y en silencio te va diciendo «en esta correa no llevo un perro; llevo medio millón de pesetas, que es lo que vale esto, porque es un perro de tal raza, con pedigrí y papeles». Por el contrario, el pobre gato, como es tan prolífico (una gata en su vida puede tener ciento cincuenta gatitos), y salvo razas muy exóticas y especiales, el gato no vale un duro, pues no se puede convertir en un elemento de emulación social, y nadie puede decir «mi gato es sobrino de un gato que tiene el Rey», como sí presume la gente en el caso de los perros. Todo el mundo tiene un perro que es primo del de Su Majestad. La gente además decía que la casa donde hay un gato huele a pis de gato. Son los animales más limpios que hay. Ellos tienen su cajón de arena y todo lo hacen allí. Los gatos se unían a esa vieja solterona y maniática que estaba en un piso muy alto siempre que olía muy mal y con muchos gatos. Ya es hora de recordar a los tres gatos de Aznar en La Moncloa, Manolo, Margarita y Lucas. Aznar es uno de los gatófilos que me han escrito para contar su historia. Cuando él perdió el poder fueron, naturalmente, desahuciados de La Moncloa. En Sevilla hay multitud de colonias callejeras de gatos.

-¿Es un animal de hombres o de mujeres?

-El gato le gusta más a la mujer que al hombre. Algunos son donjuanes. A Remo no hay cosa que le guste más que las piernas de una señora. Vienen las amigas de Isabel y se pone a magrearles las piernas a todas, y yo creo que hasta a cogerles el culo. La palabra es sensibilidad.

-¿Detrás de toda gran mujer hay un gran gato?

-Sí. Primero que si la mujer no quiere el gato no está en la casa. Eso te lo podría contar más lastimeramente que yo José María Aznar, que el pobre hombre quería llevarse a su casa los tres gatos que tenía en La Moncloa, y Ana Botella, que es de los perros, se llevó al perro que tenía en La Moncloa, pero no ha consentido que se lleve los gatos. Yo estuve con Aznar, y lo cuento en el libro, después de que perdiera el poder, y el hombre no estaba apenado porque hubiera perdido el poder, sino porque ya no tenía a los tres gatos a su lado. Y se consolaba leyendo a Baudelaire sobre los gatos. Me mandó la fotocopia de dos preciosos poemas de Baudelaire que van en el libro sobre los gatos. El gato hace mejor miga con la mujer porque sabe que si ella no quiere él no está en casa y va a la puñetera calle. Yo tengo gato porque a Rómulo lo recogió Isabel; a Remo Laura, la señora que trabaja con nosotros, cuando iban a matarlo unos niños en el polideportivo del barrio, y a Adriano lo recogió Isabel en Tarifa cuando iban a darle el paseo.

-Luego tenemos el gato que está triste y azul, portador de una melancolía no terminal sino esperanzada.

-El gato es un portador de nostalgia. Yo creo que todos tenemos un gato en nuestra infancia, y gato que vemos gato que te devuelve esa nostalgia de la infancia. Cuando todos fuimos gatos, porque seguro que cuando nacimos y estábamos en la cuna una amiga de nuestra madre vino y dijo «mira, parece un pequeño gatito». Yo creo que recordamos eso, y queremos ser tan elegantes, tan armoniosos y tan relajantes como los gatos.

«Los alegatos de los gatos», según Antonio Burgos  Por José Luis Montoya ABC Sevilla, 14/11/2004
A raíz de la publicación de «Gatos sin Fronteras», su autor, Antonio Burgos, dijo en una entrevista que de gatos, los que saben de verdad son los gatos. Y esa frase, dicha en aquel momento, la archivé en la mente y la pseudoolvidé, hasta hoy, que la he rescatado del archivo mental, porque tengo sobre mi mesa de trabajo en la redacción una nueva publicación, también gatuna, que me ha hecho recordarla y que igualmente se debe a la autoría de este gran escritor y articulista sevillano.

Y la he recordado, porque sumando el contenido del libro anterior a lo que llevo leído -todavía por encima- de este nuevo, cuyo título es «Alegatos de los gatos», he llegado a la seria conclusión de que, si es verdad esa teoría de la reencarnación en la que mucha gente cree, Antonio Burgos ha debido ser gato en otra vida anterior, porque sabe de ellos tanto como los gatos mismos, como se desprende de lo que escribe sobre los misifús, que por lo que respecta a la nueva obra tiene un contenido que es, según imaginaria y humorísticamente asegura el autor, las respuestas a una carta que su minino «Remo», al que estaba dedicado el otro, escribió a todos sus congéneres del mundo a fin de que le respondieran contándole sus verdaderas historias, porque está hasta los bigotes de que los humanos hablen de ellos como si lo supieran todo.

Y esas imaginarias respuestas de los litergatos, al ser transcritas, impregnadas por la riqueza narrativa de Antonio y por los conocimientos que de tantas y tantas materias tiene, completan cuarenta y seis relatos, cada uno distinto y distante -unos históricos, otros alegres, otros menos, otros con vivencias familiares, otros tiernos-, que cuentan con el denominador común de que todos están directamente relacionados con los gatos, porque éstos son los verdaderos protagonistas de la publicación.
                 Comentarios sobre el libro en el Club Gatuno de MiGato.Com
Segundo homenaje felino de Antonio Burgos   Por Vita Lirola  Agencia Efe, 16/11/2004
Antonio Burgos posa junto a su gato Remo (EFE).
Antonio Burgos posa junto a su gato Remo (EFE).
SEVILLA.- El nuevo libro del escritor y periodista Antonio Burgos, "Alegatos de los gatos" (La Esfera de los Libros) rinde un homenaje, mediante relatos ilustrados, alegres y tristes de sus adorados felinos, al modo en que los animales "hacen mejores a los hombres". Un año después de la publicación de 'Gatos sin fronteras', en el que Burgos novelaba su redescubrimiento del mundo felino gracias a la adopción de Remo, su primer gato, el escritor y periodista ha aumentado su familia felina con las incorporaciones de Rómulo y Adriano, gatos callejeros también salvados de un destino trágico, y trae a las páginas de su nuevo libro sus historias y las de otros muchos gatos que hablan a través de sus dueños.
El periodista concedió una entrevista bajo la supervisión de su gato Remo, que al final de 'Gatos sin fronteras' pidió a sus congéneres que le contaran sus historias para recogerlas en un nuevo libro, que ahora ve la luz. A juicio de Burgos, su primer libro sobre gatos "sirvió para que, frente a la moda social del perro, pues muchos gatófilos salieran del armario; le dio prestigio literario y social al gato" y además le ha convertido "en un despacho de tráfico de influencias gatunas", ya que el escritor, apremiado por sus lectores, ha salvado a muchos felinos de la calle y del abandono.
La Moncloa
Por 'Alegatos de los gatos' deambulan gatos felices, como Rómulo, el más tímido de los felinos de Antonio Burgos; como Remo, convertido en hermano mayor de sus nuevos compañeros de piso; como Manolo, Margarita y Lucas, los antiguos gatos de La Moncloa, que con el cambio de Gobierno pasaron de vivir en el Palacio a ser acogidos por una amable secretaria, o como Asrael, que es un gato "pensador". Otros felinos destrozan tópicos, es el caso de Truchi, la gata de Angélica, una joven estudiante de Filología Inglesa que murió en el tren de Santa Eugenia el pasado 11 de marzo.
Burgos recoge en su libro el relato de la madre de Angélica, que cuenta cómo la adorada gata de su hija la busca todos los días en la puerta de su casa a la hora en que volvía de la Facultad, olisquea entre sus peluches para seguir su rastro e incluso llega a llorar, como el resto de la familia, por la terrible pérdida. La siamesa Truchi protagoniza una historia de "lealtad y de fidelidad exactamente igual" a las que normalmente se atribuyen sólo a los perros, echando por tierra el mito de que los gatos son "ariscos".
Zambrano y sus 70 gatos
También cuestiona este tópico el caso de la pensadora María Zambrano, que llegó a tener 70 gatos en su casa, batiendo así la marca de Ernest Hemingway, que tuvo 57. Zambrano, que fue expulsada de Roma durante el fascismo "porque los vecinos no querían que estuviera con unos símbolos de la libertad como eran los gatos", está enterrada en el cementerio de Vélez-Málaga, donde, desde su muerte, vive una colonia de gatos en los alrededores de su tumba.
Antonio Burgos está convencido de que "un hombre sin gato es un hombre que se pierde una lección continua de elegancia, de armonía, de belleza, de independencia y de humildad, porque si el gato te pone en tu sitio y el perro te halaga, hay quien dice que el ideal para el hombre es vivir con un perro que lo halague y con un gato que lo desprecie".
'Alegatos de los gatos' incluye también un 'diccionario ilustrado', proporcionado al escritor por Isabel Gil, una de las responsables de la web www.migato.com, del "gatés-humano, humano-gatés", es decir, "un estudio de la expresión corporal de los gatos para saber qué quiere decir" el minino con sus gestos.

«Ningún animal más políticamente incorrecto que el gato: nunca halaga»
Antonio Burgos presenta 'Alegatos de los gatos', una obra esculpida alrededor de medio centenar de historias de felinos reales y literarios
Antonio Burgos (en la imagen con su amigo Remo) afirma que los mininos le han «elegido como su asesor de imagen». DÍAZ JAPÓN
JOSÉ LANDI/CÁDIZ   HOY, Badajoz, 20/11/2004
Que los gatos tengan siete vidas es una de las mayores mentiras que la humanidad soporta. Y son muchas. Antonio Burgos Belinchón (Sevilla, 1943) se ha consagrado a desmontar la falsedad. Su última obra, Alegatos de los gatos (La Esfera de los Libros) es la prueba documental del embuste. Estos felinos tienen centenares, miles de vidas, tantas como ejemplares sobre la tierra. El escritor y articulista lo intuyó con su obra Gatos sin fronteras (2003) pero lo corrobora con este retorno.
Burgos entiende un discurso personal en cada maullido y convierte en personajes literarios a un centenar de gatos a través de una cincuentena de capítulos (que van desde la novela al relato, aliñados con la opinión y el ensayo) de su nueva obra.
Desde que escribiera el pasado año las andanzas de uno de los felinos, el 'adoptado' Remo con el que convive, el autor recibió miles de cartas y mensajes en los que algunos crédulos humanos les hablaban de sus gatos. Su obra confirma que son los animales los que saben de sus dueños, les definen. Hizo una selección y presenta el resultado.
-¿Tanto tienen que contar los gatos como para dedicarles sus dos últimas obras?
-En 'Gatos sin fronteras' terminaba con un truco literario, que consistía en que Remo me arrebataba el ordenador para afirmar que los gatos deben hablar de ellos mismos, de sus vidas y la de los humanos que les rodean. Eso es lo que hago en Alegatos de los gatos, dejar que hablen.
-¿Y qué dicen los gatos de un mundo de lobos?
-Tienen centenares de historias. A raiz de la publicación del libro anterior, comenzaron a llegarme cartas y mensajes, a centenares, en los que muchas personas me hablaban de sus gatos. Cada dueño de gato cree que el suyo es el mejor del mundo, así que los he leído a todos y he hecho una pequeña selección. He tenido que descartar muchas historias, aunque no descarto una continuación.
-¿Está anunciando una nueva entrega? ¿Una trilogía gatuna?
-Es muy posible. Está en proyecto y, si Dios quiere, puede ser una realidad para el próximo año.
-¿Teme desvelar un mundo secreto, como el de los gatos, asociado a la magia, los cementerios, lo esotérico, la soledad y el silencio?
-Es que los gatos me han nombrado su asesor de imagen. Es un animal que no tiene prestigio social. Tiene fama de arisco. En la Edad Media tenían cierta leyenda maldita, se les asocia a la brujas. No es como un perro, que se luce por la calle porque cuesta un dineral, como si fuera un BMW. Los gatos son de otra forma. Al gato no se le puede sacar a la calle.
-¿Y sus dueños?
-No quiero ofender a nadie, pero creo que la gente que tiene gatos es más reflexiva, más culta, más tranquila, es gato es un animal más literario que el perro. Los que tienen gatos son los españoles que más suenan a ingleses, a ritual y a ceremonia.
-Dice usted que los gatófilos empiezan a salir del armario ¿De qué se ocultaban?
-Es que el amor a los gatos es más privado, menos público que el que se profesa a los perros. Se lleva más en silencio, en casa, de ahí algunos tópicos como el de animal de compañía de solteronas, viudas o solitarios.
-Sin embargo, es un animal muy literario, con protagonismo histórico, al que le cantaron Bécquer o Neruda
-Es que llegó a ser una divinidad en Egipto. Eran tratados como diosos, tenían su propia representación divina y se les otorgaban facultades espirituales. Siempre ha estado presente en la literatura, en la historia, en la magia.
-Uno de los relatos más impactantes del libro es el de 'Truchi', que aún espera a su joven dueño Angélica, que murió en los atentados del 11-M en Madrid
-Con esa historia se demuestra que los gatos también sienten la ausencia, que son leales que se aferran a sus dueños. Truchi sale cada tarde, a la hora a la que Angélica volvía de la Universidad, y cuando comprueba que no llega, se va a, triste, al cuarto de la niña a oler sus cosas.
-¿Los gatos de su obra también viven historias alegres?
-Por supuesto. Hay gatos muy golfos. Son animales muy promiscuos, muy libres. Hay uno en el Aljarafe, Trompo, que se va de botellón todos los viernes a la misma hora y no aparece hasta el lunes, siempre a la misma hora. También está en Alegatos de los gatos la novela de Adriano, un felino anarquista, como Fermín Salvoechea... hay muchas historias en el libro, cada una distinta. Hay gatos pensadores, vividores...
-En algunos de los apartados de la obra se asegura que los gatos no son de derechas y que, ni siquiera, se llevan mal con los perros.
-Respecto a la primera afirmación, es evidente. Ningún animal más políticamente incorrecto que el gato, que nunca halaga, siempre es sincero. Respecto a lo de los perros, es una falsedad. Conozco muchas historias de cachorros de gato amamantados por perras y al revés. Se respetan y conviven.
-Algún defecto tendrán...
-Algunas de sus virtudes pueden ser entendidas como defectos. No aceptan la falsedad y llevan la independencia al extremo. A mí me parecen virtudes, pero alguien puede ver ese espíritu de libertad como una falta.

 

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GATOS SIN FRONTERAS

Antonio Burgos dedica un libro al callejero Remo y a todos los gatos del mundo     Ver la cubierta del libro       Críticas y comentarios al libro

SINOPSIS:  

Los gatos están en el mundo para desmentir la falsa creencia de que todas las cosas fueron creadas por Dios para servir al hombre, al que hizo a su imagen y semejanza. Dios también creó al hombre para servir al gato. Ésta es la humorística, sentimental y apasionada historia novelada de uno muy particular: Remo, un gato romano, altanero, caprichoso, sibarita y egoísta, fiel representante de la más ilustre estirpe del Felis Viator, el gato callejero. Un gato abandonado y recogido con sólo unas semanas, que no olvida tan fácilmente que en el Antiguo Egipto sus congéneres fueron dioses. Remo es el protagonista y casi autor del libro, y bien podría maullar como si tal cosa: «Antonio Burgos no me recogió en la calle; fui yo quien lo adoptó a él, como una excusa para escribir éste mi libro y ésta mi historia, la historia, en realidad, de todos los gatos del mundo y la Historia del Mundo vista por los gatos. ¡Los gatos al poder!"

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Entrevistas, comentarios y críticas del libro 

Crítica en ABC Cultural (3/11/03)   

Texto de la conferencia "Sevilla-Huelva: gatos encerrados"

Anticipo del libro en el "Magazine" de El Mundo, 28/9/2003  Capítulo "Y Dios creó al gato" (con ilustraciones del libro) 

Presentación del libro en la Asociación de Amigos de los Gatos de Marbella (MarWeblla,19/12/03)

Presentación del libro en Sevilla por Carmen Tello y Jesús Quintero (ABC Sevilla, 30/10/2003)  

Vídeo de Europa Press-Yahoo sobre el acto de presentación del libro (Sevila, 29/10/2003)

"Miau", por Ignacio Camacho ( ABC 19/10/2003 )   

"Teorìa del Gato", por José Antonio Gómez Marín ( El Mundo de Andalucía, 25/10/2003)   

"A los gatos los perseguía la Iglesia y ahora los persigue la Bauhaus" (Entrevista por Francisco Correal, "Diario de Sevilla", 19/10/2003 

Antonio Burgos glosa las virtudes de los gatos (Europa Press, 29/10/2003) 

Antonio Burgos traza una defensa literaria de los gatos (Eva Díaz Pérez El Mundo, 21/10/2003)    

Burgos se mete en la piel de un gato en su nuevo libro. El escritor reivindica a los felinos en "Gatos sin fronteras. Andanzas y fortunas de Remo" (Agencia Efe, "Diario de Jerez"m 19/10/2003)

Comentario del libro por José Luis Montoya, en ABC de Sevilla  (8/10/2003)

"Gatos sin fronteras" en el sitio de Internet de La Esfera de los Libros (noticias, informaciones y críticas) 

Recomendado por Veterinaria Org 

Reseña sobre el libro en la revista "Gatomaquia" 

"Gatos sin Frontera" en Plata y Oro 

"Gatos sin frontera" en "El Gato en la literatura"

Portada de "Gatos sin frontera", de Antonio Burgos

Textos de A.B. sobre gatos, perros y otros maravillosos animales

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