El
mayor problema municipal de España no es la
inseguridad ciudadana, eso de que los chavales no
puedan venir solos del instituto sin que los
atraque otro de su edad para quitarles el teléfono
móvil y la chupa. El mayor problema municipal de
España no son los atascos, eso de que te pasas
medio jornal dentro del coche yendo o viniendo del
currelo: dos horas para allá y dos horas para acá,
ya me contarás, la mitad justa de ocho horas. El
mayor problema municipal de España no es el
ladrillo como fuente de financiación de las arcas
vecinales, que hay ayuntamiento que vende hasta la
plaza mayor para hacer pisos, a fin de que un
promotor inmobiliario afecto a la causa y adicto
al régimen le dé la tela marinera del telón que
hace falta para poder pagar la mamela mensual a
los siete mil millones de paniaguados del partido
que han colocado como cargos de confianza o como
funcionarios de empleo, que es algo así como tener
a los votantes en plantilla con el dinero de los
demás.
Nada de esto es un
problema municipal. No hay ayuntamiento de España
donde estos asuntos le quiten el sueño a nadie. Y
si ese ayuntamiento está regido por el Partido
Socialista Obrero, es que ni te cuento.
Fiel espectador de
televisión, devoto radioyente (uf, qué antigüedad,
eso es más rancio que llamar espíquer al
locutor...) Consumidor habitual, decía, de medios
de comunicación audiovisuales dominados por la
actual Belchite Mediática de la zapatiesta
nacional del zapaterismo, he llegado a la
conclusión de que ni transportes públicos ni
empleo; ni centros de enseñanza ni asistencia
sanitaria en los barrios; ni vigilancia en los
colegios contra la droga ni aumento de la
delincuencia a causa de los miles de indeseables
que hemos fichado con plaza de extranjero. Nada de
eso preocupa lo más mínimo a los españoles a la
hora de elegir alcalde. El mayor problema
municipal de España, señoras y señores, ciudadanos
y ciudadanas, vecinos y vecinas, es que el tío del
bigote nos metió en la guerra de Irak.
Y a eso de la guerra
no hay derecho, tío.
Y cuantos más días
pasan de la campaña, más me reafirmo en mi
convicción. No hay más que ver el vídeo electoral
del PSOE. ¿Con qué arranca? ¿Con los ciudadanos (y
ciudadanas) esperando el autobús municipal que
nunca llega? ¿Con las últimas estadísticas sobre
asaltos a pisos a cargo de las bandas de oriundos
kosovares o ucranianos? Esas son minucias que no
preocupan a nadie. ¿Cómo va a arrancar con esas
pamplinas algo tan alejado de la mentira y de la
crispación como el vídeo electoral del PSOE? Ese
vídeo arranca como tiene que arrancar: con la
guerra de Irak, oé. Con la guerra de la que menos
mal que nos sacó el protector de la ETA, el
padrino de Batasuna, el mentor de la ANV, el
amparador del Juana Chaos, el defensor de oficio
de Otegui. Yo la verdad es que cada mañana, cuando
salgo de casa, le doy las gracias a estos señores
tan pacifistas. Contemplo cómo un simpapeles de un
país del Este le da un tirón a una vieja, pero No
Passsa Nada: menos mal que mandaron retirar las
tropas de Irak. La cola del autobús da dos vueltas
a la manzana, pero No Passsa Nada: menos mal que
mandaron retirar las tropas de Irak. El atasco del
semáforo de la esquina llega cinco calles más
allá, en el habitual concierto de bocinas, pero No
Passsa Nada: menos mal que mandaron retirar las
tropas de Irak.
Y el debate
electoral en una televisión local de mi pueblo,
Polanco puro de oliva, me da la razón. Salen el
candidato del PP aspirante al sillón, un papafrita,
y el del PSOE, monstruo, que eres un monstruo. El
candidato del PP, un chufla, saca los papeles que
demuestran que los han pillado con el carrito del
helado, metiendo la mano en la manteca de las
facturas falsas. ¿Y qué dice nuestro alcalde? Pues
lo que hay que decir: que se calle la boca, que su
partido de ellos, el del tío del bigote, nos metió
en la guerra de Irak, y que gracias a los nuestros
podemos votar pazzzzzzzz. Con los asesinos
terroristas sueltos y honrados por el Estado y con
los simpapeles atracándote en la esquina, pero eso
no tiene la menor importancia. Usted sabe mejor
que nadie que el verdadero problema de su pueblo
era la guerra de Irak.