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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Candidatos de verbena

Luego dicen que los sevillanos somos unos ombliguistas, y unos chovinistas y qué sé yo cuántas cosas más. Pero hay que ver los madrileños, que cardan la lana y nadie se atreve a colgarles el mochuelo en la alcándara de la fama. Lo digo por lo ocurrido la pasada fiesta de San Isidro, cuando los candidatos de las elecciones municipales y autonómicas de la capital del Reino aparecieron por la verbena del santo vestidos con el traje típico madrileño. Ella, la del PP, Esperanza Aguirre, con su ajustado vestido de chulapona, con sus pasacintas, con su floripondio en la cabeza, con su pañolón. Y ellos, los del PSOE, Simancas y Miguel Sebastián, vestidos de chulos, completamente Verbena de la Paloma, de Don Hilarión...
- Algo así como apareció Morante de la Puebla en los mano a mano de las charlitas taurinas de El Monte, ¿no?
Algo así, pero sin corbata de lazo. Más que vestidos, disfrazados. Si usted va al Rocío, allí puede captar la diferencia entre ir vestido con el traje típico e ir disfrazado. Verbigracia: La Pantoja y su novio. Cuando aparecieron dándose el pico en el «se acabó la falsedad y la hipocresía» de la romería, Isabel Pantoja iba vestida de flamenca en versión rociera; pero su novio Julian Muñoz iba disfrazado de rociero. En la romería, los andaluces se visten de rocieros; y los de por ahí, se disfrazan. Todavía me estoy acordando de cómo Norma Duval se interpretó de rociera una vez que apareció por la aldea almonteña. Llevaba un traje de gitana blanco que ella creía que era de rociera, pero que en realidad era excedente de cupo del vestuario de Celia Gámez en los nardos apoyaos en la cadera. Y creo recordar que iba hasta con el ombligo al aire. Llevar el ombligo al aire sabe usted que es lo más rociero que se despacha. No hay almonteña que vaya a la romería con el ombligo tapado. Ellos, «salta la reja, almonteño»; ellas, «destápate el ombligo, almonteña».
El uso del traje típico regional como disfraz no crean que es privativo de la gente de por ahí. ¿Conocerá nuestras cosas Marujita Díaz? ¿Y han visto cómo suele Marujita aparecer vestida en el Rocío? La última vez que la vi, pasaba a caballo, de amazona, por delante de la casa de nuestro recordado Enrique Fernández. Iba completamente de colorado. Como «La espía vestía de rojo» de Aline Romanones, pero en versión amazona. Con un sombrero de queso rojo, y una madroñera roja, un traje de gitana rojo, con encajes, muchos encajes, extendidos sobre la grupa del caballo. Marujita, cuando llega el Rocío, se viste de «¿pero qué es esto, Dios mío de mi alma?»Que es de lo que se vistieron los candidatos madrileños que se disfrazaron de chulapos y chulapas, en la verbena de la Paloma de la campaña, con mantón de Manila y con vestido chiné, un día de San Isidro en que yendo hacia El Pardo no conocí ridículo mayor.
Aquí en Sevilla tenemos más sentido del ridículo que en Madrid. O aquí sabemos hacer mejor las cosas, con más estilo y naturalidad. Aquí, en la Feria, muchas concejalas han aparecido y aparecerán vestidas de flamenca, pero sin que rechine a la vista. Hasta los faralaes tricolores de Paula Garvin cuelan. Y ningún político, que yo sepa, se ha sentido en la obligación de ponerse el sombrero de alancha cuando Sevilla arde en fiestas por la Feria. El sombrero de alancha más cercano a la política local que existe es el de un funcionario, el de Rafael Carretero, el técnico de Ferias y Festejos, que lo sabe llevar con gracia antigua. Afortunadamente en Sevilla ningún alcalde se siente en la obligación de ponerse el sombrero de alancha para ir a saludar a la gente en las recepciones de la caseta municipal. Lo cual es de agradecer. No quiero ya tirar de memoria y pensar cómo le hubiera sentado el sombrero de alancha a Manolito del Valle (aguanten la risa) o a Rojas Marcos. Me basta lo más cercano. ¿Se imaginan a Monteseirín o a Zoido con sombrero de alancha?
-Eso es porque aquí el sombrero de alancha no da votos, usted, y en Madrid el traje de chulapo de verbena por lo visto, sí. Si los diera, Zoido y Monteseirín estaban todo el santo día vestidos de anuncio del Tío Pepe. ¡Vamos que si lo estaban!

 

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