Luego
dicen que los sevillanos somos unos
ombliguistas, y unos chovinistas y qué sé yo
cuántas cosas más. Pero hay que ver los
madrileños, que cardan la lana y nadie se
atreve a colgarles el mochuelo en la
alcándara de la fama. Lo digo por lo
ocurrido la pasada fiesta de San Isidro,
cuando los candidatos de las elecciones
municipales y autonómicas de la capital del
Reino aparecieron por la verbena del santo
vestidos con el traje típico madrileño.
Ella, la del PP, Esperanza Aguirre, con su
ajustado vestido de chulapona, con sus
pasacintas, con su floripondio en la cabeza,
con su pañolón. Y ellos, los del PSOE,
Simancas y Miguel Sebastián, vestidos de
chulos, completamente Verbena de la Paloma,
de Don Hilarión...
- Algo así
como apareció Morante de la Puebla en los
mano a mano de las charlitas taurinas de El
Monte, ¿no?
Algo así, pero
sin corbata de lazo. Más que vestidos,
disfrazados. Si usted va al Rocío, allí
puede captar la diferencia entre ir vestido
con el traje típico e ir disfrazado.
Verbigracia: La Pantoja y su novio. Cuando
aparecieron dándose el pico en el «se acabó
la falsedad y la hipocresía» de la romería,
Isabel Pantoja iba vestida de flamenca en
versión rociera; pero su novio Julian Muñoz
iba disfrazado de rociero. En la romería,
los andaluces se visten de rocieros; y los
de por ahí, se disfrazan. Todavía me estoy
acordando de cómo Norma Duval se interpretó
de rociera una vez que apareció por la aldea
almonteña. Llevaba un traje de gitana blanco
que ella creía que era de rociera, pero que
en realidad era excedente de cupo del
vestuario de Celia Gámez en los nardos
apoyaos en la cadera. Y creo recordar que
iba hasta con el ombligo al aire. Llevar el
ombligo al aire sabe usted que es lo más
rociero que se despacha. No hay almonteña
que vaya a la romería con el ombligo tapado.
Ellos, «salta la reja, almonteño»; ellas,
«destápate el ombligo, almonteña».
El uso del
traje típico regional como disfraz no crean
que es privativo de la gente de por ahí.
¿Conocerá nuestras cosas Marujita Díaz? ¿Y
han visto cómo suele Marujita aparecer
vestida en el Rocío? La última vez que la vi,
pasaba a caballo, de amazona, por delante de
la casa de nuestro recordado Enrique
Fernández. Iba completamente de colorado.
Como «La espía vestía de rojo» de Aline
Romanones, pero en versión amazona. Con un
sombrero de queso rojo, y una madroñera
roja, un traje de gitana rojo, con encajes,
muchos encajes, extendidos sobre la grupa
del caballo. Marujita, cuando llega el
Rocío, se viste de «¿pero qué es esto, Dios
mío de mi alma?»Que es de lo que se
vistieron los candidatos madrileños que se
disfrazaron de chulapos y chulapas, en la
verbena de la Paloma de la campaña, con
mantón de Manila y con vestido chiné, un día
de San Isidro en que yendo hacia El Pardo no
conocí ridículo mayor.
Aquí en
Sevilla tenemos más sentido del ridículo que
en Madrid. O aquí sabemos hacer mejor las
cosas, con más estilo y naturalidad. Aquí,
en la Feria, muchas concejalas han aparecido
y aparecerán vestidas de flamenca, pero sin
que rechine a la vista. Hasta los faralaes
tricolores de Paula Garvin cuelan. Y ningún
político, que yo sepa, se ha sentido en la
obligación de ponerse el sombrero de alancha
cuando Sevilla arde en fiestas por la Feria.
El sombrero de alancha más cercano a la
política local que existe es el de un
funcionario, el de Rafael Carretero, el
técnico de Ferias y Festejos, que lo sabe
llevar con gracia antigua. Afortunadamente
en Sevilla ningún alcalde se siente en la
obligación de ponerse el sombrero de alancha
para ir a saludar a la gente en las
recepciones de la caseta municipal. Lo cual
es de agradecer. No quiero ya tirar de
memoria y pensar cómo le hubiera sentado el
sombrero de alancha a Manolito del Valle
(aguanten la risa) o a Rojas Marcos. Me
basta lo más cercano. ¿Se imaginan a
Monteseirín o a Zoido con sombrero de
alancha?
-Eso es porque
aquí el sombrero de alancha no da votos,
usted, y en Madrid el traje de chulapo de
verbena por lo visto, sí. Si los diera,
Zoido y Monteseirín estaban todo el santo
día vestidos de anuncio del Tío Pepe. ¡Vamos
que si lo estaban!