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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Contraportada exenta

EN Sevilla había una especie de Condado de Treviño, una jurisdicción exenta, por los alrededores de la Alameda. Era la parroquia de San Juan de Acre, que ha estudiado con su rigor y diligencia el bueno de Manuel Márquez de Castro, modesto funcionario municipal que salvó un día de las aguas de lluvia y de la dejadez los fondos de la Hemeroteca, y que luego ha seguido estudiando, en una loable labor de autodidacta, aspectos poco conocidos de la Historia de Sevilla, como el paseo romántico del Patín de las Damas o el sanguinario asesinato del afrancesado Conde del Águila. Desde la Conquista y Repartimiento fernandinos, la parroquia de San Juan de Acre, situada en pleno centro de la ciudad, no dependía ni del Ayuntamiento en lo civil ni de la Mitra en lo religioso, sino de la Orden Militar del Santo Sepulcro. Y mantuvo este carácter de jurisdicción exenta hasta la Desamortización de 1848, ratificada por el Concordato de 1851. En cuanto al Condado de Treviño, no tengo apenas que explicarles nada, pues saben que este término municipal de la provincia de Burgos se halla como un islote dentro de Álava. Interesante institución territorial exenta, por la cual Treviño y La Puebla de Arganzón son Castilla, Castilla, Castilla dentro de las Vascongadas.
¿Que a qué vienen las jurisdicciones exentas de San Juan de Acre en la Historia de Sevilla o del Condado de Treviño en la realidad actual de España? Pues que a las dos me recuerda un honestísimo y profesionalizado programa de Canal Sur TV que ha celebrado sus primeros diez años en antena:«Contraportada». Lo que más me gusta de «Contraportada» es lo mismo que me encanta del Condado de Treviño con respecto a las Vascongadas: que aunque esté dentro de Canal Sur TV, no lo parece y creo que ni lo es. Entiendan por Canal Sur todo lo que imaginarse pueden de tocarle el tambor a Chaves mañana, noche y madrugada; de hacer de Zarrías un monstruo de la política contemporánea; de manipular a tutiplén; de fomentar los bajos instintos y las pasiones desordenadas de una audiencia que luego se corresponde con el voto mayoritario del PSOE, ejemplo, los lamentables programas de las viejas verdes buscando novio con paguita y coche.
Me encanta «Contraportada» porque es de los poquísimos espacios de Canal Sur donde no sale Chaves, ni dan la información según los argumentarios de la Junta o del partido gobernante, sino que hacen periodismo profesional y trabajado sobre actos y personajes de nuestra tierra, famosos no por el mero hecho de serlo, sino en cuanto artistas, pintores, actrices, toreros, cantantes, creadores, escultores, deportistas. Algo más que un careto con la alcachofa de un paparachi o un papafriti detrás. Yo no diría que «Contraportada» es un programa del corazón. Sobre todo si por corazón se entiende, como es el uso, un espacio donde una pelandusca de lujo, famosa porque un chufla le hizo una barriga, cobra la tela marinera del telón para explicar cómo se lo monta ahora con un maromo cubano que tiene el ya me entiendes talla XXL. «Contraportada» no es eso, sino una industria andaluza de transformación. El 80% de los personajes populares de la farándula española son andaluces, por el arte que hay en nuestra tierra. El 60% de las noticias que originan esos personajes populares (no diré famosos con la fama como única profesión) se producen en nuestra tierra. ¿Qué hace «Contraportada»? Pues informar de nuestros famosos en nuestra propia tierra, a pie de obra, poniendo en regadío y en rentabilidad este inmenso latifundio andaluz de la popularidad. «Contraportada» es, pues, como una industria de transformación agropecuaria, pero con los productos andaluces de la fama, la popularidad y las artes. Industria que hace que su valor añadido se quede aquí y que aquí cree puestos de trabajo. Y todo ello, con elegancia y mesura, sin ordinarieces, sin cotillas en nómina ni platós de traficantes en desgracias ajenas. Ya digo: no parece de Canal Sur. Iba a pedir que «Contraportada» volviera a su hora de siempre, en la sobremesa, en vez de la hora de castigo que ahora padece. Pero tras este elogio que os ha hecho Burgos, querida Inmaculada Casal, queridos José Pablo Ruiz y Sergio Morante, si no os quitan de la parrilla, ya será un milagro. Un milagro de San Juan de Acre, por supuesto.

 

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