Siempre con su corbata
de lazo, don Ángel Díaz del Río me
recuerda a los poetas sevillanos de la
Generación del 27. El decano del
Colegio de Arquitectos se me aparece
como un compañero artista de los
Rafaeles del 27 sevillano, de Rafael
Laffón y de Rafael Porlán, que
estuviera en el Café Nacional
dibujando a carboncillo una portada de
la revista «Mediodía». Más que de las
promociones de arquitectos de la
Escuela de Sevilla, la que don Alberto
Balbontín fundó en el Pabellón del
Brasil, Díaz del Río me recuerda a los
titulados por la Escuela de Madrid que
venían para hacer racionalismo en el
Cabo Persianas o en la Casa Lastrucci.
La pajarita de Ángel Díez del Río es
la última corbata de lazo de los
arquitectos del racionalismo en la
imposible vanguardia de Sevilla.
Y, de la vanguardia a la tradición, el
decano de los arquitectos ha pedido
aproximadamente la folklorización de
los postes y cables del tranvía. Ha
dicho: «Hay que hacer un esfuerzo
importante por embellecer las
catenarias, porque en ese entorno no
se puede permitir un hito como ese».
Aparte de que Díaz del Río a las
mamarrachadas les llama hitos, si es
por embellecer, yo empezaría por la
viga en el ojo propio. Empezaría por
embellecer el horroroso edificio que
los arquitectos hicieron para sede
colegial en la plaza de San Pedro,
frente a la iglesia. ¿Será por hitos y
por entornos?
Me inquieta conceptualmente la
propuesta del baranda de los
arquitectos. Embellecer las catenarias
es como poner a Bea la Fea, la del
serial televisivo de las 5 de la
tarde, en plan Gisele Bundchen. Las
catenarias serán siempre un horror,
por mucho que se embellezcan. El mejor
embellecimiento sería llamar a Pavón
del Derribista para que talara todo el
bosque tranviario de la Avenida y la
calle San Fernando, y dejara aquello
como quedó el Palenque. Pero no
queremos fastidiar pasodoble alguno, y
he aquí nuestra contribución a la idea
de don Ángel Díaz del Río. Aquí van
mis propuestas, sin trincar sin
ponerme un sueldo como el Vicegerente
de la Cachimba en Urbanismo:
1. Embellecimiento cofrade.-
Facilísimo. Se convierte cada
catenaria en un frontal de palio. De
cajón o juanmanuelino. Basta con
ponerles unas bambalinas colgando, y
añadirles unas macollas a los postes
gordos y negros. Pintados en plateado,
serán talmente varales gordotes. Unas
perillas de remate a juego harán el
resto. Y con ese a campanilla de
Muñidor de la Mortaja del tranvía, ya
me contarán. Don Ángel: hable usted
con Antonio Dubé de Luque, que verá
qué diseño cofrade más embellecedor le
hace.
2. Embellecimiento feriante.- Trátase
de convertir cada catenaria en fachada
de caseta. Tirado. Se coloca una
pañoleta sobre cada soporte de los
cables. Se les ponen a los postes
faralaes, que dicen los de Madríssss.
Se añaden unas lonas a listas y unos
farolillos. A cada catenaria se le
puede poner nombre simpaticón de
caseta: «La Tuneladora», «Los del
Tranvía de los Hotelitos», «Los Amigos
del Vizco Amate con Uve», etc. Don
Ángel: hable usted con Rafael
Carretero, que hasta puede hacerle una
portadita de Feria para cada
catenaria, con San Fernando bético
incluido.
3. Embellecimiento rociero.-
Convertiría cada catenaria en la
carreta de mi prima, que tiene los
madroños grana. Se le ponen unas
cortinas de encajes, unas ruedas como
las de la plaza de toros de La Algaba,
y ¡viva esa Blanca Paloma!
Embellecimiento muy conveniente para
los tropezones en los railes, por lo
de: «Ten cuidao manijero/con la
joyanca».
Y podíamos seguir, pero no hay sitio.
Puede hacerse un embellecimiento de
Corpus: convertir cada catenaria en un
altar callejero, cursilito, ñoño y
tirando a parguelón. O de Pascuas:
cada catenaria, un árbol de Navidad,
con su Papá Noel, sus renos y esas
cosas tan sevillanas... por los
cojones. Y del embellecimiento por la
Modernidad, ni te cuento. Como don
Ángel del Río llame a Pepe Cobo, coge
y embarca dos zapatillas de deportes
sudadas y rotas en los cables del
tranvía de cada catenaria y como dicen
que eso es una obra de arte (que yo
las he visto así en su galería), pues,
vamos, lo pone todo de una vanguardia,
que ni Basilea ni la Bienal de
Venecia. Las catenarias van a estar de
bonitas que ni Triana ahora por la
Velá, cuando le ponen al puente las
banderitas gitanas...