Me dice: "Tenía que haberle escrito hace mucho tiempo por su artículo de los sevillanos entre 25 y 40 fuera de su tierra porque tienen un curriculum de "demasiado preparados". que están más de 10 horas diarias luchando contra el estereotipo de que en Sevilla no se trabaja, se duerme la siesta todos los días y estamos siempre de fiesta. No se imagina lo que me fastidian en Madrid esas bromitas sobre lo "grasiosos" que somos y que en cuanto intentas hablarles algo de Semana Santa (para ellos, un puente de cuatro días) o Feria, te salen con que estamos todo el día de fiesta. Como usted bien dice, en Sevilla (y muchísimos sevillanos fuera de Sevilla por Madrid y otras grandes ciudades de Europa) hay una generación que no tiene nada que ver con el estereotipo que lamentablemente seguimos teniendo fuera. Y muchas veces por culpa de muchos sevillanos y de sus clubes de fútbol. "El caso es que somos muchos "sevillanos de traje y corbata cara con portátil y blacberry", como usted dice, trabajando más horas que nadie en Torre Picasso en Madrid, y que aunque muchos morimos por Sevilla, su Semana Santa, su Feria, nos guste el Rocío, la guasa Sevilla-Betis, y los fines de semana en las playas de Cádiz o Huelva, trabajamos como los ejecutivos más agresivos que se puedan ver por Castellana, o la City Londinense, o el centro de Frankfurt. Es más: en Sevilla a la 9 de la noche verá que hay muchísimos edificios de oficinas con ejecutivos trabajando todavía, y no como en las grandes ciudades de Europa, donde a las 5 de la tarde desaparece toda población en los distritos de banca, seguros, inmobiliarias, constructoras, informática, etc. También, y cada vez más, hay más sevillanos que trabajan como le he descrito, pero que no son ni capillitas, ni feriantes, ni rocieros y que pasan de la rivalidad futbolista. Son gente que te encuentras en los aeropuertos a las 6 de la mañana, camino de Frankfurt, Berlín, París, Londres e incluso Madrid. Últimamente me encuentro a muchos aveadictos en el avión que sale de San Pablo a las 6,35 de la mañana, para estar a las 8 en Madrid. "No me enrollo más, que se me va lo que quería contarle y hacerle partícipe: tras doce años de "vida" entre Sevilla y Madrid y los últimos dos con saltos casi semanales a Berlín, Frankfurt, Hamburgo, Dusserdorf y media Europa, ha llegado el fin de una etapa profesional para mí. Voy a dejar de leer su artículo en Internet y me voy a poder comprar el ABC de papel todas las mañanas. Me ha surgido una oportunidad profesional muy interesante en Sevilla y ya se ha cerrado. ¡Vuelvo a trabajar en Sevilla! A una empresa sevillana muy sólida. No es muy grande, pero es muy buena y tiene 75 años de vida. Su accionariado está compuesto por fuertes pero discretas familias de Sevilla, de las que no pintan la mona ni tienen apellidos de toda la vida, pero que trabajan y meten el hombro hace generaciones, y que estoy seguro conoce perfectamente. Entro a formar parte, ¡en Sevilla!, de un proyecto muy serio y de un enorme reto, sobre todo en estos años que van a venir de ajuste económico. "Vuelvo a dormir en mi casa todas las noches; a ver diariamente a mi mujer, mi niña y mi niño; a poder permitirme el lujazo de tomarme de vez en cuando unos caracoles en El Turruñuelo; a poder asistir a algún encuentro social en Antares o en el Colegio de Abogados un jueves cualquiera; a poder ver atardecer tras el Aljarafe desde el ventanal de mi salón en La Buhaira. En fin, a esas pequeñas grandes cosas que el sevillano que las tiene diariamente puede que no sea consciente de lo que significan cuando estás fuera de Sevilla toda la semana laboral. Llevo más de una década así. Jamás pensé que tras irme a Madrid a hacer un master en el Instituto de Empresa en el año 92 iban a seguir doce años de vida profesional en Madrid. Uno siempre cree que va a estar un par de añitos, pero de pronto miras atrás y han pasado doce. Te encuentras con 40 tacos y no puedes entender cómo has podido estar así tantos años, trabajando fuera de Sevilla! Pero si parece que fue el otoño pasado cuando terminó la Expo 92...!" (Y parece mentira, querido sevillano demasiado preparado, que haya podido encontrar trabajo aquí, y que ya me lea cada día en el papel sevillano de ABC y no por Internet.)