Se lo leí a Juan Luis Pavón en la competencia, y tenía más razón que un santo. Más razón que, por ejemplo, Santiago el Menor, que es el santo solitario de las hornacinas de la Puerta de los Príncipes de la Catedral. Decía Pavón que Al Gore debía dejarse de tanto cuento del envergue del cambio climático y venirse al Aljarafe, para denunciar la destrucción del paisaje y la colmatacíón con horteradas adosadas o colmenas de pisos de todo el antiguo vergel de los moros. Y lo que nadie denuncia: que al paso que vamos, con esos núcleos urbanos que se extienden y se extienden, donde están recalificando hasta el último huerto, todo el Aljarafe será pronto un solo pueblo. En el Aljarafe cada vez hay menos carreteras que van por el campo: las urbanizaciones las están convirtiendo en calles de los pueblos. Y entre urbanización y urbanización, parque empresarial que te crió. ¿De dónde vamos a sacar empresas para tanto parque, e industrias para tantas naves en olivar recalificado según el arte egipcio de la mangoleta?

De año en año observo la progresiva destrucción del Aljarafe con ocasión de la romería de Torrijos. Luisa Fernanda de Silva, la marquesa de Casa Ulloa, nos invita a sus amigos a su Hacienda de Torrijos y vamos allí con los romeros de Valencina de la Concepción y con los hermanos de la Virgen de la Estrella, para pasar un agradable día alegre y antiguo de carros engalanados, carretas y caballistas, de misa en la ermita del milagroso Cristo atado la columna, del «Romerito» sonando en los tamboriles y flautas... y de pliegos de firmas para pedir la coronación de la Virgen de la Estrella, papeles en los que pongo ahora la mía, como me pidieron sus promotores.

Yendo y viniendo de la Hacienda de Torrijos, de segundo domingo de octubre en segundo domingo de octubre, compruebo cada año cómo nadie para el desastre urbanístico del Aljarafe. Saltan a la vista tiras enormes de casitas adosadas que suben por las lomas y que el año pasado no estaban. Bloques de pisos alzados en un cauce que tampoco estaban, y que veremos a ver cuando las aguas de un temporal digan aquí estoy yo. En ese olivar tan hermoso que quedaba, a ambos lados de la carretera de Salteras, ya han plantificado, qué hórrido, sendos cartelones: «Terrenos adquiridos para...» Ea, otro olivar del Aljarafe que va fuera.

Y Al Gore, el chuflón de Al Gore, al que los progres van en romería como si fuera a Torrijos, cobrando mientras por denunciar no se qué del agujero de ozono. Pues yo no sé qué será peor, si el agujero de ozono de la Antártida o el macizo de cemento del Aljarafe.

Y lo que nos faltaba: Al Gore viene a Sevilla. Pero no para esto, ni para protestar contra el agujero de ozono de la peatonalización del centro (que vaya bujero), sino para lo suyo de él: para impartir doctrina de su charlotada ecologista... previo cobro de su importe. Al Gore se merece todos los premios que le han dado, porque ha conseguido lo más difícil. Vivir del aire es muy difícil, ¿no? Bueno, pues Al Gore no vive del aire: vive del agujero de ozono. ¡Menuda vida se pega el gachó con el cuento del agujero de ozono, cuyos argumentos le tira por tierra el primer juez inglés que tiene el cuidado de estudiarse su pesadísima trompetería del Apocalipsis verde!

Al Gore fue a predicar su Apocalipsis en Canarias, y aquello le costó a quienes lo invitaron 240.000 euros. Ahora la Junta de Andalucía se lo trae a Sevilla. Qué mala suerte la nuestra. Con lo grande que es el mundo, nos tiene que tocar la china de este juez Garzón del cambio climático precisamente a nosotros. Tres días se va a llevar aquí el nota, 26, 27 y 28 de octubre, con un montaje llamado «I Encuentro Español de Líderes en Cambio Climático», en el que va a darle un cursillo de su mamoneo a 200 personas para que, a su vez, como en la Cadena de San Antonio pero por lo ecológico, cada uno de ellos vaya por ahí impartiendo doctrina de lo achuchá que se le está poniendo la vida a los pingüinos y a los osos polares. Si por una conferencia cobró 80 millones de pesetas en Canarias, ¿cuánto le sacará el tío a la Junta por tres días de monserga? A la misma Junta, ojo, tan preocupada por el cambio climático, que hasta ahora no ha dicho ni pío de la destrucción del Aljarafe. Claro, como allí hay tantos votos...