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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Ya vamos por asesino...

QUE esto no salga de la collación de San Gil, pero ¿saben de quién es el fajín de la Macarena? Pues yo se lo voy a decir a ustedes: de la Virgen de la Esperanza. Y en todo caso, de los sevillanos. Como las mariquillas no son de Joselito el Gallo. Las mariquillas son de Ella. Y de cuantos la proclamamos Madre de Dios...
-Tranquilo, Yordi, tranquilo, no te embales, que te vas a quedar sin tema para el pregonati del bacalati con tomati. ¿Qué vas a dejar para el Maestranza de Artillería, joé?
Pues dejaré a la Caballería mismo, tocando delante de la cruz de guía de San Benito. No se preocupe usted, que este bombero no se pisa su propia manguera. Pero en Sevilla están ocurriendo cosas tan graves, y tan peligrosas, y están abriendo tal caja de los truenos, que veremos a ver dónde descarga esta arriesgada tormenta, que no lleva trazas de ir para Carmona. Y ante todo esto no se puede uno callar, como está de Belinda el alcalde, de cuyos labios espero escuchar, y pronto, palabras que llamen a la cordura, la sensatez y la concordia, y pongan en su sitio a sus dictatoriales socios, que no sólo este guardia que suscribe, sino Carlos Colón recordaba ayer en la competencia que IU tiene simplemente 25.772 votos, frente a los 128.776 que sacó el PP, y que con esta mierda de resultados tienen a Don Alfredo poco menos que de rehén de la Casa Grande.
Entre ZP en Madrid contando batallitas de su abuelo y sacando leyes para intentar hacer lo mismo que la UCD logró hace ya una jartá de años, pero sin revanchismos, demagogias ni odios, y entre los de la Memoria Histórica Andaluza que en Canal Sur TV les aplicaron sumarísimamente el «¿Por qué no te callas?» a los defensores de la Libertad y de la Verdad de la Historia, y les cortaron la emisión de la otra con el modelito... Entre unos y otros, han desenterrado un clima de odio que yo no sé a usted, pero a mi me da miedo, y me huele a chamusquina de la Capillita de San José.
Volvamos al fajín de la Esperanza y a los revanchistas Juanes Simones que han salido sobre los enterramientos de la basílica. Eso es tan absurdo como si los verdes antitaurinos dijeran que a la Virgen hay que quitarle las mariquillas, porque se las regaló Joselito el Gallo, que era un asesino de toros, como ellos suelen decir.
Por asesinos vamos ya... Lo que me recuerda una comida en casa del Morito, en la calle del Ancora, con Miguel el Potra. Surgió la conversación sobre un gachó, y empezamos todos comentando que era extraordinaria persona. Pero luego otro dijo que con su mujer no se portaba muy bien; añadió un segundo que se quedaba con el dinero de la gente; terció otro sosteniendo que no era muy de fiar; e incluso hubo quien empezó a relacionarlo con una cierta muerte que alguien hizo en Triana. A lo que El Potra cortó, tajante, con aquella libertad que tenía para decir lo que se le pasaba por la cabeza en el mismo instante en que se le pasaba por la cabeza:
-Señores, vamos a dejar de hablar de este tío, porque empezamos diciendo que era muy buena gente y ya va por asesino...
En la Memoria Histórica, ya van por asesinos. Los que precisamente menos pueden hablar de asesinos. Los que son herederos políticos y continuadores del que es conocido ya en España entera como el Marqués de Paracuellos, responsable de tantas sacas, paseos y asesinatos sin juicio previo, sólo por el terrible delito de haber votado a la CEDA, ser suscriptor de ABC o ir a misa. No es que yo vaya ahora a defender al dueño de Gambogaz, no por nada, sino por las fatiguitas que le hizo pasar allí a mi amigo Curro Romero cuando estaba de porquero... Pero si alguien no puede pronunciar la palabra «asesino» son estos tíos de Izquierda Unida. Y si quieren, saco las autopsias de las personas de orden torturadas, martirizadas y asesinadas por sus camaradas del comunismo libertario en Guadalcanal, que las tengo; como otros tendrán las de Arahal. Así que, como decimos en los toros, vamos a callarnos. Todos. Y vamos a restablecer la concordia, que debe ser algo más que el nombre de una plaza al lado del Cortinglés del Duque. Con las palabras de don Manuel Azaña, que no creo yo que fuera precisamente un capillita meapilas ni un pijo papafrita del PP: Paz, Piedad, Perdón.
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