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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Ave del 92 ya es de garrafa

HAY clínicas privadas de igualas médicas donde, tras grandes esfuerzos e inversiones, han conseguido que sus consultas externas se parezcan, pero tela, a un ambulatorio del SAS. En el Ave ha pasado igual. Tras grandes esfuerzos e inversiones, La Maleni ha conseguido que el Ave se parezca cada vez más al Ferrobús de Lora del Río. Los vagones de los nuevos trenes pintados de color malva, con sus suelos de plástico y sus butacas cada vez más incómodas, tienen algo no de largo recorrido y alta velocidad, sino de tren de cercanías. A este Ave que cuanto más se moderniza y extiende más se parece a un tren antiguo, sólo le faltan los soldados con el petate caqui, y eso porque ya no hay mili obligatoria (que suprimió Aznar a cencerros tapados para que no se enterara nadie, no se fueran a equivocar las agradecidas madres de los quintos y los votaran.)
Toda España va a tener Ave. Lo que antes era exclusivo de Sevilla está ya, como el No-Do, «al alcance de todos los españoles». Vana ilusión. Toda España no va a tener Ave. Va a tener un tren al que le tienen puesto el mote de Ave. Y que incluso en Barcelona, para que no se mosqueen los mamones de los separatistas, ni se llamará así, porque es acrónimo de Alta Velocidad Española, y a España allí, ni mentarla. El Ave se llamará en Cataluña como en Sevilla antes que empezara a funcionar: TAV, Tren de Alta Velocidad, que evita la palabra que tanto odian, pero a la que tantas pelas sacan: España.
Digo que es falso que España entera vaya a tener Ave, porque el Ave ya no es ni sombra de lo que era. Aquel lujazo del Ave Gran Reserva Cosecha 1992 etiqueta negra que tuvo Sevilla ya no existe. Ahora es un Ave de garrafa. Aquel Ave distinguido y exquisito, donde ibas como un señor, donde las azafatas y el servicio a bordo te trataban mucho mejor que en el avión, ya no existe. El Ave ahora es como un ferrobús carísimo que va ligerito, donde te tratan poco menos que a patadas. Y ni te hablo de las malas caras de los ventanilleros que venden billetes, y de las máquinas automáticas siempre estropeadas. Vamos, la peor Renfe de toda la vida, pero a precios de gran velocidad. Ya los supervisores parecen revisores del Correo de Mérida, y no como aquellos fundadores del servicio en 1992, unos señores que como señores trataban a los viajeros. Personal primitivo del Ave que simbolizo en el muy currista don Emilio Rodríguez Martínez, y al que rindo mi homenaje de viejo usuario. En aquel Ave exclusivo de Sevilla a cada instante una azafata te preguntaba si necesitabas algo. Como viajaba poca gente, sobraba sitio en los maleteros para poner tu equipaje, y no como ahora, que las plataformas van atiborradas de amontonados maletones de los japoneses que se bajan en Córdoba. (¿Por qué todos los japoneses del Ave se bajan en Córdoba?)
Nada es ya lo que era; pero el Ave, menos. Empezando por esta manía de haber quitado los mozos maleteros en las estaciones, que nos obliga a todos a convertirnos en porteadores de equipajes de nosotros mismos, arrastrando maletas con ruedas. Los negros que venden pañuelitos en los semáforos, ¿no podían estar dignamente colocados como mozos maleteros en las estaciones, ganándose un justo y legal jornal, ayudando a esa señora mayor que ahora, como no la acompañe un nieto, no puede ir en el Ave, porque cómo va a poner ella sola la maleta allí arriba en la repisa que no hay quien alcance, y cómo va a cargar con ella luego hasta el taxi? Y si eres una madre joven que viajas con dos niños chicos y dos maletas, no pidas ayuda en Atención al Cliente, que te dirán que te la ofrecerán al llegar a Atocha... si se acuerdan y pueden. Y si vas con niños, aunque sea en Club, ni se te ocurra pedir los tebeíllos para pintarraquear que daban antes para los chavales. Te dirán con voz de telefonista antigua:
-Los juguetes los pasamos luego en la venta a bordo, o vaya usted a comprarlos a cafetería...
Se creen en toda España que van a tener Ave. Nanai. Van a tener lo que ya padecemos en Sevilla: un Ave de garrafa, un ferrobús ligerito, carísimo además, donde te tratan con la punta del pie y donde la única ventaja que sigue habiendo es la puntualidad. Lo único que no ha conseguido cargarse La Maleni ha sido la puntualidad del Ave. De momento...
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