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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Romance chorreón para Castilleja

PUES como por lo que saben tengo la máquina puesta, enchufada y calentita, bien cargada y bien dispuesta, igual que en el bar temprano conectan la cafetera para dar mil desayunos de tostadas con manteca, el mío largo de leche, que el mío cortado sea, y todo así en ese plan, que la máquina jumea jugando a las cuatro esquinas de la barra y las vienas... Pues como, por lo que saben, tengo que da gloria verla mi máquina de hacer versos, que es máquina tela buena, una máquina italiana, creo que marca Faema, aprovecho la collada y como si fuera a Huelva, cojo carretera y manta, y tiro por la Ese Treinta, y pasando el Patrocinio me voy para Castilleja, y dedico este romance a lo que allí se celebra. Que es lo mismo que en Sevilla mañana cuando amanezca ese cielo azul de seise de apariencia murillesca que nos proclama a la Virgen en su original Pureza.
(De cómo tengo la máquina de engrasada y predispuesta, de tanto darle al romance preparando lo que piensan, no creo que me protesten, no creo que pongan pegas, no creo que pidan hojas de reclamación y queja. Tras lo cual aviso a ustedes, y así nadie se mosquea, que no me pidan entradas, que de eso no tengo idea; que yo seré allí quien habla, no el tío de la reventa.)
¿Por dónde iba? Ya caigo: iba por La Pañoleta, por Carrefour y Gaviño, camino de Castilleja. Por el mismo caminito que por mayo las carretas llevan hacia la marisma con la hermandad trianera. Pues mañana a la Giralda le hace la competencia con su bandera celeste la gente castillejera. En la Giralda, ya saben, según tradición, ondea cada Ocho de Diciembre blanca y celeste bandera, que a los vientos de Sevilla le reza el «Bendita seas», recordándonos el Dogma que un Papa en Roma dijera; recordando lo que aquí mucho antes defendieran la espada de un nazareno y coplas cuchufleteras contra Molina y los frailes que en Regina no quisieran aceptar libre de mancha, ¿que digo?, a la Macarena, a la Virgen de los Reyes o a la que en Triana es Reina, a la que está en San Gonzalo, la de Santa Genoveva, y sigan poniendo Vírgenes, toda la nómina entera. Que los frailes dominicos tenían de guasa tela, no oyendo lo que con coplas de seises con castañuelas hace una jartá de siglos decía Sevilla entera, y que resume una frase: «Bendita sea tu Pureza»... Y si les parece poco, «y eternamente lo sea».
En Sevilla, como digo, alzan pendón de bandera en lo alto la Giralda para que todos lo vean. Y no sabe el sevillano, y lo digo a boca llena, que pasando El Carambolo y Coca de la Piñera, y subiendo el caminito que nos lleva a Castilleja, una bandera más alta, más hermosa, más señera, le dice a los cuatro vientos estas verdades eternas. La bandera chorreona, azul Murillo y turquesa. Más alta que la Giralda, la calle Real entera es banderita celeste alzando al cielo a su Reina, pero bajándola antes, con honores de realeza, con Marcha Real, cohetes, y campanas que voltean, un bello descendimiento a la chorreona tierra, en besamanos solemne, que es como en la gloria verla.
Es la gloria de ese pueblo donde el arte es que chorrea... Y el capote de Ruperto; de Bernardo, las preseas; bizcochadas de Cansinos; de Inés Rosales, obleas que llaman tortas de aceite del olivo de Minerva... Todo se da a la Purísima, todo se ofrece en ofrenda. La Inmaculada allí arriba, donde el Aljarafe empieza; donde se fueron los moros con su almazara y su alberca, que dejaron sus recuerdos en la viga de una hacienda... La Inmaculada en la calle donde Hernán Cortes volviera, harto de coles el hombre, hartito de tanta América, que más que la Nueva España le gustó la España Vieja del palacio que es ahora de las Madres Irlandesas, y donde antes los Duques de Montpensier decidieran mudarse allí con su Corte, que corría más marea que en la dalia de San Telmo cuando la calor aprieta.
La Inmaculada allí arriba, descendida hasta la tierra, Calle Real de la gracia de la regia Castilleja, Patrona celeste y blanca, envidia da a la bandera que lo alto la Giralda ondea con su Pureza. La de los tirabuzones, la del manto que le vuela, con su corona de plata, es cielo que descendiera chorreando de hermosura la historia de Castilleja. Que el mapa está equivocado. Mañana no es de la Cuesta. Les voy a decir su nombre de la manera correcta: Castilleja de Bajada Triunfal de la Pureza.
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