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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


San Fernando, en la acupuntura

La oposición del PP, en vez de recordar a cada instante que aquí quien sacó más votos fue Don Zoido y que por el procedimiento del tirón del pacto con los ex comunistas le arrebataron la alcaldía que mayoritariamente le otorgaron los sevillanos, se sigue dedicando al juego de la oca. Del banco de Bellavista al jarrón del Museo, y tiro porque me toca... seguir haciendo el ridículo. Ahora el problema más importante que tiene Sevilla es que han mangado un jarrón de piedra en la plaza del Museo, qué pena más grande. Aquí no se está tirando el dinero público como tierra. Aquí no estamos en manos de El Lolo y de una partida de radicales antisistema para todo, menos para pegar mangazos con la Visa Oro oficial e irse de rumba, rumba a Cuba. Aquí no hay un gravísimo problema de circulación, no. El único problema gordo de verdad que tiene Sevilla es el jarrón del Museo. Muy propio lo del jarrón: tenemos una Oposición Florero. El alcalde cada vez le tiene más cogida la horma al zapato de los sevillanos. Si se dieron una vueltecita por el centro abarrotado durante el puente, verían que los que vienen de los barrios a admirarse de la barbaridad que han hecho con la Avenida, la Plaza Nueva y la calle San Fernando se van encantados. ¡Claro, como ellos no han de padecer al muñidor de la Mortaja todo el santo día pegando campanillazos en el tranvía, cual los vecinos de la calle San Fernando! ¡Claro, como ellos no tienen ningún problema de transporte, porque el autobús les deja en la misma puerta de su bloque! Esta habilísima maniobra del alcalde, la conversión del centro peatonal en un gran cartel electoral, en una gran Isla Magica interior «ad usum catetorum», para asegurarse el voto de los barrios, se le ha ido viva a la oposición del jarrón, digo, del PP.
Si los del PP quieren protestar por chorradas simbólicas, les doy una idea gratis. Que una concejal guapita se haga inmediatamente una foto señalando al San Fernando del monumento de la Plaza Nueva, y que pregunten al alcalde por qué al pobre del Santo Rey lo han llevado a la acupuntura...y le han dejado las agujas y los aguijones de avispas puestos.
¿No lo ha visto usted? Pues aquello tiene un ver. Es grotesco. A San Fernando, a su caballo (¡caballo con la mosca!), a las cuatro esculturas de sus colegas y troncos del basamento (o sea, su niño Alfonsito el Sabio, el arzobispo Don Remondo, el almirante Bonifaz y Garci Pérez de Vargas), todo lo han dejado lleno de agujas semi-transparentes. Ya digo, como si hubieran ido las cinco estatuas a la consulta del acupuntor, cual es la moda, pero les hubieran dejado las agujas puestas.
¿Para qué? Deduzco que para evitar que se posen las palomas. Palomas las de Sevilla que, por lo visto, son las más cagonas del mundo. No tienen el menor problema de estreñimiento, qué maravilla, señora. Agujas de acupuntor en la moda de ir contra las palomas. Que es lo más contradictorio. Aquí los ecologistas pacifistas mucho presumir de la paloma de Picasso, pero a toda paloma buchona o marchenera que no sea de Picasso, ¡hala!, a cargársela. De milagro y de la caridad pública de los arvejones sobreviven las de la Plaza de América.
Las matanzas de palomas me parecen una contradicción del sistema que nadie denuncia. A las palomas se las diezma, se las masacra, hay auténticos genocidios palomeros, y los profesionales del ecologismo no abren la boca. Pero tósale usted a un lince de Doñana, que ya verá. O diga que está a favor de las corridas de toros. Las palomas están a merced de la inquina sanguinaria de los hombres. Mucho proteger al toro de lidia y mucho prohibir las corridas por televisión, pero mientras tanto, leña y veneno contra las indefensas palomas.
Al Lolo, que es tan ecologista, y a esos cretinetes que se hacen una foto con la bicicleta dentro del despacho, ¿no les da pena que las pobres palomas pierdan su hábitat natural de las estatuas? Todo hijo ilustre de una ciudad no lo es verdaderamente hasta que las palomas se han cagado a modo en su estatua. Para eso están las estatuas... y para eso están las palomas. Y más ahora, que San Fernando es doblemente Patrón de Sevilla. Antes, porque la conquistó a los moros, nos sacó de África y nos introdujo en la cultura europea, Y ahora, porque además es el Patrón de la Peatonalización: «San Fernando, un ratito a pie y otro andando».
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