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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Andalucía es ahora el Bernabéu

LOS andaluces estamos ya más que acostumbrados a que a nuestra tierra le digan de todo. Desde Estrabón al último novelista americano de éxito, como a la oscura golondrina de la copla, nos tenemos que conformar con lo que quieran llamarnos. Hasta que se creó la Junta y es ya la primera empresa, la principal fábrica de Andalucía era la de los tópicos. Andalucía produce tópicos como Escocia bacalao o Cuba caña de azúcar. Tópicos que nos fabrican habitualmente los que vienen a vernos como el que va a un zoo, a una reserva natural, a un paisaje pintoresco, a un sitio rarito que hay que fotografiar o mejor todavía sacar en vídeo, para, tras la vuelta, dar el coñazo con el vídeo dichoso a todo vecino o amigo que aparezca por casa.
En los últimos meses, será por obra de la Modernización Número No Sé Cuántos de Chaves (con ese, no con zeta), los tópicos siguen en aumento. Y ya no acuñados por viajeros extranjeros, sino por los propios españoles. Los viajeros románticos son ahora, por ejemplo, de Cataluña. Como Don Vidal Quadras, el que recientemente se cagó en el padre de todos nosotros. Pues si Blas Infante es el Padre de la Patria Andaluza, como pone el Estatuto, lo que nos dijo Don Vidal es como si nos nombrara el padre a todos los que tenemos a orgullo ser andaluces.
Ahora el nuevo viajero nada romántico que ha puesto en marcha la maquinilla de fabricar tópicos ha sido el último cántabro llegado a una tierra de montañeses como Cádiz: Rubalcaba. Rubalcabeando, Rubalcaba ha dicho: «Para un socialista trabajar en Andalucía es como para un madridista jugar en el Santiago Bernabéu». Ergo Andalucía, para Rubalcaba, es el Bernabéu. A nuestra tierra, la verdad, le habían dicho de todo, pero esto de llamarla Estadio Bernabéu es la vez primera que lo oigo. Y además, dicho con mucho malage, en la tierra de más gracia de toda Andalucía, como es Cádiz. Han leído muchas veces mi tesis: José María Izquierdo se equivocó. Dijo que Sevilla era la Ciudad de la Gracia. Y la Ciudad de la Gracia no es Sevilla: es Cádiz. Sevilla es la Ciudad de la Guasa, que es una cosa muy distinta, no hay guasa ni ná en Sevilla...
Rubalcaba, con mucho malage, ha comparado a Andalucía con el Estadio Bernabéu. ¡Hombre, si por lo menos hubiera dicho que para él ir por Cádiz es como para Mágico González jugar en el Estadio Carranza! Pero, no. Nos ha comparado con el Bernabéu. Unas autonómicas en puertas, y Rubalcaba compara a Andalucía con el símbolo del centralismo futbolero. Yo no sé qué tendrá que ver el Bernabéu con Andalucía, la verdad, como no sea el «así, así gana el Madrid» aplicado al régimen de Chaves y a su espurreo de subvenciones por toda la escala social, de los señoritos cortijeros a los jornaleros, pasando por los empresarios del mangazo.
Pero el mayor desconocimiento de Rubalcaba es llegar a Cádiz siendo montañés, nacido en Solares, y no reclamar su chicuquidad. Igual que al modo de la Hispanidad existe la gaditanidad o la sevillanidad, en ambas ciudades que fundó Hércules existe la chicuquidad o la montañesidad. Chicuquidad del Cádiz de los chicucos almaceneros que en Sevilla es montañesidad de los montañeses de ultramarinos y tabernas. Los montañeses se sienten aquí como en su tierra, y que se lo pregunten, si no, al teniente general Sañudo, nuevo jefe de la Fuerza Terrestre, Rubalcaba podía haberse pegado el pegote del siglo si hubiera dicho en la ciudad regida y puesta de dulce por la montañesa Teófila Martínez:
-Señores, yo vengo a Cádiz a salir en la chirigota «Los Chicucos de Villacarriedo», y a dirigirla bien, porque Teófila la lleva muy poco afinadita y además las cuartetas del popurrí están muy mal engarzadas.
Pero como este tío tirado en paracaídas tiene menos idea de Andalucía y de Cádiz que el otrora cunero Rodrigo Rato (ese gran patriota de sus propios sueldos), sale con lo del Bernabéu porque, como todo el que llega aquí, se siente en la obligación de ser gracioso, de hacer una gracia. Y les sale eso, una grassssia, que no es lo mismo, so grassssiosos. Y esa gracia de Rubalcaba donde quiero yo verla es cuando cierren en Cádiz el próximo Delphi, que lo cerrarán. ¡Lo que le va a importar a este tío que cierren el Delphi de turno o que un pájaro en la Alameda se pase de un árbol a otro!
 
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