ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO

ABC, 11 de abril  de 2008


El Gorrón de Feria

     

EN el ecosistema sevillano, de flora y fauna riquísimas, junto al nardo de agosto y a la magnolia de mayo, al vencejo torero del Arenal y a la panarra de la Giralda, destaca una interesante especie autóctona: el Gorrón de Feria, «Gorronis Ferialis Hispalensis» según Linneo.

El Gorrón de Feria tiene vistoso plumaje de O´Kean o Ibáñez (con bolsillito oblicuo de cerillera) en sus individuos más desarrollados, y su famoso y característico pescuezo suele estar rodeado por corbata de seda tela güena. El Gorrón aparece por Sevilla en cuanto se oyen palillos y cascabeles, especialmente al lado del humedal del Náutico, en una pajarera que llaman Los Remedios. Allí hace sus nidos itinerantes en diversos habitáculos cubiertos por unas lonas listadas en rojo y en verde, y dedícase a ir de unos a otros, en busca de alimento. ¿Qué alimentos? El profesor J.B.John Walker, que en colaboración con el doctor Beefeater analizó a fondo el Gorrón para la Universidad de Oxford en su estudio «Sevilians Gorrons of April Fair», realizado sobre 45.968 individuos de esta especie aparecidos entre 1992 y 2005, determina que el alimento preferido de este clásico colado de la fauna hispalense es el jamón. En el que es especialista hasta tal punto que desprecia las bandejas de ibérico de recebo, mientras se tira dispuesto a comerse el manso ante cualquier media ración de serrano de bellota que pase por las cercanías de su hábitat.

Hay un hecho sorprendente que suele pasar inadvertido: son los machos de Gorrón los que más destacan en un hábitat dominado por la exhibición de hembras de otras especies caseteras, con sus plumajes de volantes y sus nocturnos mantones de Manila. Aunque la Gorrona Hembra existe, y a veces se la ve incluso con sus polluelos, hartándolos de bistés empanados donde los hubiere y pidiendo para ellos fantas fresquitas, es empero el Gorrón Macho y Solterón el que destaca en el abril sevillano, siempre colado. En sus especies más puras, de individuos que suelen tener largos e ilustres apellidos y salen retratados en el ABC, el Gorrón se caracteriza por su gañote, que de tanto usarlo tiene muy desarrollado. Razón por la cual los clásicos porteros de Pineda lo llamaban antaño con la denominación tradicional de «gañote colado en la caseta».

Aparte de su preferencia por el jamón serrano, el Gorrón también se caracteriza por su avidez prensil a la hora en que el dueño nuevo rico tira la caseta por la ventana y empiezan a salir de la trastienda esas fuentes de gambas, cigalas y langostinos. El Gorrón muestra entonces una natural e innata atracción por éstas que llamar suele «pinceladas», de las que se pone púo, con la habilidad, además, de que, ora al aguardo, ora al ojeo, siempre le echa mano a la cigala de más cargado tronco y con coral. El Gorrón debe de tener un reloj biológico que le marca la hora en que sacan el marisco, pues nunca faltan al menos tres buenos ejemplares de la especie cuando aparecen las dichas bandejas. Para sus desplazamientos feriales, el Gorrón tiene una natural predisposición para montarse sin que nadie lo invite en los mejores coches de caballos, junto a las más importantes señoras, en demérito de los respectivos maromos, a los que dejar suele en el ahí-te-pudras del asiento posterior destinado a los antiguos lacayos.

Con la meteorología adversa de este año, algunos han temido por la continuidad del Gorrón, pues, suspendidas las corridas, tampoco ha tenido oportunidad de mangar las dos barreras para los toros que nadie quería en la caseta a las cinco y media de la tarde. Tales temores son infundados. Llueva o ventee, el Gorrón es especie que no corre el menor riesgo de extinción, ya que toda la Feria es un inmenso Doñana que a modo de reserva natural asegura su conservación, pues se ven ya jóvenes ejemplares de 18 o 20 años que compiten con el Gorrón Puretón a la hora de pedir un güisqui en vez de rebujito. No hay, sin embargo, que confundir al Gorrón Sevillano con el Gorrón Forastero, o Gorrón de Ave y Hola, especie no autóctona, tan prolífica y abundante ya desgraciadamente como la tórtola turca, invasión anual que es la verdadera amenaza para el equilibrio del ecosistema ferial y que, Dios mediante, explicaremos mañana en nuestra siguiente Lección de Zoología del Mangazo.

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