ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Los antiyanquis y la Obamesa

O esto ya no es lo que era, o cada vez entiendo menos a España. La visita de la Obamesa me ha defraudado bastante. Bueno, me sorprende bastante todo lo relativo a Obama, pues parece que no es presidente de los Estados Unidos. Cuando estaba Bush en la Casa Blanca, los americanos eran unos perversos criminales que bombardeaban poblaciones inocentes, unos imperialistas opresores. Pasaba la bandera americana y a ZP no lo levantaba ni el Sursum Corda. Pero, nada, hijo, ganó Obama, y como es de los nuestros y de nuestra conjunción planetaria, pues el presidente americano es ahora el mejor de los nacidos; su mujer, un pedazo de señora que no despilfarra nada; y los Estados Unidos, gloria bendita. Un ejemplo: el vertido de chapapote por la British Petroleum en la mar de Luisiana. Aquello ha sido como lo del «Prestige», pero en inglés. Con el derrame, la costa de Luisiana ha quedado como la de Galicia: de la muerte de mal. Y pregunto: ¿dónde han estado ahora los del «Never More», o sea, los del «Nunca Mais» de allí? ¿Dónde las excursiones solidarias de los voluntarios de mono blanco, recogiendo chapapote de las playas como para tirárselo a la cara a Obama, como le hicieron a Aznar? ¿Dónde las pancartas amarillas y los fuerabordas de los protestones profesionales de Greenpeace? Nada. El mayor desastre que vieron los siglos en la historia americana del petróleo les ha parecido normalito a los que están tan preocupados por el medio ambiente y por todas esas camelancias de las que viven tan ricamente Al Gore y los Trincones sin Fronteras del cambio climático.

E igual que a su marido con el chapapote de Luisiana le ha pasado a la Obamesa en su visita a España. Cuando hay una corrida en la Monumental de Barcelona, allá que están los antitaurinos que dirige el argentino del cuento chino, protestando contra el maltrato animal, pidiendo la prohibición de la Fiesta y llamando asesinos a los que entran. La plaza de toros de Ronda, la de los toreros machos, no tiene por lo visto nada que ver con la Fiesta Nacional, ni con los toros, ni con Pedro Romero, ni con Antonio Ordóñez. La Obamesa pisa el albero maestrante rondeño, y no aparece por allí antitaurino alguno con su habitual pancarta en inglés, llamándola asesina.

Debe de ser cosa del mes de permiso. Que todos los grandes líderes de la liberación del pueblo español ante la opresión yanqui están de veraneo, y por eso no han aparecido ni por Benahavis, ni por Marbella, ni por Granada, ni por Ronda, para pedir lo de siempre, o sea, «Yanquis, no, bases, fuera». ¿Por qué no acamparon ante el Hotel Villa Padierna los profesionales del antiamericanismo, como hacen cada dos por tres ante Rota y Morón? ¿Dónde estaban los grandes prohombres del antimperialismo, como Barroso, como Cayo Lara, como Torrijos? ¿Cómo se ha perdido el alcalde de Marinaleda la oportunidad de llamar directamente asesina imperialista a la Obamesa?

Obamesa que se ha ido sin que ecologistas, anti-sistema, radicales y anti-globalización protesten por la visita del símbolo del imperialismo yanqui. Claro, como Obama es de los nuestros y cumple años el mismo día que ZP, pues los Estados Unidos nunca estuvieron en Irak, y todo lo que haga esa familia tiene la bendición de la progresía y de aquel que, cuando Bush, pasaba la bandera de las barras y estrellas y no lo levantaba ni el puntillero...

 

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