ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Los duelos de plató

VOLVEMOS al siglo XIX. Nos creemos que estamos acampados en la modernidad y el progreso, pero en muchas cosas vamos hacia atrás. Mucho presumir de fibra óptica y mucha autopista de la información, pero hemos vuelto a la correspondencia, a escribir cartas. ¿Qué son los correos electrónicos y los SMS sino cartas? Condensadas, pero cartas. Cada vez nos hablan menos y nos escriben más. Los buzones están atiborrados de «correo comercial», como le llaman sus repartidores a la propaganda cuando llaman para que les abramos el portal, pero más llenos de cartas no deseadas están las bandejas de entrada de los correos electrónicos. Estamos abandonando la palabra y la viva voz para hablar con máquinas parlantes: «Si quiere hablar con el departamento comercial, diga 1; si desea ponerse en contacto con el departamento técnico, diga 2»... Siempre echo en falta otra opción más en estas máquinas habladoras:

—Si quiere mandarnos a tomar por saco, diga 3.

Que es lo que nos pide el cuerpo, decir ese 3 a una máquina parlante con la que no hay forma de salirse del carril de lo previsto. ¿Para qué hemos avanzado tanto? Yo tenía un amigo que odiaba tanto hablar a través del portero electrónico que cuando venía a visitarme decía:

¿Pero tú crees que es serio venir a verte y tener que empezar hablando con la pared?

Lo que me sorprende es la desconfianza que tenemos con todas estas técnicas. ¿Cuántas veces escuchamos lo de «recibiste mi correo electrónico»? Y es que desconfiamos de esta vuelta al siglo XIX de la correspondencia. Electrónica, pero correspondencia, cuando ya nadie escribía cartas. Y, siglo XIX puro, hemos vuelto a los duelos de honor. Ya no son a pistola y a primera sangre, pero duelos de honor sigue habiendo a centenares. Se han adaptado a los tiempos, y ahora tienen forma de demandas y querellas. El campo del honor no es una niebla del amanecer, con unos padrinos de levita y chistera y un médico esperando en una berlina. Ahora el campo del honor son los juzgados. ¿Por qué es tan lenta la Justicia y están tan colapsados los juzgados? Por la cantidad de duelos de honor en forma de pleitos de plató que hay. Antes el ofendido decía:

—Recibirá usted la visita de mis padrinos.

Ahora no hay en la tele programa de tomate y corazón donde un señor o señora ofendidísimos no laven su honor con un anunciado duelo de plató:

—Eso que acabas de decir lo pongo en mano de mis abogados, te vas a enterar con la querella que te van a meter.

No «mi abogado», en singular, no: siempre son «mis abogados», por colleras, como los padrinos en los duelos de honor. No sé cómo hay paro en la abogacía, con tanto duelo de papel a primera sangre en los platós. Mientras que en el XIX eran los caballeros los que retaban en duelo, ahora son las señoras y señoritas, y muy especialmente las pelanduscas y famosillas de la tele en general, las más dadas a dirimir estos duelos en forma de querella. El día que la Justicia decidiera no admitir a trámite más tonterías de estas tiparracas en forma de querella, se terminaba el colapso de los juzgados. Al vecino que no le paga a usted desde hace dos años no lo puede desahuciar el juez porque está ocupadísimo con un duelo de plató de la Venenito y otro de una que fue la amante número no sé cuántos de Fran...

 

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