Igual que la Junta quiere declarar el flamenco como no sé qué de la Humanidad, debería proclamar a la bambera como su cante oficial. Ya saben, la bambera, el cante del columpio: «La niña que está en la bamba/no tiene pare ni mare». Lo digo por los columpiazos que se pegan. Por ejemplo, la consejera de Agricultura, Clara Aguilera, se ha pegado un buen columpio con el número de cerdos y de jamones que hay en Andalucía. La consejera de Agricultura ha denunciado el fraude que nunca existió en las industrias cárnicas del cerdo porque no sabe el número de cochinos que hay en Andalucía.

Dijo la consejera, con grave perjuicio para Jabugo, Cumbres Mayores, Cortegana, Trevelez y la Sierra Norte, que Andalucía debería tener el doble número de cerdos de los que tiene para justificar tanto jamón y tanta paletilla serrana (me das candela y yo te dije gaché). Que en Andalucía no había más que 500.000 cerdos ibéricos y que, una de dos, o que los transgénicos habían creado el cerdo de ocho patas con tracción delantera, o no es ibérico todo lo que reluce.

De la bambera de la consejera nos enteramos por mi querido Julio Revilla, presidente de Iberaice, la organización de las industrias del ibérico, quien puso a la señora Aguilera en su sitio: en el columpio. Revilla, que sabe de jamones más que nadie, le tuvo que explicar a toda una consejera de Agricultura que, hija, una cosa es el ibérico de bellota y montanera y otra el ibérico de pienso (luego existo). Revilla dijo que en Andalucía hay los guarros ibéricos de bellota que tiene que haber: 500.000. Pero que hay otros 500.000 ibéricos que no son de bellota, sino de recebo, de cebo de campo y de cebo. Y que contando todos los ibéricos, los de bellota y los otros, claro que salen las cuentas de los jamones que hay. No hay, pues, cerdos de ocho patas. Vamos, que Revilla vino a decirle a la consejera:

—¡Y un jamón con chorreras, Aguilera!

Esto del guarrito, la verdad, es extrañísimo, y no es que yo quiera montarme en el mismo columpio que la consejera. De un tiempo a esta parte, el cerdo tiene cosas extrañísimas que nunca tuvo. Verán. El cerdo tenía antes lomo, solomillo, jamón, paletilla, cinta, chuleta y pare usted de contar. De golpe y porrazo los cerdos han empezado a tener unas cosas extrañísimas, que son las que ahora te ofrecen en todos los restaurantes. ¿Usted no ha visto que ya apenas se encuentran en las cartas de los restaurantes chuletas de cerdo o lomo de cerdo? No, ahora sirven son cosas extrañísimas que les han salido a los cerdos de toda la vida: que si la presa ibérica, que si la pluma ibérica, que si la carrillada ibérica, que si el secreto ibérico. El secreto ibérico debe de ser esto de que los cerdos tienen ahora unas cosas que nunca han tenido, mientras han perdido las de toda la vida. ¡Hasta lagarto ibérico, qué asco, ofrecen en algunos sitios! ¿Qué será el lagarto? ¿Quién conoce el secreto ibérico del repugnante lagarto? Con lo buena que estaba la chuleta de cerdo de siempre, nada, no hay forma: todo es ya secreto y presa ibérica. Pues para presa, me quedo con la del pantano del Pintado, qué buenos guarros se crían por allí. Y para secreto, el de la consejera. ¿Cómo se puede ser consejera de Agricultura en Andalucía confundiendo los cerdos como la piragua y la canoa del anuncio del banco de la cuenta naranja?