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En esta Sevilla amedrentada donde no sabes qué te vas a encontrar si abres la puerta a desconocidos, hace unos días subieron a casa unos señores que se identificaron como los del alumbrado de Navidad. Venían a pedir permiso para anudar en una ventana nuestra el alambre que sostendría las luces de la calle. Venia concedida. Y ya están las luces de Navidad del barrio puestas, como por media Sevilla, salvo el «apagón ideológico» que supone dejar sin alumbrado a las zonas de comerciantes protestones o de vecinos votantes del PP.
Ya están las luces puestas, y no sé por qué dicen que son luces de Navidad. El alumbrado de las Pascuas tiene de motivos navideños lo que yo de consejero de la Junta: nada. Ab-so-lu-ta-men-te nada. No digo ya motivos religiosos relacionados con la Natividad del Salvador... Ni del Salvador, ni de la Cuesta del Rosario, ni de La Alicantina. Nada que suene a cristiano. Ni la palabra «Navidad» puesta con lucecitas, deseando felicidad. Nada de los tres Reyes Magos. Nada del Niño. Nada de Belén. Ni de Belén Esteban. Pero es que, al contrario de otros años, tampoco hay nada anglosajón de las puñeteras «Merry Christmas», de Papá Noel, de su trineo, de los renos y de la leche que mamaron los renos.
Todo parece como un homenaje a la Física o al Mapa del Tiempo. El alumbrado de Navidad representa en el mejor de los casos cristales de nieve. Como en una clase de Física de la ESO. Porque un homenaje a los niños del carro de la nieve no creo que sea. Y en la calle Sierpes, ni siquiera cristales de nieve: unos balones plateados que se encienden con las lucecitas que llaman LED, que gastan poquísimo. A lo mejor estos balones encendidos son la Navidad por el rito futbolístico, un homenaje a Jesús Navas y a Emaná.
¿Usted no se acuerda de aquello del Solsticio de Invierno que dijo el Gachó de la Mariscada para no mentar la cristiana Navidad? Pues sepan que el mal llamado alumbrado de Navidad no es tal. Es el alumbrado del Solsticio de Invierno.
Manuel del Valle.- Es raro asistir a un magistral recital de sentido común y de madurez como el que dio el domingo el ex alcalde Manuel del Valle en su entrevista en ABC. Y de valentía civil frente al Régimen actual, como lo estuvo frente al anterior. Los alcaldes de Sevilla se asoleran con el tiempo. Lástima que sean elegidos alcaldes tan jóvenes. Ahora, ahora es cuando necesitábamos de alcalde a Manuel del Valle. A este Manuel del Valle de ahora, con aquel PSOE de entonces, en el espíritu de concordia de la Transición y no en el actual y fomentado odio a muerte entre las dos Sevillas.
Las dos Unescos.- Por lo visto son dos Unescos. Hay una Unesco buena, a la que se hace caso y se llama a los palmeros en nómina para que aplaudan y se den una vueltecita por bulerías, que es la Unesco que hace al flamenco Patrimonio de la Humanidad. Y hay otra Unesco mala, a la que no se le echa ni puñetera cuenta y se dice que son unos chuflas, que es la Unesco que dictamina que levantar la Torre Pelli contra el cielo de Sevilla es un crimen de lesa estética.
La procesión del Espadas.- No de la Espada, sino del Espadas. Hoy es día de San Clemente, aniversario de la reconquista fernandina de la ciudad. En la Catedral se repite el rito de la procesión del Pendón y la Espada. Lo del Pendón puede comentarlo usted mismo con lo que tengo yo en la punta de la lengua. Lo de la Espada es que estaría curiosón que acudiese el candidato Espadas a la procesión de la Espada, manque fuese de público, como lo llevan a todos sitios para placearlo: Espadas en la Espada. ¿Será por Espadas?
