ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


No-madeja-do...ná

Cuentan de un sabio que un día... En Sevilla estaremos mal y dependen muchas cosas de las municipales de mayo, pero ¡anda que en Jerez!: Pedro Pacheco quiere volver a ser alcalde.
—Ojú...
Eso digo yo: ojú. ¿Qué habrán hecho los jerezanos para merecer eso, para tener como amenaza de alcalde al que, solo o en compañía de otros, se cargó la hermosa idea del andalucismo? En la edición andaluza de «El País» le han hecho a Pacheco una entrevista en la que hay una pregunta y una respuesta que son un retrato del personaje. Le han preguntado:
—¿Qué deuda dejó usted en el Ayuntamiento?
Y Pacheco ha respondido:
—No me acuerdo.
Óoooooole. ¡Viva España y Jerez! La respuesta me ha recordado, en materia de poca vergüenza, al Beni de Cádiz, cuando Jesús Quintero le preguntó en la tele de la que saca la tela:
—Beni, ¿tú has estado alguna vez en la cárcel?
Y Benito Rodríguez Rey, con su genialidad, respondió muy serio:
—Sí, pero mú poco, casi ná.
Pacheco podría haber respondido igual:
—¿Qué deuda dejó usted en el Ayuntamiento?
—Mú poco, casi ná.
El «casi ná» benidictino es una buena medida de deuda municipal. Puede ser incluso la unidad de medida de todas las deudas municipales. Podemos aplicarla perfectamente a Sevilla. Cuando Monteseirín se vaya de la Alcaldía, habrá dejado en el Ayuntamiento una deuda de 700 millones de euros (que son 116.410 millones de pesetas): casi ná. Y, lo que es peor, habrá dejado agotada al 90 por ciento la capacidad de endeudamiento. Aunque pensando en la cantidad de chorradas, derroches, mariscadas, tonterías, patochadas e imbecilidades superfluas y absolutamente prescindibles en que ha tirado el dinero que no tenía, que si el trenecito, que si las setas, que si la piel sensible, que si el carril-bici, que si las peatonalizaciones, que si el túnel de Los Arcos, esa deuda es como la cárcel del Beni: «Mú poco, casi ná».
No le arriendo las ganancias al alcalde que venga. El principal problema es que con la cantidad de dinero que pueden derrochar todavía de aquí al 22 de mayo para la demagogia inaugural de la campaña, quien llegue a la Alcaldía, sea Zoido, sea Espada, no va a tener dinero para nada. Sólo en pagar la deuda (y sus intereses) se le irá medio presupuesto. No basta con que Zoido o Espadas hagan suyo el lema de Javier Arenas para la Junta: «La austeridad al poder». Es que por muy auste-ros que sean, no tendrán dinero para nada. No digo ya para seguir haciendo barbaridades y perrerías contra Sevilla como las setas o el trenecito. Es que no habrá dinero ni para pagar a los funcionarios, como le ocurrió a don Álvaro Domecq y Díez cuando Franco lo nombró alcalde de Jerez, que encontró que no había un duro para pagar al personal, por lo que se plantó en El Pardo y le dijo al Caudillo: «Su Excelencia me dirá cómo pago yo las nóminas». Tras lo cual Franco le dio el dinero. Ya, gracias a Dios, no hay dictador en El Pardo. Pero ¿a quién le pedirá el dinero para pagar los sueldos el que llegue a la Alcaldía? Como aquel guasón de Utrera que al letrero de «Se vende» en un local al que nadie le metía el diente le puso de-bajo «¿A que no?», el futuro alcalde tendrá que añadir a las armas chicas, al NO8DO, refiriéndose a Monteseirín: «No-madeja-do... ná en las arcas municipales». Pero absolutamente nada. Sólo trampas.
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