ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Fernandito Zoido

Habían gritado «Za-pa-te-ro, di-mi-sión» con compás silabeado de campo del Sevilla. A Javier Arenas le habían coreado lo que será de Andalucía: «¡Presidente, presidente!». Zoido habló emocionado desde el balcón del PP en la calle San Fernando. En la sede había ese ambiente que se vive en las iglesias cuando se ha visto entrar una cofradía desde dentro del templo. Faltaban los capirotes bajo el brazo. Había terminado la larga estación de penitencia del PP en la oposición. Cerraron el balcón de la calle San Fernando. El último en salir de él fue Fernandito Zoido. Lo tuvo que sacar su madre, a la fuerza. ¡Cómo lloraba Fernandito! No de emoción como su padre: de rabia. Tiene casta política este Fernandito. Porque mientras Beatriz Alcázar lo sacaba del balcón, repetía en su llantina: «¡Es que yo quiero hablar por el micrófono, es que yo quiero hablar por el micrófono!». Juan Ignacio, ya sabes: cuando revalides la mayoría absoluta en las próximas municipales, deja que Fernandito hable por el micrófono, hombre.

La construcción de un sueño.- ¿Se acuerdan de Monteseirín, uno que se cargó Sevilla con la complicidad del Tío de la Mariscada? Bueno, pues Monteseirín decía que Sevilla era «la construcción de un sueño». Ahora sabemos por qué lo decía: porque iba a hacerlo tan malamente que los sevillanos hartos de coles iban a darle la mayoría absoluta a Zoido. Y eso sí que es la construcción de un sueño. ¡De pegarse pellizcos para ver que no estamos soñando!

Dos concejales.-De los tres que tenía, el Tío de la Mariscada ha sacado dos concejales. Eso está muy bien: uno para las cigalas y otro para los langostinos.

¡Al INEM con ellos!.- Cuando se constituya la nueva corporación municipal va a aumentar sensiblemente en Sevilla el número de parados. En este caso, con causa justificada. Espero que Zoido mande a la cola del INEM a todos los encarnetados, paniaguados, enchufados y arrimados al perol que han estado viviendo de la mangoleta municipal. Como la caridad, el buen servicio de Lipasam empieza por uno mismo.

Estalinistas.- La noche electoral, en la sede de IU, según contaba ayer A. Estrella Yáñez, Carlos Vázquez confundió su derrota con la batalla de Stalingrado. Se despidió diciendo: «¡Salud, Camaradas, adelante con el combate!». Vamos, eso no lo decían ni sus correligionarios de las barricadas de julio del 36 que quemaron San Julián, San Román, Santa Marina y si quieren sigo diciendo iglesias. ¡Qué antigüedad tienen en todo lo alto los del progreso, Dios mío de mi alma!

Agradadores.- Yo los vi con estos ojitos, la noche electoral, en la sede del PP en la calle San Fernando y luego en el Casino de la Exposición. Acudieron en tropel. Zoido se va a tener que quitar a guantazos, como mosquitos de Matalascañas, a los agradadores, a los bailadores del agua, a los que hasta el domingo por la mañana estaban haciéndole la pelota al PSOE y a Espadas para embolsarse los grandes negocios y que ahora resulta que son del PP de toda la vida. Los del «creíamos que iban a ganar los nuestros, pero han ganado los nuestros». Y si quieren, doy nombres de estos aprovechateguis, que usted los conoce...

Badolatosa.- Lo mejor que se ha oído sobre esta etapa de esperanza que se abre en el Ayuntamiento se lo dijo a Paquiño Correal el ex alcalde Fernando Parias, el que hizo una transición a la democracia de cine, sin que nadie se lo haya reconocido. Fernando Parias, comentando el peso que Sevilla se ha quitado de encima, dijo: «Lo de mayoría de progreso está muy bien para Badolatosa y pueblos así.» Óoooooooole.

 

 

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