ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El 2 no existe

Pasó el "annus horribilis" del 2011, que lo único bueno que tenía, según el dueño de Mercadona, es que fue mejor de lo que será 2012, que en Cádiz en el Año de la Pepa y en Sevilla no sé yo lo que será, aparte de bisiesto, con la mala suerte que traen los bisiestos.
-- Pues en Sevilla será el Año de la Papa. El año de la papa que se van a coger muchos cuando por fin hayan encontrado trabajo, para celebrarlo.
Y como a mal tiempo, buena cara, lo mejor es que nosotros vayamos a lo nuestro, y sigamos divirtiéndonos con la Sevillana Aritmética, y con el Sistema Métrico Hispalense, que no vea usted la cantidad de manos y cables que nos están echando los lectores en este punto, mandándonos sus ayuditas al correo redcuadro@yahoo.es .
Una de los descubrimientos de estas matemáticas recreativas que nos hemos inventado es que en Sevilla ese número 2, repetido en este 2012, no existe. Vamos a ver: existe el 2 en la numeración de las calles; en el que verdaderamente saca el número 1 en las oposiciones, pero que no se lo dan porque el 1 es para una recomendado; existe en 2 en las líneas de Metro diseñadas y que construirán en ese plazo tan nuestro del ya-te-veré. Pero el sevillano no dice "dos" así como así. Dos nazarenos, por ejemplo, no son dos nazarenos, sino una pareja de nazarenos:
-- ¿Cuántas parejas llevas de diputado en tu tramo, Pepe?
Dos hermanas de la Cruz no son dos hermanas de la Cruz, sino una pareja de ángeles de Sor Angela viniendo de pasar la noche junto a un enfermo en los amaneceres de Sevilla. Dos guardias civiles no son dos guardias civiles, sino una pareja de la Guardia Civil, queridos amigos de la Habecu, la Hermandad de Amigos del Benemérito Cuerpo.
Y así sucesivamente. El 2 como tal no existe en nuestro sistema popular de numeración. Es un par. El par sirve para reforzar nuestras exageradas medidas:
--- Mira que te lo tengo dicho dieciocho mil pares de veces...
El par es la medida del valor en una ciudad tan cobardona como la nuestra, donde nadie se atreve a nada y así nos va:
-- Sí, señor: ¡con dos pares! -
Pares que son ya la sublimación del valor, vamos, de Laureada de San Fernando, si se le añade una media verónica o cominito en la medida: "Dos pares y la bailaera". El par es abundancia, es estar sobrado:
-- A esta niña, cuando sea una mocita, le van a salir los novios a pares.
El par mide las adversidades:
-- La faenita que me ha acaba de hacer Hacienda tiene un par de cojones...
El par es unidad en la acción:
-- O cogemos el mueble los dos a la par, o aquí nos van a dar las mil y quinientas con la dichosa mudanza...
El par es medida áurea en la compra. En la plaza:
-- Tengo también unas papas mú güenas ¿le pongo un kilito?
-- Eche usted mejor un par de ellos.
Y en la venta del Aljarafe o de las marismas donde hay columpios y toboganes para los niños y donde ponen los domingos un arroz muy bueno:
-- Pues a mí, en vez del arroz, lo que me va a poner usted es un par de huevos fritos con chorizo, que he visto que los están tomando ahí esos señores y se me han antojado.
Como que yo no sé cómo con la Sevillana Matemática la ciudad de Dos Hermanas se llama Dos Hermanas. Me pegaba más que fuera Un Par de Hermanas. Con dos pares, claro. Y la bailaera. Que allí debe de ser ese alcalde que dura más que un martillo en manteca.

 

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