| 
					    
					Dije una vez aquí que había una miembra del PSOE que tenía 
					cara de actriz de película porno. ¡Para qué lo dije! La que 
					me liaron las feministas profesionales del progresismo... 
					Ser feminista, por lo visto, es una profesión como otra 
					cualquiera. Hay señoras que viven de su carné de feminista, 
					y están arrimadas a su correspondiente perol en función de 
					la cuota, las listas cremallera y la igualdad de género. Y 
					se erigen en defensoras de oficio de los derechos del 
					mujerío, acusando de machista a todo el que se le ponga por 
					delante. Por lo que llevo observado, tiene que haber 
					feministas de guardia. Me recuerdan a los censores de las 
					revistas de Colsada en el régimen de Franco. Los censores 
					acudían a cada función de las revistas de Colsada en el 
					Teatro San Fernando para comprobar si la vedette y las 
					chicas vicetiples del coro llevaban la falda como marcaban 
					la moral y las buenas costumbres y según había sido aprobado 
					en los figurines al pasar la censura. Y como las faldas 
					fueran más cortas, se les caía el pelo al empresario y al 
					dueño del teatro. 
					La censura no ha desaparecido en España. Antes había una 
					sola censura: la de Franco. Ahora padecemos muchas: la 
					censura contra el tabaco, la censura contra las bolsas del 
					supermercado, la censura contra el coche en la ciudad, la 
					censura de lo políticamente correcto, la censura de los 
					ecologistas, la censura de la igualdad de género, la censura 
					contra la Iglesia, la censura contra la familia... Y la 
					censura de las feministas, que hay siempre una de ellas o 
					media docenita de guardia, como los vigilantes de la playa 
					en lo alto de su sillón-mirador para ver si se ahoga 
					alguien. En este caso, para denunciar si alguien se 
					descantilla con las señoras y transgrede el vigente código 
					de lo políticamente correcto 
					Aunque, claro está, depende de quién se pase de la raya 
					contra la condición femenina. Los machistas son fachas, como 
					usted sabe. Razón por la cual un progre no puede nunca ser 
					machista. Aunque diga las mayores barbaridades del mundo 
					contra las señoras. Pongo dos ejemplos. El comunista Diego 
					Valderas, el vicetodo de la Junta, dijo refiriéndose a una 
					delegada en Cádiz: "¿Sabes que está la de las tetas gordas 
					en Educación?". Y No Passsó Nada. ¿Usted ha oído que Elena 
					Valenciano, que solía estar de feminista de guardia buscando 
					machistas hasta debajo de las piedras, haya dicho algo 
					contra Valderas, haya censurado el machismo lamentable del 
					que todavía sigue con la bombona de butano al hombro a 
					efectos de la ordinariez de "las tetas gordas"? ¿Dónde han 
					estado esas feministas tan celosas de su condición, poniendo 
					a Valderas en su sitio a través de las redes sociales?  
					Y hay un segundo caso que demuestra lo mismo, que cuando es 
					uno de los suyos el machista, las feministas profesionales 
					es que ni se coscan. Emilio de Llera, consejero de Justicia 
					en la misma Junta donde está de vicepresidente el aforador 
					de poatrines de señoras, ha dicho sobre nuestra admirada 
					Mercedes Alaya, la jueza de los ERE: «Es una mujer muy 
					trabajadora. No sé de dónde saca tiempo para estudiar y 
					llevar para adelante no sólo este proceso sino otros más 
					complicados y encima sigue guapa». ¿Habráse visto mayor 
					machismo? ¿Es que por empapelar trincones sociatas tiene que 
					ponerse su señoría hecha un callo? Pues por lo visto esto no 
					lo han escuchado las feministas, que miran para otro lado 
					cuando el pedazo de machista, como Valderas o Llera, es de 
					los suyos. Las feministas profesionales son como los 
					ecologistas profesionales. Está por ver que los ecologistas 
					profesionales se pronuncien contra la Torre Pelli, que es de 
					los suyos. Está por ver que las feministas profesionales 
					denuncien a los machistas Valderas y Llera, que son de los 
					suyos. 
					 
					 
   |