Quizá
recuerden que me hervía el otro día el agua del radiador (e
incluso se me rompía la correa del ventilador) comentando el
absurdo de cómo han puesto las Llegadas del aeropuerto de
San Pablo, que no se puede entrar con coche particular a
recoger a alguien, so pena que la pareja de guardias
municipales que ha apostado allí Zoido te arreen un multazo
que te avíen. Me parece que tengo la clave de esto, de por
qué nos dan a los sevillanos usuarios del aeropuerto este
por saco innecesario. Creo que no es cosa de Zoido. Creo que
es asunto de Francisco de la Torre, el alcalde de Málaga.
Quizá De la Torre ha llamado a AENA y les ha dicho que nos
pongan así el acceso con coche privado a las Llegadas de San
Pablo, a su grito clásico de:
-- ¿No queréis capitalidad de Andalucía? ¡Pues toma, Jeroma,
ahí tienes capitalidad!
Está muy bien que exista el alcalde de Málaga. Hablando del
alcalde de Málaga nos olvidamos del alcalde de Sevilla y de
cómo está Sevilla. Que a mí me parece ciudad más sucia cada
día. Cuando llegó Zoido a la alcaldía hace poco más de un
año, hubo como un zafarrancho de escobas. Sevilla estaba más
limpia que con Monteseirín. Estuvo. Como el chiste del
predicador y el pretérito imperfecto del verbo andar: andó,
andó, hasta que anduvo sucísima otra vez.
Pero yo iba por las Llegadas. Hablaba allí de que nadie ha
pensado que a esas Llegadas puede arribar a Sevilla una
madre que viaja sola, con dos niños, dos maletas y el
cochecito del más chico. Un lector que se ha sentido
completamente identificado con la descripción me dice: "Yo
tuve ese problema con mi hija que viajaba de Sevilla a San
Fernando, pero no en el aeropuerto de San Pablo, sino en la
estación de Santa Justa. Ella nos avisó de que venía sola
con el niño, el carrito del niño, la sillita para el coche y
la maleta. En la estación la empleada de la taquilla no me
quiso permitir el acceso a los andenes. De momento, la
solución que se me ocurrió fue comprar un cercanías para
Cádiz y entrar con ese billete al andén. Por allí, en el
andén, había una chavala que nos explicó que hay un servicio
que, si lo solicitas antes de montarte en el tren, te pueden
ayudar a montarte y luego te esperan en la estación de
destino. Eso fue lo que usó mi hija la siguiente vez. En
esta sociedad que tanto protege a los minusválidos y a los
que llaman "dependientes", nadie se ha dado cuenta hasta
ahora de que de que una madre sola cargada de niños, maletas
y carrito merece las mismas atenciones que un
discapacitado."
Yo iría más lejos que este lector: es a veces más que un
discapacitado, porque el minusválido tiene hasta
aparcamientos especiales reservados, mientras a la madre
sola discapacitada con los niños y su impedimenta no la
podemos recoger en las Llegadas de San Pablo o, como en el
caso de nuestro comunicante, en el andén de Santa Justa.
¡Ay, los maleteros! ¡Cómo echamos en falta a esos maleteros
de toda la vida de las estaciones de San Bernardo y de la
Plaza de Armas, con su gorra, su blusón azul y su
carretilla, que sí que eran socorro de afligidos y auxilio
de madres discapacitadas por la prole y el equipaje...!
Y de que las madres con carrito son discapacitadass se
tendría que dar cuenta el Ayuntamiento, cuando en la ciudad
de los 4.000 bares autoriza todos los veladores autorizables
sin que les dejen paso en las aceras. Una madre con un
carrito de niño por las aceras de la calle Mateos Gago, sin
poder pasar por culpa de los 10.000 veladores sí que es una
discapacitada. Despreciada por un Ayuntamiento
capacitadísimo... para gastarse más de medio millón de euros
en la Copa Davis, y sin perder la cubierta, que tiene más
mérito.
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