Fui
antier a la tintorería del barrio a recoger un chaquetón que
había llevado a limpiar y tuve que esperar a que terminaran
de atender a una señora que en el mostrador entregando sus
prendas estaba. Y en el discreto y dulce oficio de escuchar,
pegué la oreja. Como en el romance de Abenámar, "bien oiréis
lo que decían":
-- La falda no me corre prisa, pero la camisa, ¿me la puede
usted tener para mañana?
-- No me da tiempo, se la puedo tener para el miércoles.
Bueno, el miércoles, si me dejan abrir.
-- ¿Por qué?
-- Es que el miércoles es la huelga.
-- No me acordaba. ¿Y usted cierra con la huelga?
-- ¡Yo que voy a cerrar! Yo vendré, abriré, no encenderé el
luminoso de la muestra para no llamar mucho la atención,
pero estaré aquí. Así que puede usted venir a recoger la
camisa el miércoles a pesar de la huelga. Claro, esto si no
vienen como la otra vez los del piquete que se acercan
siempre por ahí frente por el horno, donde sí trabaja más
gente y no una persona sola como yo. Porque la otra vez,
cuando ya habían conseguido cerrar el horno insultando y
amenazando a los que estaban trabajando, vieron que tenía
abierto y se vinieron para acá y me obligaron a echar el
cierre. Pero con muy malas maneras, mire usted, amenazando.
¿Esto es la libertad? ¿No puedo yo abrir mi tintorería?
Hasta aquí el diálogo escuchado: así, así, así gana el
Madrid de los sindicatos. España estará llena hoy de
negocios como la tintorería de mi barrio, a los que
impondrán el chirrán, chirrán de la dictadura del miedo unos
piquetes que me suenan a piquetes de ejecución de la
libertad. Al alba, cuando salen los autobuses de los barrios
y los trenes de cercanías, que es cuando funcionar suelen
los piquetes de ejecución y éstos a los que llaman
informativos y que siempre le dan el tiro de gracia al
cierre abierto de un pequeño negocio. Huelga van a arreglar
la crisis, los recortes, los despidos, los desahucios... Ay,
qué camelancia demagógica más gorda del Sindicato Único de
los dos que la tienen de cemento...
Huelga política.- Dicen los que viven de la mamela
sindical que la de hoy no es una huelga política. Será por
ahí arriba por Madrid, aunque lo dudo, con el PSOE en pleno
erigido en piquete de huelga. Aquí abajo en Andalucía sí que
es una huelga política, ya lo creo, hombre, por Dios. Van a
la huelga instituciones políticas enteras, como el
Parlamento de Andalucía, que cierra su tintorería, y como el
Consejo de Gobierno de la Junta, mientras que muchos señores
consejeros de Izquierda Unida irán de piquetes de ejecución,
digo, de piquetes informativos. No sé si en coche oficial.
¿De coches oficiales, y de teléfono móvil gratis total, y de
Ipad, y de Tarjeta Visa Oro y de mamandurrias no hay huelga,
hijos míos?
Legislar en
caliente.- Si lo que quieren es cambiar el curso de la
Historia, de los ríos y de la voluntad del Gobierno, alguien
debería tirarse hoy por el balcón: Toxo o Méndez mismo.
Porque cuando una señora se tira por el balcón antes que la
desahucien, ya ve usted, España entera se levanta y a nadie
le extraña que se legisle en caliente contra la injusta ley
hipotecaria que si no pagas te quitan el piso, pierdes lo
que llevas pagado y encima tienes que seguir dando al banco
el resto de la hipoteca. Esta vez nadie ha protestado porque
se legisle en caliente, ni nadie se la ha cogido con el
papel de fumar que usaron cuando el caso de Marta del
Castillo, que pedíamos la reforma urgente de la Ley del
Menor para que los asesinos no se fueran de rositas.
No hago
huelga.- Me encanta que los miércoles me toque artículo
en la edición nacional de ABC. Así no me pasará como la otra
vez, y mis lectores sevillanos podrán comprobar que hoy, a
pesar de los piquetes, esta tintorería de barrio no está de
huelga.
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