Bueno, pues vamos a echar un cuarto a espadas sobre la expropiación de pisos, para que no digan que miramos para otro lado. La demagogia comunista que IU le impone a Griñán para ampararlo en la inculpación de los ERE ha pasado del campo a la ciudad. El camino lo ha hecho Sánchez Gordillo, cuando empezó a ocupar supermercados de Mercadona en vez de fincas del Duque del Infantado. La obsesión de la izquierda fue siempre la expropiación de fincas: "El campo, para el que lo trabaja". Escuredo fue el último visionario del siglo XIX (en copa de balón) cuando en los umbrales mismos de la Europa de la PAC se inventó la trasnochada y extemporánea Reforma Agraria. Ahora ya han desistido de la obsesión agrarista y hasta Gordillo en el campo no ocupa fincas de labor, sino hoteles con encanto y con piscinas donde sus hordas asaltantes se bañen en pelota picada.

La izquierda comunista sigue con su obsesión de la expropiación de fincas, pero ahora de fincas urbanas. No es ninguna leyenda urbana. En vez de fincas agrarias y cortijos a la Duquesa de Alba los comunistas quieren ahora expropiar fincas urbanas a Rafael Beca, a Bekinsa y a todos los asociados de Fadeco. Han pasado de la rústica a la urbana. La cuestión es expropiar y crear inseguridad para que aquí no venga una sola inversión extranjera. ¿Qué espera la consejera de los escraches, la consejera de Fomento (de la Subversión) para ponerse el chándal bolivariano?

-- No, deje usted, porque a lo mejor paga el chándal bolivariano por el mismo procedimiento que la concejal socialista de Los Palacios pagó el traje de flamenca. Por el método de El Masa de Cai: "Vamos a llevarnos bien...todo lo que haya que llevarse".

Pero yo estaba con los soportales de Sevilla. Cuyo censo me instan a completar los amables lectores que me envían mensajes a redcuadro@yahoo.es y ahora también a Twitter, a @Abelinfanzon. Soportales del siglo XX, y espléndidos, tiene el Mercado de Entradores, en los que yo de estudiante vi cómo un Viernes Santo de lluvia se refugiaba el palio de la Virgen de la O. Ahora cercados por verjas, esos soportales han perdido toda función. ¿Dónde se refugian las cofradías de Triana si llueve? Con soportales hicieron el Cortinglés del Duque, llenos de vida, de puestos de higos chumbos por el verano, de loteros, hasta de venta de dulces de conventos por las Pascuas. Como también hay mini-soportales en las antiguas Galerías Preciados de La Magdalena. Pero son soportales para puestos de helados, mayormente. Y hay un soportal antiguo y monumental, con columnas primas hermanas de las de las Gradas de la Catedral: el de la bodega Santa Cruz, conocida como Las Columnas, en la esquina de Mateos Gago con Rodrigo Caro. Y luego, los soportales feos, feísimos, que más vale que no los hubieran hecho, de la nueva arquitectura sevillana, como los de López de Gomara o de la toda horrorosa Calle Imagen. Los de Imagen son unos soportales absolutamente saboríos y malajes, sin la menor vida. No sirven para nada, sólo para ser feos. Ahora, que un lector me advierte que hay unos soportales más feos todavía que los de Imagen: los de la calle Manuel Villalobos, cerca del Hospital Macarena. Bueno, pues por feos que sean todos estos soportales, cuidado, que como los vea Elena Cortés, se pone el chándal bolivariano y los expropia.