Cuenta la leyenda que en tiempos de Al Motamid un moro guasón puso con cisco picón en la Puerta Carmona un letrero que decía: "Esta es la ciudad de la confusión y el mal gobierno". Yo le pediría ahora prestado el cisco picón al moro, y tras el chorreón de oro molido de amistad que recibí en la caseta de Chicuelo 12 pondría en la portada de la Feria: "Esta es la Ciudad de la Amistad". El copeo en la Feria está siempre en el justo momento emocional de la "exaltación de la amistad", dentro de las fases lunares de la papa muy simpática. Y por esa ciudad de la amistad hay siempre poetas populares de guardia. En la Sevilla Real hay farmacias de guardia, médicos de guardia. En la Sevilla Efímera, poetas de guardia, mucho más desconocidos que los de la Semana Santa. La Feria tiene ya hasta capillitas y poetas populares. En esa áurea caseta que digo, un poeta de guardia que llegó del brazo de Curro Romero quiso leer unos versos que había escrito. No accedió a ello la presidencia. Me dio entonces el papel cuadriculado donde los llevaba manuscritos. ¡Qué hermosura de versos populares! Los titulaba el poeta de guardia "Pregonando en la Feria". Le dije: "No te preocupes, que tus versos los vas a leer desde el ABC". Miren cómo los lee ahora mismito:
- "Vendo globos de colores,
- vendo pitos y mantones,
- turrón, nardos y alfajores,
- vendo vino de Jerez,
- aceitunas manzanilla,
- el cante de una coplilla,
- cuatro versos y un cuplé,
- un clavel de señorito,
- la foto de Joselito
- o la jaca de un marqués,
- un par de botos de Coria,
- un sombrero cordobés,
- un caballo de cartón,
- las mulas de Cayetana,
- un borrico garañón,
- la caseta del Aero,
- la corbata de un Domecq,
- los ojos de una gitana,
- el rosario de la aurora
- o un beso de Doña Inés,
- la matita de romero
- con aromas de torero
- que siempre tiene un por qué.
- Te vendo el sol de Sevilla
- envuelto en el ABC,
- La Puebla jugando al toro
- en medio del redondel,
- bombillitas de colores,
- el sueño de tus amores,
- calesitas y algodones,
- ¿qué más se puede vender?
- Se me olvidaba una cosa
- que te quisiera ofrecer:
- este cielo azul añil
- que a Sevilla hace chiquilla
- todos los meses de abril."
Me estaba leyendo los versos en la barra de la trastienda de los cabales. Y luego me recitó el poema que la acababa de hacer a Morante. Una octava real del Real, con riá pitá de Realito y la media verónica de un noveno verso. Tan hermosa era, por popular, que tomé el dorso del papel de su "Pregonando" y le dije: "Díctamela, que la voy a escribir". Me la fue dictando verso a verso. Dice así:
- "La Puebla dice a Sevilla:
- por la ausencia de Romero
- no me llores tú, chiquilla,
- yo tengo pá ti un torero,
- siempre la pata p’alante
- y el corazón encogío...
- Que está soñando dormío
- el capote que han mecío
- las muñecas de Morante."
Óoooole. El poeta popular de guardia se llama Carlos Urquijo. Sí, el de los seis toros (o seis versos) de Urquijo, con los que Sevilla escribió un poema de arte mayor llamado Curro Romero.
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