ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Los 5 euros

Como a media España y quizá a parte de la otra media, me ha divertido mucho lo que ha dicho el ministro de Economía: que en su vida ha visto un billete de 500 euros. Quien sí los ha visto es Rubalcaba y a saber en qué bolsillos de la mangoleta, por eso los quiere prohibir. Hay que cambiar los conceptos: antes, liberales eran los que querían acabar con los pobres y socialistas, los que querían acabar con los ricos. Ahora liberales son los que no ha visto un billete de 500 euros y socialistas, los que los quieren meter en el Indice de Billetes Prohibidos, anda que no le gusta nada a los progres una Inquisición por lo civil... Que Guindos, cayéndose de su apellido, haga esa confesión en materia dineraria me aterra. ¿En qué manos estamos, Dios mío de mi alma? Si el ministro de Economía no ha visto en su vida un billete de 500 euros, ¿habrá visto el ministro de Defensa un portaaviones? O mejor que no lo haya visto, porque creo yo que una vez que le echó una miraíta al "Príncipe de Asturias", cogió y lo mandó al desguace, porque no tenemos posición para mantenerlo, como tampoco para que las Fuerzas Armadas desfilen en su Día. Esto no es suprimir el chocolate del loro: esto es quitar el chusco del machacante, que es más triste todavía.

Podría seguir dudando del "discreto y dulce oficio de mirar", que decía Góngora, de los ministros: la ministra de Empleo, ¿habrá visto un puesto de trabajo en su vida, o sólo parados? La ministra de Sanidad, ¿habrá visto un frasco de betadine? El ministro de Agricultura, aparte de yogures caducados, ¿habrá visto una cosechadora en su vida?

Por eso creo yo que don Mario Draghi, que está en todo y que le tiene mucho afecto y mucho cariño a España (miren cómo se me ha quedado el dedo de fezer higas), ha decidido sacar el nuevo billete de 5 euros. Los canónigos que mandaron edificar la Catedral de Sevilla dijeron: "Fagamos una obra tal que los siglos venideros nos tomen por locos". Y don Mario Draghi ha dicho ahora: "Fagamos un billete de euro tal y con tan poquísimo valor facial que no tenga más remedio que verlo el ministro de Economía de España, país tan tieso que el responsable de sus finanzas no sabe lo que es un Ben Laden".

Si de verdad quisiéramos que España se apretara el cinturón, Guindos tenía que haberle dicho a Draghi que en los nuevos billetes de 5 euros pusieran también su valor en pesetas, para que la gente se dé cuenta de lo vale un peine, digo un billete de 5 pelotes. Si cada vez que sacamos del bolsillo un billete de 5 euros recordáramos que vamos a gastarnos 832 pesetas, ahorraríamos más. Nos creemos que 5 euros, al cambio, son 500 pesetas. Y no: son 832. Y lo peor es que, aun estando España tiesa, 5 euros aquí es suelto, con lo que se paga en el bar. Como lo que contaba Antonio Lopera, de un cliente que llegó al Ritz derramando tiesuras y le entregó al recepcionista un billete de 500 pesetas:

-- ¿Me lo puede cambiar, que no tengo suelto para la propina del maletero?

-- Tenga en cuenta el señor que en esta casa, 500 pesetas es suelto.

Pues ya 5 euros son el suelto con el que se paga una cañita con tapa o dos cafés en el bar. Dicen que por eso están todos los circulantes billetes de 5 euros tan cochambrosos, asquerosos, manoseados y llenos de gusarapis, porque es la moneda habitual en las barras del cafelito y el tapeo. Más que manipuladores de alimentos, los camareros de manos mojadas son los toqueteadores de billetes más antihigiénicos de Europa, uf, qué asco, ¿y Sanidad no dice nada de esto? Ahora, que lo que no me explico es por qué Draghi, como elemento contra las falsificaciones, ha puesto en el billete nuevo ese retrato de Europa que parece el famoso Ecce Homo de Borja que restauró Cecilia y que le salió con toda la cara de Paquirrín.

 

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