Se han cumplido 50 años de su alternativa en Córdoba, que no se la dio un cualquiera, sino Antonio Bienvenida en persona. ¿Y cómo se le queda a usted el cuerpo si yo le digo ahora que Manuel Benítez El Cordobés no sólo llenó las plazas y puso a los toreros en dinero, sino que enriqueció la lengua? A los toreros importantes suelen ponerles azulejos de recuerdo en las plazas de sus grandes triunfos. Costumbre no siempre justa, equitativa y saludable. Estaba yo en el descubrimiento de un azulejo en honor de cierta figurita, y un partidario de Curro Romero que estaba a mi vera, fue y me dijo por la boca la verdad:

-- Pues si a éste le han puesto un azulejo, el día que se acuerden de Curro van a tener que alicatar la plaza entera.

No sé si Manuel Benítez tiene azulejos conmemorativos por muchas plazas. Pero yo sé dónde pondría un azulejo recordándolo: en la fachada de la sede de la Real Academia Española. El Cordobés no solamente salió por muchas puertas grandes y hasta le cortó el rabo a un toro de Carlos Núñez en la plaza de Sevilla en 1964, cosa que muchos recordar no quieren. El Cordobés hizo además que una palabra de su creación, como un salto de la rana de la lengua, no saliera, sino que entrara por la puerta grande del Diccionario académico, el que va herrado como DRAE y lleva en ambas no sé cuántos cientos de hojas, no de higuera, sino de papel. De ahí que yo proponga que junto a la entrada principal del casón de la Española coloquen un azulejo que diga: "Por esta Puerta del Príncipe (de los Ingenios Españoles), don Manuel Benítez Pérez, conocido como El Cordobés, entró la palabra "kilo" en hombros hasta el Diccionario de la Lengua Española, como sinónima de un millón de pesetas".

No "antiguas pesetas", como se dice en tertulianés, sino pesetas a secas. Las pesetas no son antiguas ni modernas, son pesetas, joé. No son como aquellos duros antiguos que tanto en Cádiz dieron que hablar estas pesetas desaparecidas en combate, que ofrecimos en el ara del euro como tantos sacrificios que hicimos ante esa nueva diosa pagana ante la que hay que hacer doble genuflexión, ¡oh, la Unión Europea! Las pesetas son pesetas, y listo. Y eran las que subió de modo considerable Manuel Benítez en el estipendio de las figuras del toreo. El Cordobés no sólo revolucionó la Fiesta, llevó a las plaza un público que nunca las pisó y fue el primer "torero mediático", sino que dignificó la cuantía del caché que cobraban todos sus compañeros. Fue el primero que cobró un millón de pesetas por matar una corrida de toros. Quien, al lado de El Pipo, que fue su director de escena en el espectáculo continuo de sus genialidades, dijo a los empresarios, tras consultar con su famosa almohada, que no toreaba si no cobraba "un kilo". Y se lo pagaron. El Cordobés, amasando en su cortijo los billetes que traen los toros en los lomos, los había pesado: los billetes, no los toros, que ya te contará lo que pesaban... Y había comprobado que mil billetes de 1.000 pesetas, o sea, un millón, pesaban justamente un kilo. Tanta fortuna hizo la expresión, que ahora la vemos, como un azulejo conmemorativo, en las páginas del DRAE. Es la segunda acepción de "kilo": "2. (Porque, en billetes antiguos de 1000 pesetas, pesaba casi un kilogramo). m. coloq. Un millón de pesetas."

Ahora ya le hemos perdido el respeto a los millones. Tanto, que José Tomás, que es ahora como El Cordobés fue, pero sin flequillo ni libro de Lapierre y Collins, no ha inventado aún una palabra que designe coloquialmente un millón de euros. ¿Cuánto pesa un millón de euros en billetes de 50? Debe de pesar poquísimo, porque hay que ver cómo los tiran los políticos si son de dinero público... En vez de lo gracioso de "kilo" ahora el millón es "1 M €". Una malajá, que como comprenderán ustedes no hay forma de entrar a hombros en el Diccionario.