ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Medallas sin mitin

Iba yo ayer de mañana camino del Nuevo Auditorio de Fibes, donde para promocionar ese mochuelo en forma de edificio por pagar trasladó el Ayuntamiento la entrega de las Medallas de Sevilla, e iba pensando:

-- Verás tú el mitin que nos pega Zoido con el cuento de las medallitas, y lo bien que va a decir que lo están haciendo...

Como en tantas otras cosas y como la paloma de Alberti, me equivoqué. En lo que no me equivoqué fue en el propio Palacio de Congresos de Fibes, que era, como tantos sevillanos convidados al acto, la vez primera que lo pisaba. ¿Puede hacerse una barbaridad mayor que el Palacio de Congresos? Sí, dos Palacios de Congresos. ¡Qué horror! ¿Cuánto ha costado eso? ¿Quién decidió construirlo? ¿Qué falta hacía? ¿Está todavía en libertad quien lo encargó? A lo mejor está, como tantos otros culpables de los derroches que nos llevaron a la crisis, en libertad. Pero en libertad con cargo: con cargo, despacho, secretaria, coche oficial, teléfono móvil, tableta, portátil gratis y PER del yintoni subvencionado. Me dicen que el Palacio de Congresos está por pagar, que por eso Zoido lo tiene que promocionar como sea. Que la Diputación se ha retirado de Fibes, que la trampa es sólo municipal. ¿Cuántos cientos de congresos tendrán que venir a Sevilla para amortizar ese absurdo? El Palacio de Congresos es... ¿cómo les diría yo? Como el Estadio Olímpico, pero sin Rojas Marcos y con más pretensiones.

Y lo más incómodo del mundo. Como un lejío. Haga usted un auditorio de setenta mil millones de asientos para que los coches entren en el aparcamiento en fila india, como si fuera al estacionamiento de La Gavidia. Y coja al menos tres ascensores y cambie dos veces de escalera para llegar de vuelta a su coche. Terminado el acto, en el camino me encontré, tan desorientado como servidor, al deán de la Catedral. No sé si a estas horas habrá llegado a su coche para los fernandinos actos catedralicios de hoy, o si todavía lo está buscando.

Pero íbamos por lo del mitin. Cuando la Junta entrega sus medallas, el Griñán de turno pega un mitin espantoso con cuestiones de actualidad política, diciendo que los del PP son unos mamones y que ellos lo están haciendo de cine. Cuando la Diputación entrega sus medallas, el abuelo de Heidi que esté de presidente da el mitin de reglamento, defendiendo al PSOE y atacando, ¿a que no adivinan ustedes a quién? Pues a quien tiene la culpa de todo lo que pasa en Andalucía, en España y en la Humanidad: al PP. Pero en cambio cuando, como ayer, el Ayuntamiento entrega sus medallas, va Zoido y no pega un mitin, sino que hace un hermoso discurso sobre la sevillanidad, la sevillanía y el hispalismo, que todo es lo mismo, sin mezcla de mal alguno de propagando de lo suyo y sin leña a la herencia recibida. Una maravilla. Cómo no sería la cosa, que aplaudió al alcalde hasta el Tío de la Mariscada, que estaba allí en el escenario, por cierto sin corbata, para que se vea que a pesar de los langostinos es completamente progre.

Así que aquí donde tantos palos le pego por no haberse enterado que le dimos mayoría absoluta y que tiene 20 concejales, 20 para ponerlos encima de la mesa, felicito al alcalde por no convertir en un mitin, como tantos otros, la entrega de las Medallas de Sevilla. Y aunque sea el dueño de la razonada competencia, felicito también a José Manuel Lara por su emocionante discurso. Y no felicito absolutamente para nada al director de la Banda Municipal, que quiso convertir aquello en unos Oscar sin alfombra roja y que tocó una pieza muy sevillana... por los cojones: "Libertadores". Es que pienso en la Macarena por esa calle Parras a los sones de "Libertadores" y mire usted cómo se me ponen los vellos: como alcayatas gitanas...

 

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